Algo que siempre repito a mis alumnos es que “todo comunica”,
y que la imagen de una marca o una persona se fundamenta sobre una serie de
acciones o inputs –sean estos intencionales o no–, que emiten en su
quehacer diario.
Nuestra tarea como profesionales de la comunicación es
gestionar esos inputs, darles forma y
distribuirlos utilizando los canales adecuados, teniendo en cuenta que la
imagen no es más que la síntesis de la identidad; es decir, del “ser”, aquello
inmutable e irrenunciable, como puede ser su historia, las acciones para
alcanzar sus objetivos y su cultura. Algo de esto vimos en nuestro post
de hace dos semanas, cuando intentamos descifrar el errático comportamiento
de Alejandro Toledo.
Si partimos, entonces, de que todo es comunicación, vale la
pena revisar tres de las últimas apariciones públicas del presidente Humala y
cómo estas pueden impactar, para bien o para mal, en su gestión.
Perro, pericote y
gato en las mesas de Palacio
Foto: presidencia de la República
Mire usted la foto líneas arriba: a simple vista remite a la
unidad nacional y nos hace pensar que vivimos en una suerte de “Suiza política”,
donde un presidente/estadista es capaz de hacer coincidir a líderes de todas
las voces en torno a un objetivo común.
Algunas atingencias con mala entraña de un puntilloso
observador: por ciertos prontuarios, la foto más bien parecía una “promo” de
The Sopranos; lamentablemente solo hay una mujer y, por supuesto, llaman la
atención la ausencia en la
reunión de la lideresa de la segunda fuerza política del país y de un ex
presidente que se excusó de posar, diciendo que “tenía
que dictar clases”. Cosas que no se ven a simple vista pero que, una vez
contextualizadas e interpretadas, despiertan más de una interrogante.
El hecho de convocar a las distintas fuerzas políticas para
tratar un tema de interés nacional como el próximo fallo de La Haya en medio de
un caldeado escenario –con acusaciones de ida y vuelta, comisiones
investigadoras citando a ex presidentes, casas en Casuarinas y narcos
indultados–, era la gran oportunidad de limar asperezas y dejar claro un
mensaje: el Perú está por encima de egos y rencillas personales.
Pues bien, más allá de la foto, este escenario de real
unidad nunca se dio. Temas profundos y de interés patriótico, como cuestionarse
públicamente acerca del tamaño de la barriga de Alan García, o lanzar la duda
sobre el largo de los sacos del presidente Humala, ganaron el debate y
dejaron a la fotito sin contenido alguno.
Gran mensaje el que nos hubieran dejado. Sin embargo, otra
vez nuestra clase política abrió más la brecha entre sus palabras y sus
acciones.
Recuperando la
confianza
Foto: presidencia de la República
Solo días después, ocurrió otro milagro.
El señor Alfonso García Miró, titular de la CONFIEP, el
mismo que semanas atrás gritaba
a los cuatro vientos la inminencia de la llegada del chavismo al Perú, arribaba
a Palacio de Gobierno junto con los principales líderes de los gremios
empresariales. Misma mesa, protagonistas con intereses distintos y foto de rigor; todos reunidos para escuchar
las siete medidas que el gobierno lanzó para incentivar la inversión privada.
Interesante ver cómo cambian la actitud y receptividad del
público (el empresariado) cuando se modifica un poquito el mensaje a través de
acciones concretas –en este caso, la no compra de los activos de Repsol–. Solo tres
semanas antes hubiera sido imposible imaginar esta escena.
¿Fue esta reunión suficiente para retomar la confianza?
Difícil decirlo en un contexto en el que los rumores (desmentidos,
pero rumores al fin) sobre el cierre definitivo de Conga y la salida del país
de Petrobras, entre otros, deben tener a los amigos de la CONFIEP y asociados
con los nervios de punta.
Moraleja: en contexto que no se condice con la comunicación
campean el descrédito y la desconfianza.
La batalla
final, el indulto
Jugada maestra para comunicar un tema dilatado y largamente
espinoso, como era el del indulto a Alberto Fujimori. Viernes, día de partido
de clasificatoria al mundial de fútbol. Timing
perfecto y, hay que reconocerlo, algo de suerte (habría que preguntarse qué
santo le hizo el milagro al gobierno para que le ganáramos a Ecuador después de
36 años).
Lo cierto es que hoy lunes, mientras escribo este post, las críticas y protestas por el no
indulto a Fujimori han amainado notablemente y, si no ocurre nada extraño,
Humala ha salvado lo que sería hasta hoy, una de las piedras más grandes de su
gestión (ahora que responda por los reglajes).
Sin embargo, a diferencia de los dos casos anteriores, aquí
vale destacar la actitud frontal del presidente. Interesante que no se escudara
solamente en un comunicado a la opinión pública, cosa que hubiera cubierto la
necesidad de comunicación, sino que se enfrentó abiertamente a la prensa, cosa
rara en él, para explicar los motivos de su decisión.
Cuenta la crónica palaciega que se había hecho un sorteo para
que solamente tres periodistas hicieran preguntas. Concluidas estas, un
irreconocible y extrañamente canchero Humala dijo a la letra: “Vamos,
anímense”, mientras retaba a los periodistas a lanzar más cuestionamientos,
ante el nerviosismo de su equipo de prensa.
Destacable que el presidente tenga una actitud que tanto
hemos reclamado. Pero, además, su mensaje fue claro. Si no me cree, revise
usted las frases
más saltantes de su conferencia.
¿Estaremos entonces asistiendo a los funerales de Cosito?
Lo cierto es que, a pesar de esta última maniobra, hay que
reconocer que muy bien manejada, el gobierno continúa siendo errático en sus
esfuerzos de comunicación, básicamente porque sus palabras son desmentidas
constantemente por sus mismas acciones.
A ello hay que sumar un presidente que sigue mostrándose
timorato ante las cámaras, así como desconfiado y extremadamente marcial y
autoritario en ocasiones (característica
muy bien aprovechada por García cuando dice que parece que Chávez estuviera
hablando).
A esta casi nula condición para enfrentar a los medios y a
la opinión pública se suma un entorno desfavorable y difícil, donde las
palabras siempre sonarán vacías si no llevan el contenido de los hechos. Y es
que una vez más, es poco lo que la comunicación puede hacer por sí misma cuando
no tiene el respaldo de las acciones.
Ojo, no voy a entrar a discutir si la negativa del indulto
es buena o mala, sólo me gustaría pedirle al presidente que use estas capacidades
para zanjar algunos temas de verdad importantes, como la hasta hoy negada y a
todas luces ilegal elección de su esposa.
El día que ello ocurra podremos dar a Cosito, para bien del
país, la despedida fúnebre que largamente se merece.
Anímese presidente. Usted es capaz de hacerlo y todos lo estamos esperando.
Ps1: pueden seguirme en Twitter @miguelugazg
COMENTARIOS
Definitivamente no se puede tapar el sol con un dedo. De las 3 fotografías, las 2 primeras intentan maquillar un ambiente político tenso y obviamente fallan en el intento al no tener relación con las acciones del día a día. Esto a diferencia de la tercera que si responde a una estrategia y táctica efectiva. Esto nos hace reflexionar acerca de cuan importante es la estrategia para abordar temas y problemas tan importantes, como son los que afectan a toda una nación. Al margen de que la comunicación poco pueda hacer cuando no tiene el respaldo de las acciones, también hay que considerar que la estrategia por la que se opte para abordar un tema de suma importancia como el de la candidatura de la primera dama, le darán a largo plazo otra imagen al presidente Ollanta Humala. Imagen que aun puede ser rescatada. El objetivo al que debe obedecer dicha estrategia debe ser el de dejar de ser “cosito” para pasar a ser un presidente con poder de decisiones y no un “pisado político” con mención honrosa a Nadine Heredia, como ya es visto por muchos.
W. Jaime Obando Botton
Nunca comprenderé realmente por qué la mayor parte de la población mundial pretende ser algo que no es. Imagino que, si es difícil para una persona mostrarse sincera es en todo momento, más difícil aún debe serlo para un organismo gubernamental compuesto por más de un centenar de personas.
“Todo comunica”, y creo que lo más importante es comunicar “lo que somos”, no lo que “pretendemos” ¡Que nos conozcan tal cual somos! ¡Mostremos nuestras pobrezas y riquezas de una vez! ¿Por qué tanto miedo?
Yo creo que si en algún momento dejamos de creernos los “cultos”, “inteligentes”, “buenos”, “santos” y/o “puritanos” y nos mostramos tal cual somos, vamos a tener muchos menos problemas de comunicación y propiciaríamos un ambiente de mayor confianza con nuestro prójimo; y si fallamos, no sería nunca el “ACONTECIMIENTO IMPORTANTEMENTE DENIGRANTE” porque tendríamos una trayectoria que ya nos habría marcado como “humanos imperfectamente perfectos”.
Personalmente , el presidente Humala nunca me ha parecido una persona transparente. Vale recordar el cambio radical en su campaña presidencial, de ROJO a BLANCO, cambiando así su imagen agresiva por una pacífica .Una persona leal y transparente no hace cambios tan bruscos si tiene bien definidos sus ideales. En la actualidad y con la continuas erróneas acciones de nuestro presidente ,es más fácil darnos cuenta de la imagen positiva que se le quiere “pintar” pero que “gracias” a sus acciones , no es posible sustentar. Esta situación no sólo se observa en nuestro país , ni solo en lo político. Creo que las personas estamos acostumbradas a ver gente que nos “pintan cosas” para ocultarnos la realidad , es muy natural del ser humano y por lo tanto somos nosotros mismos quienes debemos erradicar eso si queremos EL CAMBIO. Creo que los peruanos no merecemos que se nos trate de engañar , que el presidente Humala recuerde que muchos peruanos le dieron su voto porque confiaban en él y ahora deja mucho que desear.
Definitivamente, una vez más un caso en el que se trata de “maquillar” los errores que se cometen en el ámbito político de nuestro país. Haciendo un análisis de lo mencionado, lo más resaltante es definitivamente la “jugada maestra” que realizo con la comunicación oficial de la negativa del indulto. Escoger el momento PRECISO y exacto con el encuentro futbolístico para librarse de una buena vez del tema y hacerlo de la manera mas disimulada posible. De haber ocurrido ese hecho en cualquier otra circunstancia, hubiese acaparado las 24 horas del día el 100% de la atención de la prensa seguido del rechazo del casi 50% de la población que hasta hoy en día respalda a Fujimori. La ocasión fue perfecta y Humala logro “pasar piola”.
En los otros casos, el mensaje que se envió fue, una vez más, negativo para la imagen de Humala. Era de esperarse que dos de los políticos mas importantes del medio no iban a querer estar presentes “en la foto”. Eso al final afecta negativamente la imagen de unidad política que se hubiese querido proyectar; y ese es un hecho que no era muy difícil de imaginar. Es por eso que hoy en día que su popularidad y aprobación se viene reduciendo; el presidente debería tal cual lo hizo en el caso del indulto; buscar la mejor circunstancia y las mejores formas de comunicación, haciendo la mejor evaluación posible de todos los factores, riesgos e implicancias. De esta manera, aunque la realidad lo favorezca en lo mas mínimo para proyectar la imagen que el desea; al menos LA PERCEPCIÓN que e se llevarían al final los que reciben el mensaje …no sería tan mala
Interesante. Pero no entiendo la sorpresa ante el cinismo. El individuo sobrevive en esta sociedad, única y exclusivamente, gracias a él y a su búsqueda de sentido. Si en el día a día todos sucumbimos, ¿por qué no esperar lo mismo de nuestros gobernantes? De los que se supone deben representarnos. Pues, sí, se tomaron literal el título; porque representan todo lo que hay en el humano: desde los vicios más oscuros y actitudes más condenadas, hasta -¿por qué no?- lo más noble dentro de nosotros.
Creo que ya no vivimos en esa utopía con complejo a poesía en el que el presidente y toda su “mancha” deben ser personajes dignos de una novela de caballería; que nos inflen el pecho con su hidalguía y finura para desenvolverse como seres humanos. No. La política está demasiado violentada y manchada como para esperar que no haya estos problemas dignos de la escuela primaria. No nos hace menos cínicos señalarlos a ellos como falsos. Comencemos a criticar por qué somos un país con una educación tan básica y lamentable que ESCOJEMOS a estos personajes sin autonomía sobre sus más bajos instintos naturales (algunos están muy bien rescatados en el texto). Pensemos en cómo educarnos como nación para no tener que estar quejándonos de siempre lo mismo; para no seguir desentendiéndonos ante el virus que es la ignorancia.
En un pueblo democrático, los representantes gubernamentales dicen más del pueblo que del gobierno.
No se trata de pretender, si no de hacer lo que les conviene. Si los asesores del presidente creen que con una foto pueden hacernos creer que todo está bien, se equivocan. Creo que estamos acostumbrados a ver que el Gobierno no se comunique con su pueblo y que diga lo que realmente está pásando (como lo que sucedió con Villarán, que luego de pretebnder ser revocada pidió disculpas por no comunicarse con los limeños y decir qué estaba haciendo por la Capital).
No nos sorprende ver que se oculten muchas cosas en el Gobierno, porque estamos acostumbrados a que nos engañen constantemente y a decir “todos los presidentes roban”. Considero que no se trata de dejar pasar por alto cosas que damos por hecho, esta mal que roben, esta mal que nos escondan temas importantes y que traten de cubrir todo con una foto.
Yo no considero saber mucho de política, pero me indigna saber que no se digan las cosas claras. Humala tiene que ponerse los pantalones, ordenarse y tratar de sacar adelante a su país. A un país con ganas de crecer y con los recursos necesarios para hacerlo.
Si Humala tenía las cosas claras en cuanto al indulto, que también las tenga para otros temas más importantes, temas que nos ayuden a crecer.
Ollanta Humala nunca ha brillado por sus habilidades comunicacionales. Fue notorio desde sus primeras campañas e inclusive durante el último debate presidencial. A diferencia de su esposa que a pesar de no brillar ante las cámaras, indudablemente tiene un mejor manejo de ellas. Quizás por ello ganó el calificativo de cosito. A esto le tenemos que agregar su constante incongruencia entre sus discursos y sus acciones. Lo vimos claramente en su acercamiento al empresariado tras su elección y perder gran parte del apoyo que lo llevó ahí, y que lo hizo a ganar el calificativo de “el presidente solitario”.
En base a lo ya mencionado antes vemos la necesidad de un buen manejo de la comunicación política desde el gobierno y dentro de este. Es necesario que se encuentre un hilo conector entre las declaraciones del presidente y sus acciones. Pues la falta de esto ha hecho cuestionar desde su masculinidad, hasta sus misma legitimidad.
Es momento que en este país se muestren las personas, tanto civil como politicamente, con las intenciones directas y que a su vez concuerde con lo que se exprese corporalmente, que es lo que pone en evidencia el objetivo del mensaje; y dejar de mostrar algo que no es, lo cual alimenta el desconcierto en la población y el nacimiento de nuevos apelativos.
Pasos tomados por Humala que inevitablemente lo van guiando a su propio entierro y, desde mi punto de vista, no son decisiones en las cuales el presidente muestre su propia opinión pues ha obtenido el poder, no ha sabido como ejercerlo y se deja llevar por la mayoría al momento de tomar la última palabra. A todo esto se le puede sumar la imagen que presenta en los medios donde lo muestran como un “pisado” intuyendo a que toda decisión es tomada por presión de su esposa y opiniones internas.
Este gobierno no ha logrado una conjunción entre imagen y acción, lo que deja mal parado al partido político y logra así generar dudas e inquietudes que exaltarán a las personas, pudiendo crear una masa negativa que se irá acumulando y llevaran a un punto donde su popularidad y su imagen se vera totalmente afectada dejando a Ollanta Humala como el “presidente que llegó a aprender en el camino”.
La imagen peligra pero aún puede ser rescatada. Sin embargo, para ello tendrán que dar media vuelta y transformar a Ollanta en el presidente que ya no es ni “cosito”, ni “pisado”, sino que toma decisiones de manera segura, con discursos seguros y que proyecta una imagen de presencia y seguridad.
Buen Post
Todos mis ex alumnos de UCAL comentando. Un fuerte abrazo,
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