El presidente del país puso sobre el tapete la idea de subir el salario mínimo vital. Nadie duda que todos queremos ganar más, eso está fuera de discusión. Sin embargo, en economía, existen razones para pensar cuándo debe hacerse, siempre y cuando existan los recursos para hacerlo.
En primer lugar, los sueldos y salarios deben seguir a la productividad o rendimiento; ya lo sé, algunos dirán que son más productivos que antes pero que no les aumentan el sueldo. Pregunta: ¿cómo saben que son más productivos? ¿Cómo miden su propia productividad? Resultados y como consecuencia aumentos, no al revés. También sé que otros dirán, que algunos aumentos ocurren por la amistad que existe entre ciertos empleados y quienes toman las decisiones. En muchos casos es cierto, pero ¿debe ser así? ¿Acaso se trata de caer bien a nuestros jefes para recibir el aumento? ¿En qué sociedad estamos viviendo?
En segundo lugar, deben existir los recursos. La economía peruana apenas creció 2.5% en 2017; un gran grupo de empresas medianas y pequeñas están sobreviviendo y son justamente estas las que generan la mayoría del empleo en el Perú. Es cierto que la mayoría son informales y que les da lo mismo que se aumente o no el salario mínimo. Tengamos una visión más amplia. Uno de los objetivos del actual gobierno fue elevar la formalización. Estoy de acuerdo. Pensemos en una empresa mediana o pequeña que se acaba de formalizar haciendo un esfuerzo inmenso. El gobierno la obliga a elevar el salario mínimo de sus trabajadores. Está claro que no puede hacerlo, porque no le alcanza. ¿Qué hace entonces? Pasa a ser informal y acuerda con sus trabajadores un pago distinto al indicado.
Pasemos a ver ahora al gobierno. ¿Cómo plantear un aumento en el salario mínimo vital si es que el año 2017 cerramos con un déficit fiscal, es decir, un exceso de gastos sobre ingresos que asciende al 3.5 del PIB? Si no hay caja, ¿de dónde saldrá el dinero para elevar los sueldos? ¿De más deuda? Cualquier estudiante universitario sabe que endeudarse para elevar gasto corriente es una pésima receta.
Esto significa que los salarios deben aumentar cuando se cumplen dos condiciones: en primer lugar, mayor productividad; en segundo lugar, que exista disposición de dinero para hacerlo. Ojo que no estoy opinando si es justo o injusto lo que ganamos, dado que siempre diremos que es injusto. Lo que trato de hacer es plantear argumentos para decidir cuándo aumentar salarios.
Termino con lo siguiente: todos queremos ganar más y a lo mejor muchos lo merecemos. Pero los aumentos en sueldos y salarios no se determinan por ley. Son el resultado de las razones mencionadas.
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