Por Vitor Gaspar y Chang Yong Rhee
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En Asia, la revolución digital no da señales de desacelerarse. Desde los gigantes del comercio electrónico, como Alibaba de China y Rakuten de Japón, a compañías innovadoras de transporte de pasajeros y pagos digitales como Go-Jek de Indonesia y Paytm de India, y el uso generalizado de robotsindustriales en la industria manufacturera, la digitalización está cambiando la forma en que operan las empresas de la región.
También está transformando la forma en que funcionan los gobiernos. Gracias a la digitalización, las autoridades tienen más acceso a datos oportunos y precisos. Al disponer de mejor información, los gobiernos pueden diseñar y aplicar mejores políticas; por ejemplo, pueden lograr un mayor cumplimiento tributario y eficiencia del gasto público.
De hecho, el uso de tecnologías digitales en la gestión de las finanzas públicas por parte de los gobiernos asiáticos está transformando de manera directa la vida de millones de personas. No obstante, para aprovechar plenamente las ventajas de la tecnología digital, las autoridades deberán adoptar medidas de gran alcance en varios frentes.
Ventajas del gobierno digital
Un aspecto crucial es que la digitalización puede hacer que los gobiernos sean más justos y eficientes. Un ejemplo es la experiencia de India con el sistema Aadhaar, el mayor sistema de identificación biométrica en el mundo, que asigna un número único de 12 dígitos para identificar a los 1.200 millones de habitantes de India.
Este sistema de identificación conecta diversos programas sociales, entre ellos el que subsidia el gas licuado de petróleo. En 2013, el gobierno vinculó el número asignado en Aadhaar a los beneficiarios de dicho programa de subsidios, lo cual contribuyó a evitar solicitudes de beneficiarios fantasma o la presentación de múltiples solicitudes por el mismo beneficiario. Asimismo, el gobierno transfirió los subsidios directamente a cuentas bancarias vinculadas al programa Aadhaar, lo cual evitó que intervinieran intermediarios y reforzó el apoyo brindado a los pobres.
Además, el registro digital de Filipinas —Listahanan—, en el que está incluido el 75% de la población, es la puerta de entrada a 52 programas sociales, que abarcan desde transferencias monetarias hasta asistencia de emergencia. En Indonesia, los registros sociales digitales también parecen haber ayudado a ampliar la cobertura de los programas de transferencias monetarias condicionadas.
Incluso en países en los que la digitalización apenas comienza, hay cada vez más iniciativas. La digitalización puede mejorar la prestación de servicios públicos. Por ejemplo, en Bangladesh se utilizan medidores inteligentes para controlar la calidad del agua. Las iniciativas digitales también pueden contribuir a la gestión de las finanzas públicas; por ejemplo, la herramienta electrónica Bhutan’s ha ayudado a estandarizar la evaluación y selección de proyectos de inversión pública.
Las ventajas no solo tienen que ver con los gastos. En lo que respecta a los ingresos públicos, iniciativas en materia de liquidación y pago electrónico de impuestos y derechos aduaneros son comunes en Singapur, Malasia, Vietnam, Indonesia y Tailandia. En Malasia , las medidas que se están aplicando en cuando a la liquidación y el pago electrónico de impuestos han reducido los plazos de pago en un 30%.
Desafíos de la digitalización
Estas iniciativas digitales reportan grandes ventajas para los gobiernos, pero también plantean desafíos cruciales que hay que abordar sin demora.
En primer lugar, la popularidad de las tecnologías digitales y la necesidad de adoptarlas en toda la región implican que más personas están expuestas al riesgo de ciberataques. Los ciberpiratas utilizan su habilidad tecnológica para robar información privada e interferir con las funciones del gobierno. Un mundo digital también es un blanco codiciado por los defraudadores, entre otras formas mediante el intercambio de criptomonedas .
En segundo lugar, la digitalización de la economía podría, en principio, reducir los ingresos tributarios. Por ejemplo, en lugar de alojarse en hoteles que cobran un impuesto, los turistas pueden utilizar plataformas digitales para alojarse en casas particulares. Las transacciones de estos pequeños emprendimientos pueden tener un valor inferior al mínimo requerido para el pago de impuestos, lo cual representa una pérdida de ingresos para el gobierno. Una economía digital también facilita a los evasores fiscales el traslado de sus ganancias al extranjero, fuera del alcance de las autoridades tributarias.
En tercer lugar, más de la mitad de las personas sin acceso a internet viven en Asia. Si bien han aumentado las suscripciones a los servicios de banda ancha en la región, hay una brecha cada vez más amplia entre los países a la vanguardia y los más rezagados. Por ejemplo, menos del 1% de los habitantes de Myanmar tienen acceso a redes fijas de banda ancha, en comparación con más del 25% en Singapur. El gobierno electrónico solo puede funcionar si la gente tiene acceso al mismo.
Por último, algunos países han dado un gran salto adelante, mientras que otros están muy atrasados. Corea, Singapur, Japón y Malasia se ubican entre los diez primeros puestos en el mundo en lo que respecta al gobierno digital. En promedio, India supera a las economías avanzadas, mientras que China, Sri Lanka, Indonesia y Tailandia están por delante de otras economías emergentes similares.
Al mismo tiempo, los Estados insulares y los Estados frágiles han hecho ingentes esfuerzos por lograr avances significativos en materia de gobierno electrónico. En Myanmar, Tuvalu y las Islas Marshall, la digitalización aún no ha tomado impulso. Las aplicaciones digitales que se están desarrollando en la región, diversas y de gran alcance, muestran que ese impulso es posible.
Para superar las barreras digitales será necesario un cambio de velocidad
Una buena noticia es que las políticas adecuadas pueden ayudar a los gobiernos a prevenir fraudes y ciberataques, así como a impulsar la digitalización. En Singapur y Malasia, por ejemplo, se han creado organismos encargados de supervisar la estrategia y las operaciones de ciberseguridad.
Asimismo, los gobiernos deberían mantenerse atentos y proteger sus ingresos . Esto requiere que los gobiernos vigilen aquellas áreas en que la digitalización repercute en los ingresos públicos. Por ejemplo, si la digitalización transfiere algunos servicios a empresas más pequeñas cuyo volumen de operaciones no llega al umbral requerido para el pago de impuestos, el gobierno puede optar por modificar ese umbral para poder gravar actividades similares.
Mediante nuevos avances en la digitalización también es posible reforzar la recaudación de impuestosy, en consecuencia, incrementar los ingresos públicos, al facilitar a los gobiernos la recopilación de datos sobre las transacciones financieras. Esto es particularmente cierto en el caso de las economías en desarrollo y emergentes; por ejemplo, si se cruza la mitad de la distancia hasta la frontera de la digitalización, la recaudación del impuesto al valor agregado podría incrementarse en un punto porcentual del PIB en las economías de la ASEAN.
Los países cuyos habitantes no tienen acceso fiable a internet deberían facilitar cuanto antes la realización de inversiones en infraestructura digital, como la tecnología de banda ancha, para que toda la población llegue a estar incluida y pueda aprovechar los beneficios de la digitalización. En todos los países, esto requerirá crear instituciones fiscales que gestionen el diseño, planificación, presupuestación e implementación de las políticas.
Estas políticas permitirán a las economías asiáticas seguir impulsando la revolución digital y desplazar hacia adelante la frontera no solo para sí mismos sino también para otros gobiernos innovadores de todo el mundo.
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