El último escándalo que ha envuelto al Presidente de la República ha dejado a la luz lo importante que es la prevención del riesgo legal, sobre todo el riesgo penal que – como la realidad lo demuestra – es el que más perjudica la reputación.
Anteriormente, en esta misma columna hice reseña a la experiencia de Obama. Muy probablemente Trump debe haber hecho lo mismo. En cercanías, el caso más palpable es del Sebastián Piñera, un Presidente empresario. Que yo recuerde, no hemos tenido ningún caso de un Presidente peruano con éxito profesional como ocurre con nuestro actual mandatario.
Los grandes escándalos corporativos deben servir al empresariado nacional para aprender y esta coyuntura, a pesar de los golpes, es una magnífica oportunidad para hacerlo. Por eso me atrevo a compartir algunas sugerencias que pueden valer para tomar acción concreta en vía de prevención:
1) Los conflictos de interés pueden tener -potencialmente- una repercusión muy importante. Un conflicto de interés que no se declara es un indicio razonable de que algo se oculta y que, por lo tanto, algo irregular se quiere hacer (muy probablemente). Cabe aquí preguntarse entonces ¿su empresa tiene definido que es un conflicto de interés? ¿ha implementado -en la plana de funcionarios de confianza- declaraciones de conflictos de interés?
2) Muchas empresas, por ejemplo, tienen constantes relaciones con Municipios o Gobiernos Regionales, ya sea en concursos públicos o, sobre todo -por estas épocas- mediante donaciones que les son solicitadas. En muchos casos, en mi experiencia, la empresa va sanamente tratando de no perjudicar su actividad comercial, pero nada se sabe de lo que ocurre “al otro lado”, por eso lo mejor es parecerlo y que serlo. Es importante analizar detenidamente como podría verse, desde por ejemplo la visión de un Fiscal, la relación con estos niveles de gobierno y si es necesario re diseñar o implementar un procedimiento a la luz de la prevención penal.
3) Parte de la crisis del Presidente es que, probablemente, muchos de los dichos de su defensa no tengan respaldo documentario (respaldo en evidencia). Y es muy difícil hacer “arqueología”, máxime si ha trascurrido mucho tiempo. Pre datar no es el mejor consejo. La prevención sirve para eso: generar pruebas por si alguna situación (investigación) ocurre. Esa debe ser la finalidad del modelo de prevención.
Podría agregar un cuarto ítem, pero este es más una conclusión. Extraída de todos los escándalos que hemos visto (y no solo a nivel nacional). La confianza del empresariado (particularmente el latino) le hace pensar que nada va pasar, que las probabilidades de detección de una irregularidad son mínimas o nulas; pero no. Todo el mundo piensa que nada va a pasar, hasta que pasa (y hay que hacer manejo de crisis). Nadie está libre. Un empleado molesto, un competidor desleal, etcétera. Al final, todo se sabe.
Lima, 18 de diciembre de 2017
Eduardo Herrera Velarde.
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