Hoy se está hablando mucho ya de Digital Transformation en las empresas, sin embargo, muchas empresas están dándole más énfasis a lo “Digital” buscando desarrollar iniciativas digitales en lugar de concentrarse en la “Transformación” de la Cultura Corporativa.
En nuestra opinión, y de aquellas firmas que acuñaron el término de Transformación Digital, el mayor activo de una empresa es su Cultura Corporativa. El corazón entonces, de todo proceso de transformación digital debe centrarse primero en las personas, en la visión, misión y propósito de la empresa y su cultura, y como consecuencia de este planeamiento estratégico, emanarán de forma natural las necesidades y oportunidades que presenta lo digital.
El centro de gravedad de todo proceso de innovación digital es crear una cultura corporativa en la empresa, procesos, metodologías y el liderazgo necesario que permita que se desarrolle e implante un cultura donde cada persona de la empresa cuente con el ADN y el empoderamiento que les permita proponer ideas innovadoras para que de forma permanente, la empresa se cuestione si lo que siempre ha hecho puede ser optimizado por iniciativas digitales.
Muchas empresas, me atrevería a decir la mayoría, no han cobrado conciencia aún de que hemos cambiado de milenio y que hoy vivimos en lo que nada menos que el World Economic Forum ha llamado “la más grande e importante revolución de la historia de la humanidad”: La Cuarta Revolución Industrial.
Las empresas que no asimilen estos conceptos, que no vivan y respiren en base al aceleradísimo ritmo del cambio que nos impone la revolución digital se exponen, en el mejor de los casos a mantenerse en su zona de confort cuando hoy se nos impone como líderes desafiar permanentemente el status quo para responder a los retos, amenazas pero sobretodo oportunidades que nos presenta la Cuarta Revolución Industrial.
Como he mencionado en otros artículos, y aunque parezca contraproducente, nuestro éxito previo es nuestra mayor debilidad, porque nos hace creer que “todo va a estar bien”.
Como menciona el World Economic Forum “todos los modelos de negocio se ven amenazados por la transformación disruptiva liderada por un nuevo tipo de empresa, los Unicorns”.
El tema es más complejo aún ya que el Estado es uno de los más importantes habilitadores o inhibidores de la Transformación Digital de las empresas al entender en profundidad el alcance que ésta tiene en la competitividad de las empresas y por ende, del bienestar del país. No hacerlo será un error histórico imperdonable.
Industria tras industria, medios de comunicación, bancos, empresas de retail, inmobiliarias, constructoras, aerolíneas están enfrentando escenarios y retos inimaginables apenas pocos años atrás. Aquello que parecía improbable está transformando profundamente sus modelos de negocio y las más grandes amenazas ya no solo vienen de la competencia local; Startups y Unicorns que tienen como motor de su cultura la innovación, el desafío a los convencionalismos y lo establecido están disrupcionando, y en muchos casos destruyendo, empresas sólidas con décadas de éxito ininterrumpido, y lo están haciendo a un ritmo tan acelerado que muchas veces estas empresas han llegado ya al punto de no retorno y los espera la quiebra a la vuelta de la esquina.
La transformación es el término más mal utilizado en las empresas, pues suelene aplicarlas solo a soluciones puntuales en lugar de tener una visión holística de las cosas, del ecosistema global, de su cultura corporativa y de sus personas. Estas iniciativas aisladas no forman parte de una estrategia visionaria, suelen ser pequeñas iniciativas innovadoras que se centran sobretodo en temas operativos, en pequeños upgrades digitales a lo que solíamos hacer de forma tradicional.
Vemos que las empresas entienden que la transformación digital básicamente se centra en un rediseño organizacional cuando redefinen el organigrama de la empresa o los roles y job descriptions de las diversas áreas y posiciones.
La transformación estratégica demanda mucho más. Implica un cuestionamiento profundo y constante de sus modelos de negocio tradicionales. Desde esta óptica, y en consonancia con las nuevas reglas que rigen un mundo que ha entrado en la Cuarta Revolución Industrial, las empresas deben identificar, primero las amenazas que esta revolución trae y tomar rápidamente medidas contradisruptivas tanto físicas como culturales y digitales.
Luego corresponde, con la mayor transparencia y autenticidad, identificar nuestras debilidades y enfocarnos en revertirlas rápidamente, y en este caso, lo digital cumple un rol fundamental. La tecnología es hoy casi un commodity, y una empresa que vive y opera en un país en vías de desarrollo tiene las mismas oportunidades para explotar la revolución digital en su beneficio como las tienen las empresas que operan en países desarrollados y hacerse más ágil e inteligente.
El verdadero problema es nuestra visión anacrónica de la realidad
El peor enemigo de las empresas es el día a día, la cuota que hay que cumplir, los procesos legados que hay que respetar y sobretodo, el mindset del liderazgo que no ha aprendido a desaprender, y peor aún, no ha aprendido a aprender como se aprende en esta nueva era, por ende, no innova.
Ninguna empresa está a salvo. Es impresionante cómo la valoración de muchas marcas y empresas se ha visto severamente devaluada en poquísimos años solo porque los inversionistas y calificadoras de riesgo las ven como sumamente vulnerables ante la revolución digital del siglo XXI.
La transformación digital es más importante, mientras más grande sea la empresa, pues en la mayoría de casos, los procesos que diseñaron para prosperar en el siglo XX son las más grandes ataduras que las hacen lentas, elefantiásicas y con culturas corporativas que son todo menos apasionantes y por ende, no solo no retienen, sino que tampoco atraen al talento necesario que les permitiría prosperar en la Cuarta Revolución Industrial.
El líder de la Cultura Corporativa es sin duda el “Social CEO“. Si el CEO de su empresa no está al día y comprende a cabalidad los retos y oportunidades que presenta el nuevo ecosistema global, está incapacitado para liderar la empresa. Es por lo tanto necesario que la primera transformación coherente con los tiempos que vivimos se dé en el CEO, para luego expresarla en una visión compartida con un directorio que lo empodere de modo que su plana gerencial tenga la responsabilidad y esté empoderada para hacerla decantar en cada departamento de la organización.
El CEO no solo debe de hacerle un upgrade a su mindset, debe asegurarse que ese upgrade se dé en todas las personas de la empresa y debe plasmarse y verse reflejada objetiva y emocionalmente en la cultura corporativa de la empresa.
Vemos con preocupación la falta de sentido de urgencia en la mayoría de líderes empresariales con respecto a estos temas. El tiempo finalmente hablará por todos, y solo sobrevivirán las empresas que hayan tomado conciencia y tomado las medidas necesarias para poder prosperar en la Cuarta Revolución Industrial.
Pablo Bermúdez
Consultor Internacional en Transformación Digital, Knowmad, Empresario, Mistagogo, Profesor, Expositor, Escritor y mil cosas más…
Director en The Startup Factory
Twitter: @pablober
Linkedin: http://www.linkedin.com/in/pablobermudezmogni
Blog: https://www.pablobermudez.com/
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