Biden: propuestas para la reconstrucción económica estadounidense 2021

Al cierre de esta nota J. Biden va superando a D. Trump en el número de distritos electorales a su favor. Sin embargo, nadie sabe aún que puede ocurrir al final. El conteo del voto popular también le es favorable. Desafortunadamente, faltan los resultados de varios Estados, sin contar con las impugnaciones que lleven a un reconteo de los resultados en algunos de estos, y las antidemocráticas declaraciones del presidente en ejercicio cuando señaló que podría judicializar el proceso si no salía elegido.

A diferencia de otras elecciones hasta comentaristas conservadores como Oppenheimer y Vargas Llosa están del lado de Biden. El desempeño político de Trump tanto a nivel interno como internacional no solo ha polarizado, sino elevado el nivel de conflictos a escala global. Hasta el semanario liberal The Economist le dedico la semana pasada el artículo central señalando el por qué debería ser Biden ya que Trump ha profanado los valores que hacen de EE.UU. un faro para el mundo; aunque el candidato demócrata tampoco es la cura milagrosa y menos promovería la superación de muchos de sus problemas estructurales.

Programa general
Nos estamos adelantando, pero puede ser útil conocer los detalles del programa demócrata, especialmente en los aspectos económicos. La propuesta de plan de gobierno es interesante; mientras que la Convención Republicana ratifico el programa del 2016 como la propuesta para estas elecciones. Asimismo, es interesante comentar que dicen los expertos sobre si los periodos de gobierno republicanos o de los demócratas fueron mejores para la economía norteamericana.

El programa del partido Demócrata tiene 10 ejes partiendo, como debe ser, de proteger a los estadounidenses y generar una recuperación ante la pandemia actual del covid-19. Inmediatamente después se propone construir una economía no solo más fuerte sino más justa. El tercer eje es contar con un cuidado de la salud de carácter universal, asequible y de calidad. El cuarto eje enfrenta los problemas de seguridad para proteger las comunidades y restablecer la confianza en el sistema de justicia penal.

El quinto eje se refiere a sanar el alma de los Estados Unidos, relativo a proteger los derechos civiles, lograr justicia y equidad racial, proteger los derechos de la mujer, discapacitados y minorías. Honrar a las naciones tribales indígenas, poner fin a la epidemia de la violencia, apoyar la libertad de fe y los servicios, la libertad de prensa y las artes y la cultura. Los otros ejes son combatir la crisis climática y alcanzar la justicia ambiental; restaurar y fortalecer la democracia; crear un sistema de inmigración para el siglo 21; proporcionar una educación de clase mundial y renovar el liderazgo estadounidense.

Propuestas económicas
Los partidos de la derecha peruana y aún los de centro se rasgarían las vestiduras por el programa de Biden; aunque todos reconocen que no tiene elemento socializante alguno. No hay que olvidar, como planteó J. Stiglitz en 2003, que se debe aprovechar y quizás imitar lo que hacen los norteamericanos en su país y no lo que dicen para el resto del mundo que se alinea con una visión neoliberal. Nada que ver con las necedades locales de apostar por una mayor desregulación del mercado laboral, centrarse exclusivamente en la promoción de la inversión privada y en los sectores extractivos de siempre.

La lista de temas se inicia con la protección de los trabajadores, sus familias y crear millones de empleos. Para ello proponen aumentar los salarios y promover los derechos de los trabajadores; invertir en la creación de empleos a través de mejorar e impulsar la infraestructura pública; y construir un sistema justo de comercio internacional. El segundo puntal es poner al alcance de los trabajadores la compra de vivienda, garantizar una vivienda segura para todos e igualdad de oportunidades económicas. Lo anterior, con un sistema tributario más progresivo y equitativo; restringir los abusos del centro financiero de Wall Street; poner fin a la pobreza; proteger los derechos y la privacidad del consumidor; y afrontar la concentración empresarial que genera abusos y frena la libre competencia. Por último, el último puntal es garantizar una jubilación segura y digna.

Nuevo contrato social
Los demócratas se comprometen a forjar un nuevo contrato social y económico que invierte en la gente y promueve la prosperidad compartida, no que beneficie solo a las grandes corporaciones y a los ricos. Afirma que la vivienda es un derecho y no un privilegio, y que se compromete a que nadie se quede sin hogar o pase hambre. Un nuevo contrato económico que aumenta los salarios y restaura los derechos de los trabajadores a sindicalizarse y a negociar colectivamente. Que apoya a las familias trabajadoras y a la clase media garantizando la igualdad de remuneración para las mujeres y permiso familiar pagado para todos.

Un nuevo contrato económico que brinda acceso para todas las personas a servicios bancarios y financieros confiables y asequibles. Un nuevo contrato social y económico que finalmente lidia con la larga y continua historia de racismo, segregación y discriminación, y que en cambio invierte en la construcción de equidad y movilidad para las personas de color que han sido excluidas y abandonadas por generaciones.

Señala el plan que los demócratas están listos para tomar medidas inmediatas y decisivas mediante la inversión en infraestructura, energía limpia, y pequeñas empresas para que los estadounidenses trabajen en empleos bien remunerados; fortaleciendo los presupuestos estatales y locales para salvar empleos y proteger la salud pública; promulgar reformas fundamentales para combatir el racismo y la desigualdad de ingresos y riqueza en la economía.

Aumentar salarios y derechos
Los demócratas se comprometen a luchar para aumentar los salarios de los trabajadores, mejorar la calidad y la seguridad en el trabajo, incluyendo el aumento del salario mínimo federal a US$ 15 por hora para el 2026. Se derogarán las leyes que socavan el poder de los trabajadores. Se hará responsables a los ejecutivos si interfieren en los esfuerzos de los trabajadores para organizarse. Se cambiarán las leyes para que sea más fácil para los sindicatos y los empleadores celebrar acuerdos de multi empleadores que establezcan estándares mínimos relacionados con los salarios y las condiciones laborales.

Asimismo, proponen que los empleados que están siendo clasificados erróneamente (a tiempo parcial y de plataformas tecnológicas) merecen protecciones salariales, incluyendo el salario mínimo y el pago de horas extra. También se fortalecerán los derechos laborales de los más de 20 millones de empleados del sector público por medio de la aprobación de la ley de libertad para negociar en el servicio público, que proporcionaría una garantía federal para que los empleados negocien mejores salarios y las condiciones de trabajo que merecen.

Política comercial acotada
Frente al paradigma teórico neoliberal del libre comercio los demócratas seguirán una política comercial que ponga a los trabajadores en primer lugar. Se negociarán estándares sólidos y ejecutables para el trabajo, los derechos humanos y el medioambiente en sus acuerdos comerciales. Los futuros acuerdos comerciales deben basarse en las disposiciones pro-laborales agregadas al Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá por los miembros demócratas del Congreso. Los demócratas tomarán medidas agresivas contra China o cualquier otro país que intente socavar la manufactura estadounidense manipulando sus monedas y proporcionando subsidios. También se anuncia que no negociarán acuerdo comercial nuevo antes de invertir primero en la competitividad en casa.

Los demócratas creen que más productos deben llevar el sello Hecho en Estados Unidos y compre limpio por lo que se ampliará el apoyo a la manufactura de productos estadounidenses. Se terminará con las políticas que incentivan la deslocalización y, en su lugar, se acelerará el fortalecimiento de las cadenas de suministro críticas, incluyendo los suministros médicos y farmacéuticos. Se ampliará los créditos fiscales que respaldan la manufactura nacional y aumentara los empleos de manufactura rural a través de inversiones en manufactura de base biológica. Se invertirá en centros de innovación y programas gubernamentales para proporcionar a los pequeños industriales experiencia técnica y comercial para que puedan aumentar sus ingresos y empleo.

Mito común
Muchos de los analistas estándar, los grupos de poder económico (incluidos los financieros) y mediáticos del Perú piensan que la economía norteamericana crece más en los periodos de gobierno republicanos que en los demócratas; están equivocados. A. Blinder y M. Watson (2016) publicaron en la revista American Economic Review un artículo importante sobre el tema analizando lo ocurrido en los últimos 64 años entre los gobiernos de H. Truman y B. Obama (1948-2016).

Ellos concluyen que la economía estadounidense se ha desempeñado mejor cuando el presidente de los EE.UU. es demócrata en lugar de republicano, casi independientemente de cómo se mida el desempeño. Para muchas medidas, incluido el crecimiento del PBI real, la brecha de desempeño a favor de los demócratas es grande y significativa. El documento intenta preguntarse el porqué. La respuesta no se encuentra en cuestiones técnicas de series de tiempo ni en una política monetaria o fiscal sistemáticamente más expansiva bajo los demócratas. Más bien, parece que la ventaja demócrata se deriva de un mejor entorno internacional (principalmente de choques petroleros más benignos), un desempeño superior de la productividad total de los factores y quizás expectativas de los consumidores más optimistas sobre el futuro a corto plazo. Habría que preguntarse si las mejores expectativas y el entorno son en algo influidas por el tipo de gobierno.

Durante el periodo de análisis el crecimiento del PBI real promedio fue 3.3% anual; pero bajo los presidentes demócrata y republicano fueron marcadamente diferentes: 4.3% y 2.5% respectivamente. Esta brecha de 1.8 puntos porcentuales es grande en relación con la media de la muestra. También implica qué durante una presidencia típica de cuatro años, la economía creció un 18.5% cuando el presidente era demócrata, pero solo un 10.6% cuando era republicano; asimismo fue ligeramente menos volátil en los demócratas respecto de los segundos.

Los autores incorporan después otras variables: PBI real per cápita, producción industrial, producción agrícola, número total de horas de trabajo, salarios por hora, productividad de la mano de obra, tasa de desempleo y diferentes mediciones de inflación donde ganan los demócratas. Aún en el caso de las variables financieras como las tasas de retorno de las bolsas de valores o las tasas de interés (que deben ser más bajas) se mantiene esa ventaja. Es interesante anotar que el spread bancario (margen de intermediación) es más alto durante los gobiernos republicanos, razón por la cual se podría explicar el apoyo que reciben de los banqueros. Sin embargo, todo esto no significa que el desempeño de la economía norteamericana sea maravilloso ya que elude sus problemas estructurales.

Problemas estructurales
La lista es grande iniciando con una desaceleración del crecimiento económico, especialmente cuando se habla del PBI real per cápita (ver gráfico 1); le sigue la formación continua de burbujas que crecen y luego estallan formando crisis financieras especialmente desde los años ochenta. La desindustrialización acompañada de un desequilibrio permanente de la cuenta corriente de la balanza de pagos, alimentado por los déficits fiscales que incrementan los niveles de deuda pública.

Un problema serio en los EE.UU. es el relativo a la elevada desigualdad especialmente a partir de los años ochenta con el gobierno de R. Reagan, pero que continua a pesar de los discursos con los demócratas. En el gráfico 2 se muestra como el 1% más rico de la población incrementó su participación en el ingreso, mientras que el 50% más pobre lo redujo significativamente. Durante la fase de oro del capitalismo entre 1948 y 1980 el ingreso real del 1% más rico creció en 47% mientras que el 50% más pobre lo hizo en 102%. Luego en la fase neoliberal entre 1980 y 2014 los ricos aumentarían en 204% y los más pobres en solo 1%.

Algo Más
Ojalá que J. Biden sea el próximo presidente norteamericano por el bien de ellos y del mundo. Asimismo, hay que analizar y aprovechar las propuestas de gobierno de los demócratas para nuestro próximo proceso electoral en el 2021.

Gráfico 1. Tasa de crecimiento PBI real y PBI real per cápita EE.UU. 1950-2019 (%)
biden1
Fuente: elaborado por Gerardo Jiménez con base a Bea.gov (2020).

Gráfico 2. Participación 1% más rico y el 50% inferior en el ingreso total EE.UU. 1960-2015
biden2
Fuente: Piketty (2019).

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