Hace ya algunos años Seth Godin, uno de los marketeros más influyentes de los últimos tiempos, afirmaba que en los nuevos mercados, signados por la facilidad para el consumo casi inmediato, las ideas, productos o servicios son exitosos simplemente porque son nuevos.
(Dos breves disclaimers antes de seguir):
1. Aún no defino mi voto para el 10 de abril. 2. Asesoro en temas digitales a un candidato al Congreso.
Sostiene Godin que, en medio de productos casi descartables, tendemos a abrazar aquello que representa una novedad, hasta que deja de serlo y es remplazado inmediatamente. Añade que, para asegurar la supervivencia de un determinado producto, debemos buscar que tenga “Otaku”, palabra japonesa relacionada con el fanatismo. Solo así lograremos fidelidades a largo plazo.
Lo peligroso viene cuando intentamos mirar la vida política y las elecciones bajo ese mismo lente.
Hoy, cuando estamos rodeados de Juliolovers, PPKausas, Verolievers, Barnecheveres y demás representantes de una fauna que hace cualquier cosa menos política, las ideas de Godin cobran sentido.
Ya tenemos en nuestro haber varias elecciones en las que votamos por aquello que representa la novedad. Piense en Humala en sus versiones 2006 (donde alcanzó la segunda vuelta) o 2011, en Villarán en 2010, o en el arrastre que logran personajes como PPK, Guzmán o el mismo Acuña.
Humala y Guzmán nunca tuvieron una vida política; otros, como Villarán y Acuña, representaron en su momento y por distintos motivos un voto novedoso; y la imagen de PPK ha sido siempre, a pesar de su paso por varios gabinetes, la de un tecnócrata.
Ninguno estuvo o está respaldado por estructuras partidarias o ideológicas profundas, sino por partidos cascarones, por combis sin ideología, por clubes de amigos sin democracia interna alguna.
En nuestro papel de indignados, lo cual hay que reconocer no es patrimonio peruano, queremos a cualquiera que no sea parte del sistema, o que al menos lo parezca. Los casos de Barnechea y Mendoza caen en este espectro.
Queremos a un caudillo que nos saque de nuestras miserias. Buscamos el camino fácil, como si el ejercicio de elegir presidente fuera similar al de optar por una marca de yogurt. Piense en el voto fujimorista o aprista, que se revuelve alrededor de un personaje y, además, en el caso del primero, en las remembranzas de los años noventa.
A la responsabilidad que tienen el marketing y la comunicación política en la creación de estos productos / candidatos, súmele la falta de institucionalidad y tenemos una tormenta perfecta.
El gran problema con esta visión estrecha es que reduce la vida política de un país a trabajar la imagen de un candidato en un periodo determinado y mira a los electores como un gran mercado.
Me refiero, por supuesto, a esa nociva idea que postula que para llegar a la presidencia es suficiente tener una gran estrategia de marketing y comunicaciones, esperando que las redes sociales, en un país con poco más del 50% de penetración de Internet, te lancen a la palestra de los medios masivos donde, si todo sale bien, un incidente pintoresco, una frase ingeniosa o el ataque sistemático de los opositores te catapultará a la popularidad.
Es decir, hacer marketing y no política. En medio de un sistema democrático endeble y lleno de carencias, hacer política es una obligación que corresponde, principalmente, a los partidos, quienes son los obligados a crear institucionalidad.
El marketing y las comunicaciones pueden ser excelentes herramientas, pero son solamente eso. Creer que es posible sostener un gobierno de cinco años respaldado únicamente por ellas no solo es incorrecto; es una irresponsabilidad.
Formar y renovar cuadros, impulsar una ideología, elegir representantes democráticamente, pelear desde el Congreso, colocar regidores y alcaldes, eso es hacer política.
El trabajo del marketing y las comunicaciones vendrá luego, cuando sea el momento de construir discursos, generar contenidos y difundirlos a partir de una estructura y un proyecto sólido que satisfaga en la práctica la promesa de valor.
¿Le da flojera? Entonces considere seriamente que el ejercicio de la política no es para usted.
COMENTARIOS
Estimado Miguel: me gustó mucho tu artículo. Primero el fondo, luego a difundirlo y “venderlo” muy bien. ¿Cómo que todavía no defines tu voto? (¡ja,ja!). Saludos afectuosos, Germán Alarco
Gracias por el comentario querido Germán. Aún no defino pues sigo esperando una buena propuesta que me convenza. Hasta ahora todo lo que escucho son terribles dimes y diretes. Mucho ruido, pocas propuestas. Un saludo afectuoso.
Un buen aparato de marketing es importante en política; pero, como vemos, para efectos electorales funciona si el cliente resulta novedoso y tiene empatía con el pueblo como para convertirse en lider, cosa indispensable para sostenerlo en el tiempo, siempre y cuando su actuación política sea importante y al menos decorosa.
Como siempre bueno y acertado tu artículo.
Te recomiendo no seguir esperando una buena propuesta, creo que a estas alturas del partido , lo que necesita el Perú es una buena persona que realmente lo quiera y respete. Más dificil ¿no?
Un abrazo
Muchísimo más difícil querida Manie.
Totalmente de acuerdo con que en nuestro país hace falta partidos políticos institucionalizados con ideologías consistentes y bien organizados, pero nada funciona si no hay educación que fomente el conocimiento cívico y la participación de nuestros ciudadanos, desde pequeños. Los mismos medios de comunicación sesgan su análisis y opinión como en este caso que no mencionas a la candidata Keiko que no tiene una vida política (como la que mencionas) que la acredite para ser presidenta, mucho menos un partido con ideología, hablas de PPK, Acuña o Guzmán pero asumes (o así lo dejas ver) que el fujimorismo es una agrupación política que no entra en ese conglomerado de invenciones, aventuras e intereses; le quitas brillo a tu reflexión; sin embargo, es bueno rescatar lo que mencionas: el marketing político no alcanza para ser un presidente a la altura del cargo… y eso es porque el vacío de conciencia participativa ciudadana es alimentado por el desinterés contra la educación de los gobiernos y de los medios que, auspician la constante golpiza a nuestra democracia, propinada hasta por nuestras propias instituciones protectoras, como lo es todo este circo de los últimos días. Yo viví los diarios chicha y en estas semanas, hoy, nos presentan una versión lite de jurados desvelados, semana santa y selección de futbol pasteurizados y listos para ser consumidos por nosotros caudillos y lovers por siempre peruanos.
Miguel, te felicito por el articulo muy acucioso sobre todo en esta coyuntura electoral, toda vez que observamos a los candidatos con comportamientos dirigidos, sonrisas obligadas y acercamiento al pueblo. Dios salve al país.
Estas en lo cierto… como dijeran por ahí unos geniales humoristas Mexicanos, la responsabilidad no solo es elegir al nuevo presidente, es del Estado y la sociedad, la cual tienen que tomar decisiones y medidas dirigidas a remover estas barreras que impiden la participación plena y efectiva de las personas, de los ciudadanos, dejar de ser convenidos, clientelistas del momento, sobones de candidatos de turno, aprender a ubicarnos en tiempo y espacio con dignidad, en igualdad de condiciones y oportunidades, contribuyendo a tener una transformación de vida con equidad, y esta tiene que partir con información de calidad para saber por quién votar realmente, no por simples frases populistas que lo único que hacen es vender emociones, para luego solo producir reacciones y frustraciones para nuestro país.
Miguel, te felicito por el análisis sobre el uso del marketing como herramienta en esas lides.
Gracias José. Saludos,
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