Molly Bloom se perfilaba para ser campeona mundial de esquí. Su perseverancia y tenacidad eran los principales valores que sostenían la prometedora carrera que, en gran medida, había sido forjada por su padre. Su habilidad para el deporte iba de la mano con su brillante desempeño estudiantil. Tenía el ingreso asegurado a las más importantes universidades de los Estados Unidos para cursar leyes. Hasta que un día sufrió un accidente mientras competía y su vida cambió para siempre desencadenando una personalidad rebelde en la adolescencia y que se reflejó más en la etapa juvenil. Se fue de casa y trabajó como camarera en Los Ángeles. Su jefe la “ascendió” para el puesto de organizadora de juegos de póker. Los números tampoco fueron un tema difícil para ella, mucho menos las relaciones públicas. Se independizó y creó mesas de juego donde participaban actores de Hollywood, estrellas de rock, coleccionistas de arte, etc. Su fama se extendió hasta la otra costa estadounidense. Magnates de todo el mundo, miembros de la realeza europea, banqueros de Wall Street llegaron a jugar en las partidas que celebraba en suites de exclusivos hoteles con finos licores, manjares exóticos y modelos de almanaque. La mafia rusa la amenazó y quiso ser parte del juego. Hasta que el FBI la intervino. Luego vendría un juicio, mala propaganda en los diarios de tiraje nacional y sus memorias plasmadas en un libro. “La reina del póker” pasó de amasar millones de dólares en una noche a quedarse sin un centavo. Bloom cruzó el cielo de la opulencia y el infierno de la bancarrota de un momento a otro, hasta que ya no pudo más. Solo tenía 26 años. Toda esta historia es real y ha sido llevada al cine a través de Apuesta maestra (Molly´s Game), película dirigida por Aaron Sorkin y protagonizada por Jessica Chastain, Idris Elba y Kevin Costner.
Me tomo la libertad de contar de forma resumida la vida de Bloom porque no hay duda de que estamos ante una gran historia. Cualquier guionista estaría encantado de escribir un texto para el cine y verlo materializado en una película de rotación internacional. Y eso fue lo que hizo Sorkin, guionista de Red Social (2011), El juego de la fortuna (2012) y Steve Jobs (2016). No es un secreto que los buenos guionistas han tardado poco en dar el salto a la dirección. Sucedió con Billy Wilder y más recientemente con Charlie Kaufman, claro, salvando las distancias. Sorkin, así como en las tres películas mencionadas, nuevamente ha adaptado un libro para la pantalla grande: las memorias de Bloom. Si bien su debut en la dirección no defrauda, tampoco se acerca a la eficiencia que han tenido sus textos, más allá de que sean dos ramas distintas, aunque complementarias.
Para narrar la azarosa vida de Bloom, Sorkin se vale de dos recursos preponderantes: la narración en off y el flashback. En el primer caso, todo funciona en términos didácticos para aquellos que no conocen nada del mundo del póker, las apuestas a gran escala, las finanzas de dos caras y algunos pasajes del oscuro mundo de los ricos y famosos. Sin embargo, hay momentos en que la trama central empieza a dar vueltas por los mismos caminos y no hace otra cosa que tornarse en un ejercicio de enrevesamiento ludópata. Sorkin deja todo servido y no permite que el espectador complete ideas o matice algunas situaciones. Todo está explicado y no hay nada que cause sorpresa. Eso es lamentable, sobre todo porque Bloom es un gran personaje y merece desarrollarse en más capas. Respecto al empleo de los flashbacks, el director complementa la verborrea en off de Bloom con pasajes de su infancia y adolescencia que permiten identificar los disparadores de su personalidad. El escaneo de su psicología se refuerza con los diálogos que Bloom mantiene con su padre (Costner). Nuevamente el mejor Sorkin, el guionista, se luce.
Vale decir que Apuesta maestra no sería la misma sin Jessica Chastain. La actriz atraviesa un gran momento interpretativo. El árbol de la vida (2011), Take Shelter (2011), La noche más oscura (2012) y El año más violento (2014), son algunas de las películas en las que podemos disfrutarla con deleite. Su trabajo en el film de Sorkin guarda cierta sintonía con otra cinta que también protagoniza, Miss Sloane (2016). Si bajo la dirección de John Madden la actriz encarnaba a una cuestionada lobista que en un extraño acto de ética defiende la regulación de la compra de armas enfrentando un mundo dominado por hombres, en Apuesta maestra también debe hacerle frente a hombres que han manejado los hilos de las apuestas por siempre. Chastain se muestra férrea y con un magnetismo que atrae sin resistencia. La estadounidense desarrolla registros que fomentan la integridad artística a todo nivel. No exagero en decir que es una de las dos o tres mejores actrices de la última década. Idris Elba (en el rol del abogado de Bloom) también hace un buen trabajo, no es novedad, junto a Costner (padre de Bloom).
Apuesta maestra se disfruta por la exploración del mundo del póker que ofrece Sorkin y la gran actuación de Chastain. Sin embargo, se debilita poco a poco debido a la previsibilidad de las acciones. Una buena historia que tropieza con un metraje extenso e innecesario.
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