El lado b del Vino de la Semana presenta,
Anís del Mono, Cataluña
Un bebida de caballeros
Antes, cuando no habían iphones, la vida era más bonita. Todos hablamos más, dialogábamos, pasábamos más tiempo en la mesa con nuestros familiares y amigos. Nadie revisaba el twitter o tomaba foto al plato. Y nos compartíamos el pan mirándonos a los ojos.
Eso daba tiempo a preguntarnos cómo estábamos, sentir que compartíamos y cuánto más soñábamos. Dando lugar a un Cognac, un Pisco o un Anís del Mono para finalizar una comida, lo que se llamaba la sobremesa. Podíamos estar horas en ella.
La palabra licor proviene del término latino liquifacere que significa “disolver”, pues para hacer esta bebida se disuelven y maceran hierbas o esencias.
En el caso de los licores digestivos, su característica principal es la alta graduación alcohólica que contienen (más del 30%), lo que les permite echarle una mano al estómago en el proceso de digestión –dilata los vasos y mejora el riego sanguíneo.
Ese alto contenido de alcohol constituye la razón por la que las copas en las que se sirven los digestivos son unas de las pequeñas que existen, y por la que estos licores no deberían llegar a la mesa antes que el postre.
Hoy probaremos el Anís del Mono, un clásico de las barras adultas. Los que saben, los que entienden, los que respetan la barra comprenden que el anís es una bebida alcohólica muy versátil para tu bar. Además de ser el licor preferido de muchos, es una bebida que está muy bien apreciada por sus bondades como licor digestivo. Esto, sumado a que puedes utilizarlo también para preparar postres y repostería, hacen necesario que conozcas un poco más del anís.
De hecho, y a modo de remedio casero, a menudo se recomienda preparar una infusión con una cucharada de sus semillas, dejarla hervir unos dos minutos y cinco minutos de reposado. Más tarde, se puede tomar después de cada comida. Igualmente, y dada la superstición existente en las civilizaciones más arcaicas, el anís también se empleaba con la finalidad de alejar a los malos espíritus. Se cultiva de forma masiva en España, y en menor medida en países como Italia, Turquía, Bulgaria, América del Sur y Japón. Pimpinella anisum, la planta más anisada El término anís como licor está legalmente muy controlado en la Unión Europea, donde a un gran número de bebidas similares a la que nos ocupa se les denomina aguardientes. Y es que, cuando hablamos de anís , como licor, hablamos de una bebida estimulante de alta graduación que toma su nombre del fruto de la planta con la que suele estar hecho: la Pimpinella anisum, también conocida como ‘anís’.
La historia de Anís del Mono comienza a finales del siglo XIX y está construida de anécdotas y de inspiraciones llegadas de distintas partes del mundo. La historia que inspiró al diseño de la botella fue bastante más romántica. El propio Bosch andaba buscando un regalo especial para su mujer y fue en la plaza Vendôme de París donde encontró el perfume perfecto y, en él, la inspiración para su botella de corte adiamantado que se ha convertido en estándar de la categoría.
D. Vicente Bosch y Grau (Badalona 1845- 1907), más conocido como Vicente Bosch, era un notario (que jamás ejerció su profesión), además de afamado empresario, que, en 1868, se unió comercialmente a su hermano José Bosch, abogado no ejerciente, el cual tres años antes había adquirido una pequeña fábrica en Badalona en la que elaboraba licores a granel. La familia Bosch ya poseía otras empresas y destilerías sobre todo en Estados Unidos. Y así empieza esta genialidad que se vuelve de carácter universal.
Pero quizás lo más significativo sea el rostro del propio mono: sus rasgos humanoides están basados ¡en el mismísimo Charles Darwin! Sin duda un guiño al debate de aquella época sobre la teoría de la evolución.
¨Mona y Mono¨, del gran Pintor e Ilustrador Ramón Casas I Carbó, 1898
En 1870, el licor Anís del Mono incluyó en su etiqueta la caricatura de un hombre simiesco claramente inspirado en los rasgos de Darwin. Por si quedaban dudas, el hombre-mono llevaba un cartel en la mano con esta frase: “Es el mejor, la ciencia lo dijo y yo no miento”. Una particular mezcla de burla y homenaje que sería todo un bombazo comercial.
Otros artistas de fama universal como Juan Gris, Pablo Picasso, Braque, Diego Rivera o Salvador Dalí encontraron en el Anís del Mono inspiración para sus obras.
Juan Gris. La bouteille d’anis, 1914
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