El riesgo es una variable que está inmersa en toda actividad empresarial, por lo que es muy importante su adecuada gestión acorde con los niveles de apetito y tolerancia al mismo. Este manejo es necesario para evaluar la efectividad y eficiencia de los resultados, conocer con mayor precisión el cumplimiento de los objetivos propuestos, analizar comportamientos y tendencias e identificar desviaciones, entre otros aspectos de relevancia. Así, una buena administración integral de los riesgos empresariales, la cual implica múltiples beneficios para la organización, demanda identificarlos y actualizarlos de forma anticipada y oportuna para así tomar las decisiones sobre cómo proceder para mitigarlos, a través de medidas preventivas o correctivas del caso.
Como dijo Heráclito, “no hay nada permanente, excepto el cambio”. En ese sentido, esta vorágine de cambios, acelerada por la transformación digital, nos impulsa a adaptarnos a la consistente incertidumbre y complejidad del entorno en el que nos desenvolvemos, así como a hacer de la gestión integral de riesgos una herramienta efectiva para el logro de los objetivos y la permanencia en el mercado durante el corto, mediano y largo plazo. De esta manera, los indicadores clave de riesgo (Key Risk Indicators, KRI, por sus siglas en inglés) se convierten en los principales soportes para la toma oportuna de acciones y correctores de las desviaciones con respecto a las metas establecidas.
El Committee of Sponsoring Organizations of the Treadway Commission (COSO, por sus siglas en inglés) define a los KRI como “las métricas utilizadas por las organizaciones para proporcionar una señal temprana de exposiciones al riesgo, cada vez mayores en diversas áreas de la organización”. En algunos casos, éstas son monitoreadas por la gerencia como indicadores de riesgos en evolución y de oportunidades potenciales, lo que indica la necesidad de definir acciones que deben tomarse.
Adicionalmente, el referido documento establece que estos indicadores proporcionan información oportuna sobre riesgos emergentes y potenciales, los cuales pueden tener impacto sobre el logro o no de los objetivos de la empresa; también pueden señalar problemas operativos que se desarrollan o potenciales eventos negativos relacionados con eventos externos. Esto quiere decir que pueden ofrecer información valiosa para la administración y la junta directiva de cada organización, con el fin de tomar las medidas correctivas y preventivas para mitigar los riesgos, así como velar por el cumplimiento de los objetivos establecidos.
La definición y monitoreo de los KRI constituyen una práctica proactiva que complementa el seguimiento de los resultados de la organización a través de los ya conocidos Indicadores Clave de Desempeño (Key Performance Indicators, KPI, por sus siglas en inglés). Estos son revisados periódicamente por la administración y alta dirección para proporcionar una descripción general del desempeño de la empresa y sus principales unidades operativas, tomando como referencia las metas correspondientes.
Diferencias entre los KPI y KRI (www.pwc.com)
En lo que respecta a las similitudes, en ambos casos:
-Pueden ser indicadores cualitativos y cuantitativos.
-Deben encontrarse alineados con el apetito de riesgo y considerar la influencia de factores internos y externos.
Los KRI y su relación con los KPI y el apetito de riesgo
El apetito de riesgo, en un nivel amplio, es la cantidad de riesgo que una organización está dispuesta a aceptar en el contexto de crear, preservar y realizar valor (COSO ERM 2017). Asimismo, se determina en función de la misión y visión establecidas, de la cultura deseada, así como de las estrategias previas de la empresa, las cuales resultan inputs importantes en su nivel de apetito y tolerancia, que se perfeccionan cada vez que se revisan y actualizan estrategias alternativas.
Ante los riesgos identificados, la compañía debe establecer KRI, los cuales deberán informarse en conjunto con los KPI para demostrar la interrelación entre el riesgo y desempeño. Mapear las medidas de KRI, con los niveles identificados de apetito y tolerancia al riesgo, constituye una herramienta útil para articular e integrar la visión organizacional respecto del costo asociado para lograr los resultados deseados.
El seguimiento de los KRI y KPI se realiza generalmente a través de reportes o informes. Estos deben permitir a la junta directiva y alta gerencia monitorear los tipos y la cantidad de riesgos asumidos, así como la adecuación de los indicadores ante aquellos que son emergentes y la idoneidad de las respuestas a los identificados en los procesos, personas y planes de acción de la organización. Todo ello dentro del marco de una robusta estructura de gobierno corporativo, cuyo objetivo fundamental es el alineamiento de las expectativas de los grupos de interés de la organización como parte de su sostenibilidad en el largo plazo.
Finalmente, citando a Mark Zuckerberg, quien indicó que: “El mayor riesgo es no tomar ninguno. En un mundo que cambia rápidamente, la única estrategia que está garantizada para fracasar es no correr riesgos”. Además, lo complementaría indicando la importancia de que estos “estén a la altura de lo que estamos dispuestos a asumir”.
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