Cinco horas, tres match points en contra y una lección de liderazgo fuera de serie.

Carlos Alcaraz celebra tras ganar la final masculina de Roland Garros contra Jannik Sinner. – Gonzalo Fuentes/Reuters
La final de Roland Garros 2025 entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner fue mucho más que un partido de tenis. Fue una masterclass en regulación emocional, resiliencia psicológica y liderazgo bajo presión. Durante 5 horas y 20 minutos, ambos atletas protagonizaron no solo una batalla deportiva, sino una narrativa profunda sobre cómo se construye la grandeza en contextos de alta exigencia.
Sinner dominaba: dos sets a cero y tres bolas de partido. Alcaraz parecía vencido. Pero en lugar de rendirse, hizo algo que pocas veces se ve en vivo: reinventó su mentalidad en tiempo real. Y ganó.
No ganó solo por su técnica. Ganó porque su mente estaba entrenada para resistir el caos, reordenarse y encontrar sentido incluso en la desventaja. Ahí están las verdaderas claves para cualquier líder contemporáneo.
Mindset para Liderar desde el cerebro
Por mi especialización en psicología deportiva, puedo decir que en el alto rendimiento, no basta con entrenar el cuerpo. La psicología del deporte nos enseña que el éxito sostenido se basa en cuatro pilares mentales que Alcaraz encarnó con precisión quirúrgica:
1. Resiliencia anticipatoria (no reactiva)
En lugar de “aguantar”, los deportistas élite aprenden a anticipar la adversidad sin dramatizarla. Alcaraz, perdiendo dos sets y al borde de la derrota, pasó de la victimización a buscar en el público su ancla emocional. Un equivalente organizacional sería gestionar una crisis sin entrar en modo pánico, sabiendo que la mente lidera antes que el cuerpo.
2. Gestión emocional estratégica
Cuando corrigió un punto erróneo a favor de su rival, en pleno clímax emocional del segundo set, activó un principio clave: la coherencia en los valores fortalece el foco. Su gesto de ética no fue solo noble: fue funcional. Liberó tensión, reforzó su identidad y recuperó energía psíquica. Líderes que hacen lo correcto, incluso cuando nadie mira, se hacen más fuertes en la tormenta.
3. Neuroplasticidad competitiva
Durante el partido, Alcaraz cambió su patrón de juego. Adaptó su mentalidad, no solo su táctica. Esta capacidad de reconfigurarse sobre la marcha refleja lo que en neuropsicología llamamos plasticidad adaptativa. En las organizaciones, se traduce en equipos capaces de desaprender y reaprender en contextos de incertidumbre.
4. Competencia inspiradora
Sinner no fue un enemigo. Fue un espejo que obligó a Alcaraz a ser su mejor versión. En psicología del alto rendimiento, el concepto de zona de desafío óptimo explica cómo un rival de alto nivel estimula la creatividad, la precisión y la motivación intrínseca. En el liderazgo, esto equivale a dejar de ver a los otros como amenazas y empezar a verlos como aliados evolutivos.
Lo que las empresas pueden aprender (y aplicar el lunes por la mañana)
- Cinco horas de tensión extrema en la cancha se traducen en el mundo corporativo como jornadas de negociaciones, crisis o lanzamientos bajo presión. ¿Cómo reaccionamos cuando todo parece al borde del colapso?
- El reinicio mental tras un fallo en el tenis es como un “post-mortem” bien hecho tras un proyecto que no salió como esperábamos. El líder no se queda atrapado en la culpa, sino que aprende, ajusta y sigue jugando.
- Mantener los valores bajo presión fue el gesto de Alcaraz al corregir un error arbitral. En la empresa, esto se refleja en decisiones difíciles donde se podría “sacar ventaja”, pero se elige lo correcto. Y eso fortalece la cultura.
- La rivalidad que eleva no es lucha destructiva. Es competencia sana. Sinner obligó a Alcaraz a sacar su mejor versión. En tu equipo, esa competencia puede ser motor de crecimiento si es bien gestionada.
Esto no fue solo un partido. Fue una metáfora de liderazgo en acción.
El verdadero liderazgo no se mide en victorias cómodas, sino en cómo te comportas cuando la adversidad no te deja respirar. Alcaraz, con 21 años, nos mostró que la madurez no se basa en la edad, sino en la capacidad de gobernarse a uno mismo bajo presión.
Cuando una persona logra reiniciar su mente sin perder su esencia, tomar decisiones éticas aun cuando la presión lo haría comprensible, y transformar al adversario en un maestro… entonces estamos frente a un verdadero líder.
Y eso, más que un trofeo, es lo que las organizaciones necesitan desesperadamente hoy.
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Por Mauricio Bock
PhDc en Psicología | Máster en Neurociencias | TED Speaker
Experto en liderazgo, mindset organizacional y entrenamiento de alto rendimiento
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