La visibilidad de la mujer ha aumentado en el mundo corporativo, lo que responde a las diversas acciones que se vienen desplegando desde el público y el privado para hacer frente al sesgo de doble vínculo o lazo, que hace referencia a todas las acciones que son realizadas por una mujer respecto a su autopromoción, su impulso por participar en la conversación y desarrollarse exitosamente en el ámbito laboral y, en general, profesional.
A pesar de los avances en cuanto al cierre de brecha de género, las mujeres continuamos enfrentando diversos obstáculos en el camino de la independencia económica, por ejemplo, lo que representa, en muchos casos, que nos veamos estancadas, profesional y personalmente. Por otro lado, no solo hacemos frente a una sociedad predominantemente liderada por hombres, sino que también debemos enfrentarnos al conocido “síndrome del impostor”, que hace que no nos sintamos merecedoras de nuestros logros, no sentimos que somos capaces de avanzar, y ello, en la mayoría de casos, genera que dudemos de nuestras capacidades, terminando por ponernos “cabe” en nuestro crecimiento personal.
Sin embargo, es importante destacar que, aunque nos seguimos enfrentando a una importante barrera, las mujeres peruanas venimos “pisando fuerte”, por ejemplo, solo durante la pandemia, alrededor del 70% de nuevos emprendimientos estuvieron liderados por mujeres. En relación a ello, es de suma importancia que se siga trabajando en facilitar el acceso a herramientas e información a todo nivel, que les permita a las mujeres crecer por sí mismas, ser independientes, desarrollarse, y ser líderes.
En el Perú tenemos el gran desafío de derribar mitos y sesgos que han sido interiorizados, y que aun cuando poseemos políticas claras sobre la no discriminación por género, e incluso, algunas empresas trabajan bajo la modalidad de cuotas para impulsar la presencia de mayor talento femenino en las compañías, siguen generando una baja representación y despegue de profesionales mujeres. Adicionalmente a ello, es de suma importancia luchar contra la perpetuación de estereotipos de género que restringen a las mujeres de involucrarse en profesiones o sectores tradicionalmente liderados por hombres. La brecha salarial, el techo de cristal, el síndrome del impostor, sesgos inconscientes, brechas profundas, opiniones polarizadas sobre capacidad de la mujer, llamémoslo como queramos, con tal de seguir luchando para acortar las brechas e impulsar el desarrollo, progreso y éxito del talento femenino; empezando por una mejor y más completa educación a las niñas, a lo que se sume la autoconfianza, y sumándole más programas e iniciativas de gran valor, que reúnan al Estado, sociedad civil y empresas privadas, para no quedarnos solo en la declaración…sino lograr pasar a la acción.
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