Asu Mare 3 cierra un ciclo de películas que se inició hace cinco años con el único afán de romper la taquilla a partir de la historia de una figura televisiva (Carlos Alcántara) y su exitoso stand up comedy homónimo. No se puede negar que los resultados de las producciones de Tondero -la empresa a cargo de la mentada “trilogía”- han batido récords en espectadores y pusieron la valla alta en semanas de permanencia en cartelera para cualquier otra cinta peruana. Solo las películas de superhéroes de Marvel compiten de igual a igual en recaudación y asistencia con las comedias protagonizadas por el popular Cachín. De hecho, todo esto impresiona y, como la gallina de los huevos de oro, si Tondero quisiera, las secuelas de Asu Mare darían para una docena de entregas más en piloto automático.
Sin embargo, la gran deuda de Tondero es dar en el clavo con un producto de calidad que esté a la altura de la masiva convocatoria que tienen sus trabajos audiovisuales. Asu Mare 3 sigue el derrotero de sus antecesoras. Es una comedia ligera que transita entre el humor de Pataclaun -¡qué mal ha envejecido la serie de TV! – y el burdo intento por hacer reír que tenían los cómicos ambulantes de los noventa. Si la comedia, en general, se basara en inútiles flatulencias, diálogos sosos y actuaciones disforzadas, Asu Mare 3 sería la referencia ideal. Es cierto que ponerse dogmático ante este tipo de películas significa un esfuerzo inútil. Tomársela en serio para debatir el sentido de la comedia, como género en el Perú, no tendría asidero. En cambio abre una fisura para comprender lo mal que se aborda un género tan noble, pero difícil de realizar, en nuestro país.
Por otro lado, Asu Mare 3 no pasa de ser un trabajo donde los improvisados mecanismos que buscan activar la risa se esconden detrás de secuencias plagadas de yerros reiterativos. El principal: no apelar a la naturalidad ni a la sorpresa. Si se intenta hacer comedia, al menos se debe dejar de lado tanto cálculo. La risa producida por las circunstancias cómicas, normalmente, tiene consecuencias reconfortantes, placenteras. El tono y el objeto del humor que caracteriza a Asu Mare 3 no se acercan a una experiencia agradable. Hay una falsa ingenuidad que fastidia. Se puede aceptar el error una vez, pero tres, no. Entonces, si no se aprende la lección es porque, como señalé líneas arriba, el fin es netamente comercial. Evidente. Querer recaudar no es ilegal. Está dentro de la validez que soporta el sistema económico. El problema radica en creer que la referencia de la comedia en Perú son las películas de Tondero. O peor aún, creer que estas cintas son comedias divertidas, inteligentes y emotivas. El debate sobre los gustos y las preferencias del espectador nacional no me ocupa en esta oportunidad. Lo pretencioso está en que Tondero cree que hace buena comedia.
El argumento de Asu Mare 3 está motivado por una situación central -la aparición de un hijo desconocido- que desequilibra la nueva vida de la pareja protagonista integrada por Cachín (Alcántara) y Emilia (Emilia Drago). El giro que adopta la historia podría ser interesante -de hecho lo es-, pero todo se diluye cuando la dramática relación entre padre e hijo cae en una serie de diálogos y acciones que hacen recordar a las peores telenovelas nacionales de los años noventa. Es aquí cuando se pierde una oportunidad para que la película dirigida por Jorge Ulloa (Enchufe TV) muestre algo de valor.
Tondero anunció que Asu Mare 3 no tendrá una sucesora. Desde acá agradecemos esa decisión por el bien del cine y la comedia hechos en el Perú.
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