Escribe Bertha Mendoza, alumna de Economía de la Universidad del Pacífico
A lo largo de este año, hemos escuchado sobre la latente preocupación por la llegada de una nueva crisis en el mundo: la crisis alimentaria. Y definitivamente las alarmas se encienden, pues ¿quién no se preocuparía si su alimentación (y, por ende, su salud) se encuentra comprometida? Sin embargo, hay un aspecto adicional que causa inquietud, especialmente entre los peruanos mayores de 40 años: el incremento de precios, conocido como inflación. Las largas colas para comprar alimentos y la hiperinflación en los 80 sirven como precedente para aterrarnos ante un incremento de precios en la actualidad. Pero ¿existirá relación entre la crisis alimentaria y la inflación de este año?
Crisis alimentaria: ¿más que escasez de alimentos?
En primer lugar, debemos comprender qué es una crisis alimentaria. Es el escenario en el que las personas no pueden acceder a alimentos seguros y nutritivos, en cantidades suficientes (FAO, 2011). Como consecuencia, no se alimentan adecuadamente y su estado de salud se encuentra en riesgo. Esta puede ser causada tanto porque la disponibilidad de alimentos no es suficiente para cubrir las necesidades de la población, o porque los ingresos de las familias no alcanzan para poder adquirirlos. Se estima que alrededor de 1,600 millones de personas se verían afectadas en todo el mundo por la crisis actual (The Economist, 2022).
Una guerra y otra crisis: las causas de la crisis alimentaria
Mucho se habla de cómo la guerra entre Rusia y Ucrania ha propiciado este problema. Y, si bien es uno de los factores que la acentúan, no es el único. Es más, existen aún otros precedentes que anunciaban su llegada, como la crisis de los fertilizantes, lo cual se detalla a continuación:
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La guerra entre Rusia y Ucrania: Sus efectos se sienten a nivel global, pues Rusia y Ucrania son importantes productores de trigo y maíz a nivel mundial. El conflicto entre ambos países afecta su producción, por ende, la cantidad que exporta disminuye, hay escasez y se eleva el precio internacional de estos productos. Lo mismo sucede con el precio de los combustibles, pues Rusia es uno de los mayores productores de petróleo y gas en todo el mundo (The New York Times, 2022).
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La crisis de los fertilizantes: El precio de los fertilizantes ha experimentado un alza desde 2021, debido a que en China y Rusia pusieron restricciones en su exportación por priorizar el suministro local. Por ello, una menor oferta de fertilizantes a nivel mundial llevó a que su precio se elevara (BBC, 2021). Además, la producción de fertilizantes amerita el uso de gas natural, y como su precio se ha incrementado por causa de la guerra, se acentúa la crisis de los fertilizantes.
La inflación y su actuación en medio del caos
Tanto la guerra, la crisis de los fertilizantes y el alza del precio de los combustibles son problemas que incrementan el precio de los insumos que se utilizan en el proceso de elaboración de otros productos, como sucede con el maíz amarillo para la alimentación de aves, los fertilizantes para la producción agrícola, y el combustible para el transporte de los alimentos. Todos estos elementos hacen que producir sea más caro. Esto deriva en dos problemas: 1) a los agricultores ya no les alcanza para cultivar tanto como antes y 2) como sus ingresos también se ven afectados, suben el precio de sus productos.
El primer problema propicia una caída en la producción de alimentos, mientras que el segundo es el que causa la inflación. ¿Y por qué ese aumento de precios causa inflación? En primer lugar, definamos qué es. La inflación es el aumento de precios generalizado y sostenido en el tiempo (BCRP, s.f.). Eso quiere decir que para hablar de inflación, debe subir el precio de varios productos en nuestra economía, no de manera momentánea, sino por un largo periodo, escenario que se ha vivido en esta primera mitad del año.
El problema con la inflación es que ahora las familias, con la misma cantidad de dinero de la que disponían, pueden comprar menos cosas que antes, lo cual incluye alimentos. Además, considerando que también se ha incrementado el precio de los combustibles, en ocasiones las personas sacrifican una buena alimentación por cubrir sus gastos de transporte (El País, 2022). En conjunto, todo ello representa una amenaza para la alimentación de las personas, lo cual, según la definición presentada inicialmente, dan pie a una crisis alimentaria.
Ante esta crisis, urgen medidas focalizadas que brinden apoyo a las personas más afectadas por esta crisis y a los agricultores locales para sostener la producción de alimentos a precios no tan elevados. Y aún más, necesitamos que estas acciones concretas y rápidas para aminorar sus efectos. No podemos confiarnos, pues aún queda mucho trabajo por delante para asegurar el bienestar de todos los peruanos.
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