Recibo muchos comentarios de lectoras o clientas, que me regalan una serie de excusas por las cuales dicen que no pueden lucir bien. Excusas, que para mi son ligeras y que tienen más que ver con miedo al fracaso, a no lograr verse como esperan. Y es que muchas veces nos podemos la vara muy alta y nos generamos muchas expectativas.
Cierto es que mucho es este bombardeo de información que vemos en la tele, redes sociales y que nos dicen que tenemos que “encajar” en un molde, o que todo es superficial, con exceso de Photoshop, donde sentimos que es más que imposible tener una buena apariencia.
Sin embargo, soy una fiel creyente que siempre tenemos una oportunidad para causar un buen impacto, hasta en los momentos más sencillos y cotidianos, sin esa necesidad de “producirse”. Aquí les resumo algunas de las excusas más frecuentes.
1. No tengo tiempo
Si bien es cierto todas vivimos a mil por hora y unas aún más que otras, siempre hay tiempo cuando una quiere hacer algo que realmente quiere y sabe qué es bueno para uno mismo. Si bien es cierto, hay que invertir algo de tiempo en nuestra imagen, una vez que logras optimizar tu guardarropa, una vez que te conoces bien, que te queda, que te gusta, cuál es tu estilo, luego todo fluye muy fácilmente. A veces es cuestión de organización y de prioridades y saber que vestirnos diariamente no tiene que ser un dolor de cabeza para nadie.
Si tu no te regalas tiempo para ti misma, si no te pones como prioridad, si no te detienes en conocerte y apreciarte ¿cómo esperas conseguir sentirte bien contigo?
2. No tengo dinero
A veces se piensa que para lucir bien hay que invertir mucho dinero en comprar ropa, accesorios, ir al salón de belleza, etc. Definitivamente no te voy a mentir y decirte que no hay nada que invertir, por supuesto que si, pero son inversiones inteligentes y bien pensadas y no sólo por gastar.
Hay que invertir en un buen estilista, que te cuide el cabello y te haga un buen corte. Hay que invertir en dentista si es necesario, hay que invertir en un armario inteligente, funcional y práctico, con piezas de buena calidad. Pero esta inversión debe ser consciente, bien pensada y realizada paulatina.
Muchas veces, realizamos gastos innecesarios en otras cosas, sin darnos cuenta que el dinero se nos va. Compramos cosas por comprar y te aseguro que gastas más de lo que realmente deberías en ropa y accesorios de manera impulsiva. Pero si piensas, que esta inversión es para ti, para sentirte bien, para aumentar tu autoestima y además potenciarte para alcanzar tus objetivos, pues verás que cada sol invertido en ti, valdrá 100% la pena.
3. No tengo buen gusto
Tener una buena imagen no tiene nada que ver con vestir a la moda, ni de tener un gusto exquisito para realizar combinaciones super atrevidas y audaces. Como vimos hace algún tipo en el post sobre los 7 estilos universales, no todas somos iguales ni tenemos el mismo gusto ni estilo.
Por eso es bueno invertir tiempo en una misma, para conocerte, para saber qué te gusta, qué no, con qué te sientes cómoda y además, cuáles son tus aspiraciones, tus objetivos, para alinear tu imagen a ellos.
4. No tengo buen cuerpo
Esta es otra excusa que siempre escucho. “A mi todo me queda mal” o por lo contrario “a ella todo le queda bien porque es “alta” o “flaca” o “joven” o mil etc más. Y esto es algo que realmente me apena escuchar tan a menudo. Todas, y léelo claro y fuerte, TODAS podemos lucir bien independientemente de nuestra talla, altura, peso o edad. Es justamente el conocerte, apreciarte, valorarte y aceptarte lo que te hará realizar decisiones más inteligentes para potenciarte al máximo
Esto créeme que aumentará tu autoconfianza y la percepción no solo de los demás, sino, sobre todo de ti misma. Porque la mejor prenda que podemos usar, es una buena actitud y mucha confianza.
5. La apariencia no importa
Esta es quizás la más equivocada percepción que podemos tener sobre la importancia de la imagen personal. Quienes aún consideran que la apariencia no es importante, no están al tanto que así no se preocupen de está, ya están proyectando una imagen al mundo.
Para comenzar, con uno mismo. Cuando tu te ves bien, te sientes bien y eso aumenta tu autoestima y por tanto tu seguridad, que luego puedes transmitir a los demás. Todo es un proceso, que no sucede de la noche a la mañana, pero mientras que no aceptemos que la imagen exterior es sólo una representación de cómo nos sentimos con dentro, seguiremos posponiendo dedicarle el tiempo y esfuerzo que merece, poniéndonos siempre en primer lugar.
No se trata, como les decía al principio, de que lucir bien se vuelva un dolor de cabeza, todo lo contrario. Que sea parte de tu rutina, como lo es bañarte o lavarte los dientes. Invertir tiempo es quizás la inversión mas valiosa, apreciarte, conocerte, valorarte y también invertir en aquellas cosas que harán que nos sintamos más a gusto y cómodas con el cuerpo que habitamos.
No hay excusas, como en cualquier cosa en la vida, todo es posible. Y cómo dice la la reconocida Amy Cuddy “fake it till you make it”.
¡Hasta pronto!
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