Hemos comentado que gran parte de la política económica transita a través de instituciones y organizaciones, mismas que son reacias a iniciativas ajenas y al cambio de sus rutinas. Este es un tema complejo, ya que hay numerosas circunstancias en que se debe ajustar o cambiar las políticas pero al mismo tiempo es importante preservar la institucionalidad para generar mayor estabilidad y la perdurabilidad de las mismas. Bajo esta realidad el (o los) economista(s) proponente(s) debe(n) ejercer liderazgo, conocer los aspectos formales e informales de la institución y a las personas para poder realizar una intervención o cambio organizacional que las haga aceptables.
Aquí algunos aportes de Allison (1981) y Zuckerman (1989) para entender a las organizaciones en general. Una presentación más completa se realiza en Alarco y Orellana (2009):
1. Los líderes del gobierno no ejercen control del comportamiento de las organizaciones.
2. Las organizaciones grandes evitan que una autoridad central tome o dirija las decisiones importantes. Las organizaciones dentro de un gobierno a menudo están en desacuerdo y compiten por recursos escasos.
3. Las organizaciones tratan de evitar la incertidumbre mediante arreglos, más que predecir los acontecimientos del futuro.
4. El cumplimiento de metas se atiende mediante procedimientos operativos estándar. Las organizaciones buscan soluciones a problemas no estándar pero de forma lenta y dificultosa.
5. Los proyectos que requieren de la coordinación de muchas organizaciones son raramente diseñados y realizados; también los líderes del Gobierno pueden esperar información incompleta y distorsionada de cada organización alrededor de su parte en el problema general que las convoca, aunque cada quien contribuirá a la solución del problema de la forma en que generalmente lo sabe hacer.
6. Las rutinas y orientaciones organizacionales no son impenetrables al cambio directo; si los objetivos de los factores principales que apoyan las rutinas – como el personal, recompensas, información y presupuesto – son bien atendidos, pueden efectuarse cambios mayores en el tiempo.
7. Los problemas, prioridades y percepciones organizacionales son relativamente estables; los procedimientos, repertorios organizacionales y las actividades sólo cambian marginalmente y, una vez iniciados, no se abandonan a pesar de que el problema no sea importante.
8. El número de empleados y de gastos puede aumentar sustancialmente si sus actividades principales son rutinas, sin que exista un incremento en el número de sus obligaciones programadas.
9. La planeación a largo plazo tiende a institucionalizarse y luego a desconsiderarse.
10. No existe igualdad en el ejercicio del poder de los miembros de una organización; esta organización es la que da origen al dominio de los elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores.
Colega economista: este es el mundo donde se trabaja en la realidad. A la par de que plantea una nueva política debe pensar como implantarla a partir de ambientes a veces poco amigables.
16/8/2016.
COMENTARIOS
Interesantísimo tema, sobre todo porque sugiere la gestión del cambio como disciplina que aportaría muchísimo al manejo del cambio en las personas que componen las organizaciones implicadas en las políticas económicas empleando metodologías novedosas y eficaces para lograr la transformación o cambio buscado.
Estimada Cecilia: muchas gracias por el comentario. Tienes toda la razón el tema de la gestión de cambio es clave. Saludos cordiales, G.A
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