Para entender el porqué de la urgencia de fusionar el aprendizaje con el pensamiento sistémico, primero, debemos entender de qué hablamos cuando hablamos de pensamiento sistémico.
Por Roi Benitez, consultora de Educación de Continuum.
La teoría general de sistemas tiene su origen en la biología y fue enunciada originalmente por Ludwig von Bertalanffy en 1937. Muy resumidamente, el pensamiento sistémico es la actividad de la mente para comprender el sistema, en donde acontecimientos que están distanciados en tiempo y espacio están conectados por un patrón.
El pensamiento sistémico nos invita a percibir el mundo real en términos de totalidades de análisis.
En un mundo complejo, el éxito de las organizaciones depende de las interacciones. Es decir, ellas dependen de su capacidad de volverse sistémicas y holísticas, entrelazadas, en red.
Tuve la suerte de formarme con académicos como Alexander Laszlo y Pavel Luska, dos grandes que promueven lo valioso de construir ecosistemas educativos para reconstruir nuestras sociedades. Nada más ni nada menos es que, por todo ese potencial, debemos construir ecosistemas que aprenden.
¿Por qué necesitamos crear sistemas de aprendizaje?
Para que como humanidad podamos estar a la altura del momento histórico que nos toca vivir, es imperativo crear sistemas de aprendizaje que estén en concordancia con las complejidades del presente y del futuro.
La necesidad de prepararse para el futuro e impulsar las habilidades y los medios de vida de las personas frente al desplazamiento laboral a gran escala esperado es aún más urgente ahora. La pandemia de COVID-19 provocó en meses lo que la mayoría de los observadores del cambio en el mercado laboral impulsado por la tecnología esperaban ver en años.
El desafío es claro: tenemos que re-convertirnos y tenemos que hacerlo rápido. Se estima que la mitad de las actividades laborales actuales coordinadas por humanos podrían automatizarse con la tecnología actual.
Ahí es donde las formas tradicionales de impartir saberes están atrapadas en una ironía tácita: la educación, la institución quizás más importante, la que tiene el mayor poder de cambiar el futuro de nuestras generaciones, es probablemente la que más está arraigada a ideas mecanicistas del pasado. No somos ajenos a esto. Sabemos que las formas tradicionales de enseñar necesitan ser hackeadas, pero por algo aun no damos el gran paso.
La tecnología puede ser nuestro gran aliado para hacer que suceda y escalar soluciones sostenibles de gran impacto.
En una conferencia, le preguntaron al Dalai Lama qué pensaba que le faltaba a la educación moderna. Él respondió: “Parece que somos muy buenos para educar la mente pero no así el corazón”.
Entonces, la educación del futuro atravesada por la tecnología tiene que conectarnos con el propósito y poner en valor nuestros dones, nuestras habilidades blandas y digitales, aquellas que son propias de los humanos y que resultan ser a prueba de robots.
Otto Scharmer trae un poco de luz a este escenario. Este académico del MIT y fundador de Presencing Institute dice que, para que una intervención sea sistémica, debemos poner el foco en la mente, corazón y voluntad.
Construir sistemas de aprendizaje significa abrazar los desafíos de generar saberes basados en el futuro y no en el pasado. Exige acelerar destrezas y habilidades para los trabajos del futuro, construir empleabilidad y darle sentido a nuestra vida.
Implica no perder de vista que podemos ser protagonistas de la resolución de los problemas complejos de nuestro mundo trabajando juntos, en comunidad. Aprendizaje sistémico es poner nuestra creatividad al servicio de los dolores de nuestra humanidad.
Y nuestras organizaciones son un reflejo de estos dolores.
Significa crear redes, ecosistemas que aprenden 24×7 y 360°. Significa poner en el centro del aprendizaje a las personas con todo su potencial. Significa que el aprendizaje debe darse individual y colectivamente (persona-equipo-organización). Todo esto no es una utopía. Es posible.
Desde Continuum, creamos y potenciamos ecosistemas que aprenden en organizaciones de todo el mundo. Lo hacemos utilizando la tecnología cómo nuestro mejor aliado con un equipo diverso de diseñadores, desarrolladores, sociólogos, psicólogos, cientistas de datos y comunicadores. Abordar el desafío de transformar la educación en el mundo requiere una mirada sistémica.
Las gafas con las que vemos al mundo
Durante mucho tiempo hemos escuchado hablar del acrónimo VUCA haciendo referencia al mundo en el que vivimos cómo volátil, incierto, complejo y ambiguo (volatile, uncertain, complex and ambiguous de sus siglas en inglés). VUCA, es un marco de referencia, un entorno para comprender la complejidad en la que estamos inmersos y cómo afecta ello a nuestras organizaciones. Es como un lente desde donde podemos mirar y entender el mundo.
El problema es que, si bien el mundo es VUCA, la forma en que pensamos sobre el mundo es lo que nos gusta llamar LAMO: lineal, antropocéntrico, mecanicista y ordenado.
Lo que nos hace entrar en conflicto es que nuestro pensamiento está sesgado en modos que no coinciden con la forma en que realmente es el mundo real. Esto genera incertidumbre. Entender esto es cambiar la forma en la que diseñamos y gestionamos el aprendizaje en nuestras organizaciones.
El gráfico muestra cómo nuestro pensamiento no coincide con el mundo real. Ilustra que necesitamos una nueva forma de pensar, un cambio de mindset.
Necesitamos pasar de LAMO a Sistémico. Y aquí entra el desarrollo de sistemas de aprendizaje.
El contexto complejo que estamos viviendo es una invitación oportuna para pensar sistémicamente. Es decir, a que podamos pensar más allá de lo que podemos ver. Es momento de entender el escenario y animarnos a desarrollar habilidades que tengan sentido para los roles actuales y futuros de nuestra gente. No como algo que tenemos que “instalar” sino como una nueva manera de entender y hacer aprendizajes.
Aprender dejó de ser un delivery de contenido para pasar a ser un delivery de experiencia. Para que eso suceda realmente, hay que pensar en sistemas. Este abordaje es nuestra tabla de surf para surfear la incertidumbre.
5 tendencias emergentes para crear sistemas de aprendizaje
- Persona-Equipo-Organización: El aprendizaje no es individual, sino que tiene que darse en equipo y trasladarse a toda la organización. El aprendizaje no depende de un área determinada. Hoy, aprender debe estar en el centro de las organizaciones, de manera holística y transversal.
- 24×7 y 365: Los multi alfabetismos nos ayudan a aprender en todo momento, a toda hora. Ampliamos los límites preestablecidos de lo que tradicionalmente se conocía como espacios de aprendizaje (Sefton-Green, 2004). La clave es convertir momentos, aparentemente muertos en potenciales espacios de aprendizaje informal. Por ejemplo, al escuchar un podcast en un viaje de colectivo.
- Aprender con otros: Es necesario favorecer la existencia de canales para que las experiencias de aprendizaje estén apoyadas y enriquecidas por comunidades de práctica que contribuirán a hacer más significativa la adquisición y el intercambio de conocimientos. Acelerar la cultura maker, donde equipos informales de trabajo puedan trabajar juntos en la resolución de problemas y transformar a los colaboradores en agentes de cambio. Multiplicar experiencias, derribar los silos y aprender en comunidad es un gran valor para acelerar el flow sistémico.
- Hiper personalización y flexibilidad: No se trata de diseñar un dispositivo y replicarlo para todos. Los procesos de aprendizaje con mayor resultado son los que se personalizan. Todos aprendemos distinto y a todos nos interesan cosas distintas. Debemos asumir que cada persona es diferente y crear recorridos personalizados para las personas.
- Hackear la manera de evaluar y medir aprendizajes: Se requieren métodos más flexibles para el reconocimiento de habilidades y conocimientos. Crear nuevos mecanismos de reconocimiento social, saberes y destrezas tales como nano certificados, credenciales o insignias, crear instrumentos versátiles y hacer visibles los aprendizajes permiten trazar una trayectoria del desarrollo formativo de las personas, que a la vez funciona bajo una lógica de recompensa, progresión y reconocimiento entre pares.
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Estas líneas son producto de años de investigación, lecturas profundas y conversaciones sentidas. Sin querer plantear respuestas, estas líneas son una puerta para dar vida a nuevas posibilidades.
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