Por: Saúl Barrera Ayala
Hace unos días atrás, Fernando Cilloniz, en su calidad de Presidente de la Comisión Consultiva para el Plan Metropolitano de Lima 2021-2040, señaló la necesidad de fusionar los distritos de Lima Metropolitana hasta crear cuatro grandes distritos. Ello, con el fin de lograr economías de escala y mejorar la prestación de los servicios públicos locales, así como la propia gestión de la ciudad.
Por su parte, recientemente, el alcalde de Miraflores, Luis Molina, también brindó declaraciones en el mismo sentido, esta vez, a partir de la experiencia que pudo observar en la ciudad de Bogotá. En su caso, Molina planteó cambiar la forma de gobierno de la ciudad. Propuso que exista un alcalde mayor de Lima, elegido por los ciudadanos, y se nombre juntas de administración local en cada distrito.
Resulta saludable que se comience a plantear la discusión de este problema: el diseño de la estructura del gobierno local para Lima Metropolitana. Es un tema al cual se le ha prestado poca importancia. Para el año 2007, el presupuesto de la Municipalidad de Lima y de todas las municipalidades distritales de Lima Metropolitana ascendió a S/. 2.780 millones. Para el 2012, aumentó a S/. 4.775 millones. Y en el 2018 fue de S/. 7.508 millones. La pregunta que salta a la vista es: ¿Ha mejorado la prestación de los servicios públicos locales en la ciudad con ese mayor presupuesto? ¿Lima ha evidenciado un mayor crecimiento y desarrollo?
Hasta el momento, la fragmentación territorial de las competencias municipales a través de una mayor descentralización de las funciones locales, no ha sido una solución. En realidad, no lo ha sido en ninguna ciudad del mundo de características metropolitanas. Y a pesar de ello, se sigue insistiendo en dicho camino. De hecho, hace pocos meses vimos cómo algunos congresistas formularon la propuesta de crear la provincia de San Juan de Lurigancho, la cual integraría a seis nuevos distritos. Recientemente también, siguiendo el mal ejemplo, en el Callao se propuso la creación de la provincia de Ventanilla, con cuatro nuevos distritos.
La fragmentación territorial de las competencias municipales, a través de una mayor descentralización de las funciones locales, no ha sido una solución en ninguna ciudad del mundo con características metropolitanas.
Por esa razón, es urgente que se discuta, de manera técnica y lejos de propuestas populistas, un nuevo diseño para el gobierno y la gestión de la ciudad. Dejemos de atomizar el territorio, de fragmentar a su mínima expresión los presupuestos locales, porque así solo habrá recursos para financiar los sueldos de las autoridades, funcionarios y empleados locales, y se descuidará la inversión en obras públicas locales así como el adecuado financiamiento de los servicios públicos locales. Por ejemplo, ¿por qué no es posible prestar la misma calidad de servicio de limpieza pública en toda lima metropolitana?
Es hora de que se discuta, de manera técnica y lejos de propuestas populistas, un nuevo diseño para el gobierno y la gestión de la ciudad.
Cambiar esta realidad no será nada sencillo, habrá resistencias porque el actual sistema favorece a muchos intereses y crea privilegios que no se desearán perder. Y también hay que decirlo: esta idea no sólo no será del agrado de muchos actores distritales, tampoco lo será para varios actores del gobierno nacional, que nunca han mostrado inconvenientes para descentralizar funciones al interior del país, pero para el caso de Lima Metropolitana más bien han ido en dirección contraria. Al parecer, no ven con buenos ojos la posibilidad de tener un gobierno metropolitano fuerte en la ciudad.
Cambiar esta realidad no será nada sencillo, habrá resistencias pues el actual sistema favorece a muchos intereses y crea privilegios que no se desearán perder.
Por ello, la discusión de una nueva propuesta debe ser abierta y totalmente transparente. Se podrían plantear varias alternativas, caminos intermedios, cómo fortalecer las mancomunidades municipales que ya existen en Lima Metropolitana para que dejen de ser alianzas formales y protocolares y para que pasen a ser instancias de prestación efectiva de servicios públicos locales.
Fortalecer el gobierno metropolitano de Lima es lograr también que exista una distribución equitativa de los ingresos que genera el bien más valioso de la ciudad: su suelo urbano. El diseño del actual sistema, lejos de aminorar las diferencias, alienta y refuerza una desigual distribución de los ingresos tributarios locales.
Para las elecciones congresales del 2020 y del 2021, quienes postulen para representar a Lima Metropolitana, deben abordar la discusión de cómo hacer para adoptar un sistema de gobierno local que sea más eficiente y más eficaz para la ciudad.
Hace falta, pues, poner el tema en la agenda pública. Resultaría conveniente que en las elecciones congresales del 2020 y en las del 2021, quienes se presenten como candidatos para representar a Lima Metropolitana en el Congreso, aborden la discusión de cómo hacer para adoptar un sistema de gobierno local que sea más eficiente y más eficaz para nuestra ciudad. Hay que dejar de poner de lado este grave problema. Es por el bien de nuestra ciudad.
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