Esta semana se realizó el evento Top Marketing Program, organizado por la Sociedad Peruana de Marketing, que este año convocó a más de 700 profesionales.
Una de las exposiciones clásicas es la que Elmer Cuba trae con información y reflexión sobre economía, política y las fuerzas macro nacionales y globales que pueden influir y es necesario considerar para la actividad empresarial en general y de marketing en el Perú.
Entre muchos temas interesantes habló de la fragmentación política de la que somos campeones mundiales y mostró un cuadro con los partidos políticos que están por conformar el espectro para las próximas elecciones presidenciales.
Cuando se habla de partidos políticos, se habla de marcas, símbolos, relatos, discursos, programas, promesas. También de logos y slogans.
Existen slogans famosos de marcas que apelan al beneficio funcional, como Rexona, “no te abandona”; o al anhelo del decisor, como Huggies, “hace bebés felices”. Otras que llaman a la acción, “Just Do it”; o que indica su posición en el mercado, “el rey de las cervezas”.
En política (peruana), quienes crean un movimiento o partido parecen que no aprenden una gran lección, la trampa del nombre. Un nombre exitoso no necesariamente describe lo que hace o quiere resolver una organización. SpaceX, habla de un sueño, Apple no nos dice nada sobre computadores, Coca Cola de gaseosas, Amazon de tiendas, Nike, de ropa deportiva, Disney de parques e diversiones. Sublime es una marca maravillosa para un chocolate, más que Kit Kat o M&M, pero todas funcionan muy bien.
Entonces me pregunto, ¿por qué los políticos peruanos crean partidos y los nombran tan mal?
Según una nota publicada en RPP, existe la posibilidad de que ¡68 partidos! se puedan presentar a la próxima elección presidencial, ¡SESENTA Y OCHO! A los 37 partidos actuales se han presenta 31 que esperan representar el sentir político nacional.
A este tema dedicó Elmer varios minutos de su ponencia, a la hiper fragmentación que impide la gobernabilidad. Quiero agregar mi aporte marketero a su ponencia y que podría ayudar a la gente a no caer en las trampas de las marcas políticas: los nombres indican lo que sus líderes y cuadros nos quieren hacer creer pero, si uno le cambia de signo, entenderá cuáles son sus reales intenciones.
El asunto es muy divertido y dramático a la vez. Aquí algunos ejemplos, mezclando partidos inscritos con partidos en proceso de inscripción:
- Alianza para el progreso = el progreso del fundador.
- Fuerza Popular = el pueblo soy yo y los míos.
- Acción Popular = ¿qué gente?
- SI = NO
- Restauración Nacional = Sigamos destruyendo.
- Avanza país = ¿para dónde?
- Libres e Iguales = nadie es libre y, a la vez, igual.
- Todos con el pueblo = Todo para mi.
- Perú libre = hagan lo que quieran.
- Perú federal = no sé qué significa ser federal.
- Adelante Perú = dónde queda adelante.
- Renovación popular = todos seremos blancos y conservadores.
- Si creo = ¿en qué?
- Pueblo consciente = síganme los buenos.
- Tierra verde = no se me ocurrió otro nombre para el partido.
- Fuerza moderna = todos en un app.
- Comunidad política = discutamos sin encontrar una solución.
- Un camino diferente = yankenpó.
En fin, es un tema interesante, digno de un análisis para expertos en semiología, sin embargo, tremendamente actual y relevante. No caigamos en la trampa de los nombres.
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