Por Yuliana Rojas Vílchez
Alumna del Cuarto Año en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM)
A dos meses de iniciarse la Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático – COP 21, en París, en la cual se definirá las reglas para elaborar un acuerdo legalmente vinculante que sea aplicable a nivel internacional para frenar los embates de la contaminación ambiental llegamos a cuenta que este tipo de acciones de gran envergadura, con metas muy ambiciosas, pone en evidencia lo alarmante de la situación causada por la amenaza del Cambio Climático y la ineficiente gestión de los recursos naturales.
Ello nos debe hacer reflexionar acerca de cuál es la posición de nuestro país, cómo se ve y verá afectado a corto y mediano plazo por esta realidad.
El deterioro del medio ambiente en estas últimas décadas a causa del explosivo desarrollo de la industria, el crecimiento de la población, el consumismo y el ineficiente uso de los recursos naturales, se ha presentado a nivel mundial. El Perú no es ajeno a esta situación. Según La Segunda Comunicación Nacional del Perú a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático: “El Perú es uno de los 10 países megadiversos del mundo, tiene el segundo bosque amazónico más extenso, la cadena montañosa tropical de mayor superficie, 84 de las 104 zonas de vida identificadas en el planeta, y 27 de los 32 climas del mundo”. Con mayor énfasis, por los motivos ya mencionados, nuestro país que depende en gran parte de las exportaciones de productos tradicionales, debe tener como prioridad tomar medidas concretas para la preservación del medio ambiente y así garantizar el bienestar de las futuras generaciones de peruanos.
Nuestro país tiene conciencia de que uno de los mayores retos que se tiene en un futuro, no tan lejano, son aquellos en materia ambiental. Por ello se ha propuesto lograr objetivos dentro de esta área para incrementar y proteger el desarrollo de nuestro país y así direccionar su rumbo, las estrategias y medidas que se llevarán a cabo para alcanzarlos.
Al respecto El Plan Bicentenario menciona lo siguiente: “En el Perú, país de desarrollo intermedio, los recursos naturales tienen un papel estratégico; son fundamentales para el sostenimiento de la economía del país porque contribuyen a la satisfacción de las necesidades de la población y al desarrollo de actividades productivas generadoras de bienes y servicios dirigidos tanto al mercado interno como externo”.
Nuestro país espera lograr el aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales para bienestar de su población teniendo en cuenta la preservación de la biodiversidad y la cultura milenaria. Para mantener un adecuado estándar de calidad del ambiente para el normal desarrollo de las personas, se requiere el trabajo conjunto e interdisciplinario de las instituciones centrales y locales para orientar y sensibilizar a la población en lo importante de la conservación del medio ambiente pero esto no termina con solo la sensibilización de la población, sino debe pasar por una gestión óptima de nuestros recursos naturales.
La coyuntura actual sobre el medio ambiente es preocupante, a pesar de los esfuerzos de las instituciones gubernamentales. Como joven ciudadana no percibo la realización de medidas contundentes que lleven a un cambio evidente para la población.
Algunos ven la problemática del medio ambiente como algo aislado pero en la realidad es un problema con un trasfondo social y económico que ya está afectando la vida de muchas personas. Por consiguiente, la explotación sostenible de los recursos naturales, así como la gestión de la calidad ambiental son desafíos, aún vigentes, que están siendo afrontamos por el país.
En una ciudad tan poblada como Lima, con 9 838 251 de personas estimadas según cifras del INEI, es palpable la crisis medio-ambiental. Por ejemplo, al dirigirnos a nuestros trabajos o centros de estudios palpamos la contaminación del aire a causa de las emisiones vehiculares del caótico parque automotor. Pero el Perú no es solo Lima; otras ciudades que sufren las consecuencias de la baja calidad del aire son Arequipa, Cerro de Pasco, Chiclayo, entre otras.
Otro ámbito a tratarse con respecto a la gestión medioambiental es la calidad del agua. La contaminación de los ríos y el mar es visible. En las márgenes de los ríos, como el Rímac, con solo recorrer su trayectoria un par de kilómetros, se observa como desde las casas se extienden tubos de desagüe que dan a parar directamente al río; es claro que esas aguas residuales no han sido tratadas previamente.
Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), un total de 21 ríos están contaminados por residuos sólidos, aguas residuales, los relaves de las minas, así como por pasivos industriales, mineros y poblacionales.
Ahora bien, otro aspecto, que es preocupante, con relación a la gestión del agua es que la mayor proporción de la población se ubica en ciudades cuya provisión de agua dulce dependen de estos ríos contaminados.
En nuestro país solo se trata el 22% de los desagües urbanos[1], esta es, pues, otra señal de que aún hay mucho por hacer para atenuar los efectos de la población en el ambiente.
La teoría económica posee ciertos instrumentos para combatir la contaminación y encontrar la manera más eficiente de utilizar los recursos naturales ya que existen fallas de mercado que deben ser reguladas por el Estado. Se debe tener en cuenta, como menciona Roxana Barrantes, “que generalmente se explotan recursos naturales para producir divisas con las cuales se compran alimentos o bienes intermedios para el consumo final, no necesariamente para invertir y ampliar la capacidad productiva del país”. Ese parece ser el caso de nuestro país, así como de muchos países en vías de desarrollo.
Entre estos instrumentos encontramos la internalización de los costos ambientales por parte de las empresas. Pero ¿qué son los costos ambientales? Savage y Jasch (2004)[2], proponen una definición, son aquellos costes claramente relacionados con el control o eliminación de la contaminación, tales como los costes para prevenir la generación de emisiones contaminantes o los costes de tratamiento de residuos generados. Al estimar estos costos las empresas y gobiernos podrán tomar acciones para disminuirlos. Sin embargo, al introducir estos costos dentro de su estructura de producción existe el riesgo de que su internalización disminuya los salarios de los trabajadores o eleve los precios de los productos; pero, de otro lado, también incentivará a las empresas a replantear sus estrategias y llegar a una mayor eficiencia en el uso de los recursos naturales; al ser usados con mayor eficiencia tendería a disminuir los costos.
En el Perú la internalización de costos está normada por la Ley Nº 28611 – Ley General del Ambiente, que menciona en el Artículo VIII: “Toda persona natural o jurídica, pública o privada, debe asumir el costo de los riesgos o daños que genere sobre el ambiente. El costo de las acciones de prevención, vigilancia, restauración, rehabilitación, reparación y la eventual compensación, relacionadas con la protección del ambiente y de sus componentes de los impactos negativos de las actividades humanas debe ser asumido por los causantes de dichos impactos”.
Se ha mencionado brevemente la internalización de los costos pero existe una gama de instrumentos económicos en materia ambiental. Por ello, el papel de los economistas para elaborar y aplicar el análisis económico orientado a enfrentar la contaminación del medio ambiente es crucial en la actualidad y así garantizar el futuro desarrollo de nuestro país. Sin embargo, todos los esfuerzos mencionados no podrían llevarse a cabo sin un fortalecimiento de las instituciones públicas encargadas de promover y velar por la conservación de los recursos naturales. Otro desafío pendiente sigue siendo, la sensibilización de la población para que desde ella nazca la valorización por nuestros recursos y por el cuidado del medio ambiente. Como dijera nuestro vate César Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo por hacer”
[1] Autoridad Nacional del Agua, Dirección de Conservación y Planeamiento de los Recursos Hídricos. (2011). Diagnóstico y plan de gestión de los recursos hídricos en la cuenca de Madre de Dios – Fase I. Puerto Maldonado, Perú.
[2] Savage, D. E. y Jasch, C. (2004). International guidelines on Environmental Management Accounting (EMA). New York: International Federation of Accountants.
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