Libertad para elegir dónde parir, libertad para decidir si se dona con fines científicos el cadáver de un recién nacido, libertad para recomponer una vida sin que el modelo materno sea la estela a seguir, libertad para negarse a llevar adelante una demanda solo porque el sistema social lo exige, libertad para guardar duelo como se desee sin que nadie intervenga u opine, libertad para sentirse dueña de su vida y no seguir un papel asignado por los censores de las buenas costumbres.
Esa es la ruta que el director húngaro Kornél Mundruczó, con guion de su compatriota Kata Weber, toma en Fragmentos de una mujer (2020) a fin de colocar en el centro de la discusión un tema sensible como la pérdida familiar y su doloroso camino de duelo y sanación emocional.
El realizador sale airoso al moverse por circunstancias que huyen a la sensiblería y, más bien, estampa una narración cargada de momentos verosímiles y potentes (entre ellos, los del parto, las peleas de pareja, las discusiones entre madre e hija).
Las primeras escenas de Fragmentos de una mujer ahondan en la solidaridad de una pareja que espera con ansias el nacimiento de su primogénita. La complicidad entre Martha (Vanessa Kirby) y Sean (Shia Labeouf) parece estar a prueba de cualquier prejuicio, sobre todo, familiar, y no hace prever que la alianza vaya a quebrarse como una frágil figura de cristal.
https://youtu.be/bBsZz_3ouPI
Sin embargo, el momento del fallido alumbramiento será el que desnude las verdaderas diferencias entre ambos. Este paso es el que mejor ejecuta el realizador europeo volcando un ejercicio de degeneración emocional que involucra y afecta a todos los personajes, principales y secundarios.
Mundruczó hilvana con pericia la historia del descalabro emotivo de la pareja que va descomponiendo gradualmente sus prioridades hasta que, invadidos por la repulsión mutua, ingresan por callejones oscuros de inconsciente culpabilidad.
Similar a los desencuentros amorosos que hemos visto en otras películas recientes como Manchester frente al mar (2016) o Historia de un matrimonio (2019), Fragmentos de una mujer se presenta bajo el manto de un drama que golpea, duro y de frente, pero, que no otorga posibilidades de reconciliación para la pareja.
Ello se agradece ante la avalancha de producciones que fuerzan tramas maniqueas con tal de satisfacer a la audiencia. La película de Mundruczó navega, y se cuida de naufragar, por el océano de las elecciones trascendentes que van en contra de los convencionalismos.
La premisa de la cinta es desgarradora y llega a sostenerse, en gran parte del metraje, por las magníficas actuaciones de sus protagonistas (sumemos el nombre de Ellen Burstyn, en el papel de Elizabeth, la madre de Martha. Simplemente fabulosa).
Es muy probable que Vanessa Kirby reciba nominaciones a los principales premios de la temporada y es muy posible que los gane, pero, reitero, Fragmentos de una mujer debe ser de aquellas películas en que su reparto merece todas las palmas posibles.
No obstante, el punto de inflexión que desacelera la intensidad de este crudo drama va representado por el giro hacia la judicialización de la historia. Toda esa introspección que va ganando el film, de la mano del hermetismo extremo y la desolación contenida que prodiga Martha, se desdibuja ligeramente al forzar la trama extendiéndose por las arenas de un juicio que se acerca más a la parábola cargada de correctismo que a la desfragmentación natural, en el plano emotivo, que hasta ese momento propone la película.
A pesar de ello, el resultado final no llega a sentirse como una oportunidad desperdiciada al plantear la importancia en las decisiones que, al final de cuentas, otorgan una revancha ante la vida.
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