Cyberlaw

Abel Revoredo

La Selección Peruana contra One Direction

En los últimos días he estado leyendo con sorpresa en varios medios de comunicación diversas noticias relacionadas con los problemas producidos a raíz de la puesta en venta de entradas para el partido que próximamente sostendrá la selección peruana de futbol contra la de Uruguay. Me preguntaba ¿por qué existe tanto desorden para la venta de estas entradas?, ¿por qué en algunas ciudades todas las entradas han sido compradas sólo por 3 personas? y, finalmente, ¿por qué la reventa es vista con malos ojos por todos los hinchas y medios de comunicación? En este artículo trataremos de comprender por qué la reventa es un fenómeno despreciable en el Perú mientras que en otros países es visto con buenos ojos.
Hace unas semanas estuve ayudando a un amigo a comprar entradas en Internet para que su hija, una pequeña quinceañera, pudiera hacer realidad su sueño de asistir a un concierto de One Direction en Los Angeles. Primero intentamos hacerlo utilizando los mecanismos formales de venta de entradas de Ticketmaster. Lamentablemente, se nos habían pasado las fechas y ya no era posible adquirir las famosas entradas pues todas se encontraban vendidas. Frente a eso se nos ocurrió buscar entradas en reventa y, cuál no sería nuestra sorpresa, encontramos páginas dedicadas exclusivamente a la reventa de entradas por otros fans (revendedores profesionales o no, nunca lo sabremos) como por ejemplo StubHub o TicketsNow. Como ustedes se imaginarán, nuestra primera pregunta fue ¿Es esto legal? ¿Es esto seguro? ¿Cómo sé que voy a recibir las entradas? ¿No perderemos nuestra plata? 
Para hacer la historia corta, les contaré que luego de muchas averiguaciones con amigos que habían usado los servicios de estas páginas pudimos descubrir que ellas eran muy buenas; que la seguridad de las ventas estaba garantizada porque el revendedor solo recibía su dinero luego del concierto; que las entradas no se podían vender más de una vez porque tenían impresos un código y el nombre de la persona que la compró originalmente; que las entradas las podías imprimir en tu casa para llevarlas el día del concierto en formato de papel bond y que toda la operación tenía la garantía de la misma página actuando en alianza con Ticketmaster. Lo que más me sorprendió fue que para todo el mundo esto era de lo más normal y que nadie veía a los revendedores como seres nefastos que abusan de la pobre gente que no pudo comprar sus entradas en los canales “formales” y, sobre todo, que el precio que el revendedor cobraba no era visto como un robo sino como un precio que las personas estaban razonablemente dispuestas a pagar por algo que consideraban valioso. Finalmente, compramos las entradas y la hija de mi amigo pudo asistir a un maravilloso concierto de sus ídolos sin el más mínimo percance. Todo salió de maravilla.
Ahora bien, la semana pasada hemos sido testigos de incontables discusiones sobre la venta de entradas para el partido entre Perú y Uruguay en las que se criticaba no solo el desorden de la organización en los puntos de venta, sino también, sobre la funesta aparición de los innombrables “revendedores”. Con una pequeña búsqueda en Internet pude comprobar que este tema no solo era noticia en el Perú sino también en otros países de la región como podemos apreciar en esta página y en este gráfico:
Reventa.png

Entre las noticias que tuve la oportunidad de ojear en estos días se encuentran muchas haciendo referencia a la novedosa medida de incluir  el nombre y el DNI del comprador en cada entrada que adquiera así como limitar el número de entradas a 4 por persona. Sin embargo, también pude observar mucho escepticismo en los medios de comunicación y en las redes sociales respecto a la futura eficacia de esta medida. En ese sentido, ¿será posible esperar que el día del partido se le impida el ingreso a alguien cuyo nombre y DNI no concuerdan con el registrado en la entrada? Sinceramente, no lo creo.
Al mismo tiempo surgieron noticias relacionadas con un caso particular que ocurrió en Chiclayo en donde 3 personas adquirieron todas las entradas destinadas a esa ciudad. Las quejas y denuncias no se hicieron esperar. Frente a esto, el Estado reaccionó, a través de INDECOPI, amenazando con multas y otras sanciones a todos aquellos que atenten contra los derechos de los consumidores. En ese sentido, anunció la aplicación de multas de hasta S/.1.6 millones y disponiendo el traslado de incontables supervisores de la entidad a TODOS los puestos de venta de entradas. 
Me pregunto, sin embargo, ¿si estas medidas finalmente protegen o no al consumidor? ¿No debería el consumidor contar con facilidades para adquirir los bienes que necesita? ¿No deberíamos dedicar el dinero de INDECOPI a otras actividades mas útiles para los consumidores? ¿Qué es más importante, el control de un precio fijado por la FPF o permitir el libre flujo de los bienes en el mercado (y que, finalmente, los precios sean fijados por el mercado de acuerdo a las valorizaciones individuales de los consumidores)?
Por supuesto, las entradas ya se encuentran a la (re)venta en Internet como podemos apreciar aquí, aquí y aquí.  Frente a ello, ¿podríamos afirmar que, con la reventa, se está garantizando el libre flujo de los bienes en el mercado? ¿No estamos permitiendo que el bien llegue a quien finalmente lo valora más y que está dispuesto a pagar más por él? Ruego a mis amigos economistas que me alcancen sus comentarios sobre este tema para aclarar todas estas dudas.
Finalmente, cuando ya me encontraba cerrando este post, me acordé que hace solo dos meses se dio una discusión similar pero vista desde la otra orilla del río. Me refiero a las normas dictadas en Junio respecto a la descalificación a las aerolíneas que prohibían la reventa de pasajes de avión a terceros. En esa oportunidad, todas las voces salieron a defender a los consumidores y su derecho a (re)vender  los pasajes de avión cuando no los pudieran usar pues con ello se garantizaba su libertad de elección y se evitaba la coacción a la que eran sometidos cuando compraban un pasaje y no podían usarlo (Ver aqui).
Como conclusión, debo decir que nos falta ponernos de acuerdo acerca de que es lo que le conviene más al consumidor, si la reventa ocasiona daños o beneficios al mercado, si los pasajes de avión son iguales a las entradas a conciertos, si los revendedores son meros mecanismos del mercado o simples acaparadores que buscan dañar a los consumidores, si el precio fijo es mejor al precio sujeto a las fuerzas del mercado. Por último, por qué para nosotros es algo tan terrible que merece la persecución estatal mientras que en otros países no solo está permitido sino que es una actividad que se fomenta pues al final solo trae beneficios a los consumidores.
Mientras tanto los invito a visitar mi Storify sobre este tema en donde seguiré coleccionando links al respecto y en donde, también, espero sus aportes. 
Hasta la próxima!

COMENTARIOS

  • 1
  • 05.09.2013
  • 10:53:01 hs
CARLOS SANTANDER

Tengo la impresiòn que el tema està mal enfocado y comparando tipos de venta totalmente diferenres a los que se aplica en nuestro paìs. Haciendo una confusiòn entre revendedor y revendedor.Todo es diferene comenzando de los controles. No soy un asiduo a estadios o conciertos, pero en el Mundo, en paìses desarrollados estas se realizan en lugares especializados, no cualquier individuo tiene acceso a estas ‘ventas’, esto particularmente a existe un contro centralizado y en tiempo real de las ventas en todos los centros llamemos autorizados., precio uniforme y con garantìa que el asiento serà suyo. La teconologìa en eso es de grandìsima utilidad. El mismo sistema aplicado a la venta de tickets aèreos ( campo que conosco) aplicado en otro ambiente.

El tipo de ‘reventa’ es de otro tipo, es de un tipo mafioso, ilìcito usando la necesidad de individuos que necesitan de esas ventas para sobrevivir se les usa como ‘mulas’. Ademàs con precios establecidos a placer por el ‘revendedor’, que insisto no es el mismo al que aplica el otro revendedor al que hace alusiòn el autor, donde los mecanismos de control son conocidos, precios conocidos, afichados oficialmente, no hay nada oculto. El revendedor gana de una provisiòn adquirida por contrato que es el mismo par todos que generalmente no son ingentes sumas.

La discusiòn en el Perù se da, repito, por que el revendedor es uno clandestino, ilìcito. No comparemos pues revendedor y ‘revendedor’.. Es necesario primero conocer el mecanismo de funcionamiento de ambos sistemas.

En cuanto a los pasajes aèreos, y finalizo, està prohibida internacionalmente la reventa, eso no es posible. es IATA la que controla. No me veo yo comprando un pasaje de Tokyo / Los Angeles, y no pudiendo viajar revendièndolo. Eso a nivel internaciona y nacionaal. No es posible, por diversos factores que no acabarìamos de explicar.

  • 2
  • 06.09.2013
  • 03:41:03 hs
Raul

No soy economista, entiendo que todos aspiramos a un libre mercado en donde exista competencia perfecta (se supone que es la que más beneficia al consumidor). Si revisamos los supuestos de la competencia perfecta en este encontramos que esta conformada por un gran numero de compradores y un gran numero de vendedores.
Por tanto, suponiendo que existe la misma cantidad de compradores si limitamos la cantidad de boletos que se puede revender incrementamos la cantidad de revendedores y hacemos que el usuario final este más beneficiado.
El tema no es la reventa, el tema es que todos los boletos inicialmente ofertados queden en manos de pocos.

  • 3
  • 01.09.2013
  • 10:32:15 hs
Rafael Ricci

Abel, el problema no es la reventa de las entradas, sino cómo llegan las entradas a manos de los revendedores. Si se abre una boletería en la que se dice que se van a vender mil boletos y solo cuatro por persona, no es posible que en 10 minutos se diga que se acabaron las entradas.

Si una persona pudiera amanecerse y comprar las entradas que quiera, en buena hora que se le permita revenderlas al precio que quiera, pero si las entradas van directamente a manos de los revendedores sin pasar por la boletería, entonces estamos frente a una mafia que hay que sancionar.

  • 4
  • 02.09.2013
  • 10:25:04 hs
Ismael López

Estimado Abel
Pense encontrar un análisis más profundo del tema, pero me decepcione con una descripción anecdótica del tema. Concuerdo contigo que el negocio de la reventa formal es un servicio para el consumidor que valor más su tiempo y está dispuesto a pagar más por conseguir una entrada sin asumir el costo altísimo de la gestión de compra (colas, esperas, incomodidad, etc.)
Pero lo que sucede en Perú no es eso. Aquí la gente no tiene el dinero para pagar este costo de gestión de compra y lo hace directamente invirtiendo varias horas, incluso días, para obtener una entrada. Pero resulta que una mafia de revendedores informales (que no ofrecen ninguna garantia de nada) les roba ese tiempo y acapara las entradas que nunca llegan a estar disponibles a la oferta. Es decir, quien tuvo una expectativa de compra real y dejo de usar su tiempo y energía en otras actividades, sencillamente es estafado, pues nunca iba a poder comprar el bien deseado. Sobre las ideas que planteas que el bien sea ofertado a quién está dispuesto a pagar más por el mismo, entonces cambiemos el sistema de venta por precio fijo y hagamos una subasta de entradas de manera que el beneficiado sea el organizador y no mafias que ni siquiera tributan por los excedentes que generan a vender al doble o triple del valor las entradas.

  • 5
  • 02.09.2013
  • 11:18:11 hs
Roberto Vargas

Con medios de pago como pinvalidda no habría colas, 100%, te identificas con tu DNI y todo por internet. Ojo no es para reventa sino para las ventas.

Saludos!

  • 6
  • 02.09.2013
  • 12:23:32 hs
Guillermo

Los revendedores son intermediarios que solo aumentan el precio de las entradas.
No generan ningún valor agregado para el consumidor.
Si no existieran los revendedores no se agotarían las entradas…. o en todo caso, si se agotasen sería porque fueron compradas por el usuario final…

En todo caso si se quiere permitir la reventa, esta debería estar regulada de alguna manera… no puede ser que solo 3 personas acaparen el total de entradas destinadas a una provincia, eso de ninguna manera beneficia al consumidor, al contrario esta perjudicándolo porque tiene que pagar un precio mayor al establecido.

  • 7
  • 02.09.2013
  • 01:11:36 hs
Crosbby Buleje

Hola Abel
Los revendedores cumplen la función normal de cualquier empresario en una economía: el arbitraje. Cualquier empresa, adquiere factores productivos que le consumidor por sí mismo no obtendría, para anticipar una futura de los consumidores y tratar de satisfacerlos. Los revendedores hacen lo propio, se “chantan” colas de varios días para poder pagar el precio de las mismas para poder arbitrar en el precio y venderlo a un precio superior a los consumidores. No hace más y menos de lo que hace cualquier bodega de la esquina, o hasta el propio estado con sus empresas.
En una economía siempre hay oportunidades ganancia aunque estas pueden estar distorsionadas.
Cuando el estado saca a la venta las entradas, lo hace en calidad de monopolista y sin sistema de precios. Es normal que ello genere algunos problemas pues al haber barreras institucionales, la calidad del servicio o el precio se ve menoscabado. ¿Qué incentivos tiene de ser eficiente? Ninguno, porque es monopolista legal.
Qué genera esto? problemas de acaparamiento por la mala calidad del servicio de distribución. El revendedor ve una oportunidad de ganancia acá como en cualquier mercado. Si no fueran por ellos, probablemente todos los que trabajan a diario y no tienen tiempo de hacer una cola de días no podrían ir al estadio. Es decir, siempre hay una discriminación por parte del estado cuando vende las entradas. Si hubiera revendedores, sólo los que tienen más dinero y menor aversión al riesgo podrían ir al estadio. Si no hubieran revendedores, sólo las personas con más tiempo (que necesiten trabajar menos tal vez) podrán ir al estadio. El problema es cómo hacer el balance.. con una ley? no lo creo, el propio proceso de mercado no distorsionado se encarga de resolver estos conflictos.
El problema no son los revendedores, es el monopolio legal el que para variar genera las distorsiones. Sólo hay una manera de solucionar esto, pero jamás se dará,

  • 8
  • 03.09.2013
  • 10:51:14 hs
Mila Arámbulo

Si realmente se pudiera confiar en el servicio de ventas por internet nos facilitaría muchas cosas, pero si hablamos de “reventa”, el beneficio seguirá siendo para la mafia ya existente. A diferencia de la seriedad que pudieran presentar otros países, lamentablemente y por experiencia podríamos decir que estamos rodeados de gente sin escrúpulos que tan solo buscan beneficio propio y los estafadores están a la vuelta de la esquina, por ello los revendedores son informales y no nos ofrecen ninguna garantía al respecto. La idea no es mala, podría ser la mejor manera de que todos podamos adquirir un producto con rapidez, orden y seriedad pero esta resultando tal como la nueva ley de descuentos de aportes para la AFP. Quien podría regular la ley de la “reventa”?, existiría alguna manera de controlarla?, se acabarían las mafias internas que proliferan más constantemente?…

  • 9
  • 04.09.2013
  • 12:26:56 hs
Ismael López

Crosby, las entradas las vende la FPF que no es una entidad estatal. La reventa que se genera no es producto de emprendedores que ven una oportunidad de negocio, sino de mafiosos que copan la compra de entrada y (como se dan las cosas) al parecer con la anuencia de los organizadores, para luego revenderlas a precios mayores, incluso estafando con entradas falsas.
No se trata de regular la reventa que ayuda a solucionar el acceso a un servicio de aquellos que no tienen tiempo para comprar, sino regular la venta que debe permitir que todos los boletos ofertados estén al alcance de la mayor cantidad de personas interesadas en adquirirlas.
SI unos cuantos especuladores esconden un bien generando escases ficticia para aumentar su precio… ¿eso es libre mercado o todo lo contrario?

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