En el mundo financiero, todas las miradas están puestas en la Reserva Federal y sus próximas decisiones sobre las tasas de interés. La mayoría de los economistas presentes en el retiro de Jackson Hole coincidieron en que una recesión parece poco probable en el corto plazo. En ese sentido, si lo que estamos experimentando es un aterrizaje suave de la economía, ¿es realmente necesario un recorte de un punto porcentual en las tasas de interés?
Al mismo tiempo, algunos argumentan que, así como la Reserva Federal tardó en comenzar a subir las tasas hace dos años, ahora está demorando demasiado en recortarlas. Sin embargo, ¿es esta comparación justa? La economía y la tasa de inflación no se están debilitando tan rápidamente como para justificar una acción precipitada.
La cautela de la Fed en tiempos de incertidumbre
Por segunda vez desde la crisis financiera de 2007-2008, la Reserva Federal se prepara para recortar tasas sin enfrentarse a una emergencia evidente como una crisis inmobiliaria o una pandemia. Al igual que en 2019, es probable que las tasas no bajen tanto como subieron. Esto plantea la pregunta: ¿hasta qué punto la Fed está dispuesta a flexibilizar su política monetaria en este nuevo contexto?
Los inversores están atentos a la reunión del banco central estadounidense del 17 y 18 de septiembre, anticipando el inicio de recortes en las tasas de interés. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha señalado que este movimiento representará un cambio “consecuente” en la política, pasando de la batalla contra la inflación de la era pandémica a una fase de flexibilización monetaria. No obstante, el camino no está exento de desafíos. Los cambios en los patrones de oferta e inversión durante el COVID-19, las nuevas tensiones geopolíticas e incluso el riesgo de guerras arancelarias, especialmente si hubiera un segundo gobierno de Trump, podrían complicar la salida de la Fed de las altas tasas de interés. Entonces, ¿qué podemos esperar realmente de este proceso?
Recordemos que, después de minimizar el impacto inflacionario desencadenado por la pandemia calificándolo de “transitorio”, la Fed lanzó en marzo de 2022 un aumento históricamente rápido de las tasas de interés. Este movimiento fue una respuesta a la aceptación de que las presiones sobre los precios iban a persistir y a la preocupación por perder la confianza del público. En 12 reuniones de política monetaria, la tasa de referencia se elevó en 5,25 puntos porcentuales, con un promedio de casi medio punto porcentual por reunión. Esto incluyó cuatro aumentos consecutivos de tres cuartos de punto porcentual, con el objetivo de demostrar determinación en el control de la inflación y recuperar el terreno perdido tras un inicio tardío en el ciclo de ajuste.
Dado lo anterior, acabamos de atravesar uno de los peores episodios de inflación que ha afectado a la economía estadounidense desde las administraciones de Carter y Reagan. Esto llevó al comité de fijación de tasas del banco central a elevar el tipo de interés de los fondos federales a corto plazo a su nivel más alto en 23 años. Aunque la inflación alcanzó su punto máximo hace más de un año y ha comenzado a disminuir, sigue siendo una preocupación, lo que hace que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) sea cauteloso a la hora de relajar la política monetaria demasiado pronto.
Decisiones futuras: entre el mandato dual y las expectativas del mercado
Sin embargo, es importante recordar que la Fed tiene un mandato dual: además de mantener la estabilidad de precios, debe apoyar el máximo empleo. Y, lamentablemente, los efectos retardados de la política monetaria restrictiva están empezando a notarse en el mercado laboral. Jerome Powell siempre ha afirmado que el FOMC dependerá de los datos, y ha reconocido los riesgos para el lado laboral del mandato en la reunión de julio. De hecho, en Jackson Hole, en agosto, reforzó su compromiso con la moderación.
Nicholas Colas y Jessica Rabe, cofundadores de DataTrek Research, ofrecen una perspectiva interesante: “La historia que se remonta a 1990 respalda la idea de que un recorte inicial de la tasa de la Reserva Federal de 50 puntos básicos indica una recesión inminente (2001 y 2007). Los recortes iniciales de 25 puntos básicos (1995, 1998, 2019) no conllevan ese lastre. Powell y el FOMC conocen esta historia”. Ante este panorama, esperan un recorte de un cuarto de punto, o 25 puntos básicos, en la próxima reunión de la Fed. No obstante, reconocen que un recorte de 50 puntos básicos sigue estando sobre la mesa.
Al 16 de septiembre, los operadores de tasas de interés asignaron una probabilidad del 65% a un recorte de 50 puntos básicos, según la herramienta FedWatch de CME Group, frente al 50% de la sesión anterior. Mientras tanto, la probabilidad de un recorte de un cuarto de punto cayó al 35%. Esto refleja la incertidumbre y las expectativas del mercado respecto a las próximas decisiones de la Fed.
Ahora bien, ¿qué impacto tienen los datos económicos recientes en estas expectativas? El informe del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto estuvo en línea con las expectativas, lo que da a la Fed luz verde para recortar 25 puntos básicos. Es posible que algunos se sientan decepcionados por la ausencia de una lectura de inflación menor a la esperada, lo que podría haber permitido un recorte mayor. Sin embargo, la mayoría de los portavoces de la Fed ya han expresado su deseo de empezar lentamente y no iniciar con un recorte abrupto.
Mirando hacia el futuro, los riesgos están claramente inclinados hacia una desaceleración del crecimiento y un deterioro del mercado laboral. Por ello, todavía se descuentan cuatro recortes de 25 puntos básicos con solo tres reuniones restantes en el año, lo que implica que al menos una de las reuniones podría ver un recorte de 50 puntos básicos. Si la economía continúa desacelerándose, pero sin caer en una recesión abrupta, la Fed podrá recortar a un ritmo medido, de 25 puntos básicos por reunión.
El informe del IPC de agosto consolidó las expectativas del mercado de que el FOMC flexibilizará la política monetaria en 25 puntos básicos en su próxima reunión. La probabilidad implícita de un recorte de 25 puntos básicos aumentó del 66% al 83% poco después de la publicación del IPC. Sin embargo, algunos analistas aún ven una gran posibilidad de recortes de 50 puntos básicos tanto en noviembre como en diciembre.
Navegando entre la prudencia y la necesidad
En este complejo escenario, la Reserva Federal debe equilibrar cuidadosamente su mandato dual. ¿Cómo lograr la estabilidad de precios sin sacrificar el empleo? La respuesta no es sencilla. La dependencia de datos precisos y actualizados es esencial para tomar decisiones informadas. Además, factores externos como las tensiones geopolíticas y posibles cambios en las políticas comerciales añaden capas adicionales de incertidumbre.
Nos encontramos en un momento crucial para la política monetaria de Estados Unidos. Las próximas decisiones de la Reserva Federal no solo impactarán en la economía nacional, sino que también tendrán repercusiones globales. La cautela y el análisis profundo serán clave para navegar estos tiempos inciertos. ¿Será capaz la Fed de guiar a la economía hacia un aterrizaje suave, o nos esperan turbulencias en el horizonte? Solo el tiempo, y los datos, lo dirán.
S&P 500 en la Encrucijada: Esperando la Próxima Onda
Hoy, el S&P 500 cerró en 5,633.09, situándose en el mismo rango del gap creado por el cierre del 30 de agosto, que va desde 5,623.89 hasta 5,648.40. Dado que la caída desde el 30 de agosto hasta el 6 de septiembre no muestra un impulso claro, es prudente esperar a que la situación se aclare para determinar la posición actual del S&P 500.
Si el índice supera el máximo de cierre del 30 de agosto en 5,648.40, esto señalaría una continuación de la corrección alcista. Por otro lado, un descenso por debajo del límite inferior del gap, en 5,623.89, sería una primera indicación de que la tendencia principal vuelve a ser bajista. Además, una ruptura del mínimo del 6 de septiembre en 5,402.62 sería una evidencia definitiva de que el rally ha concluido por completo.
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