Franco Saito, alumno de Economía de la Universidad del Pacífico
Luego de haber organizado “los más grandes Juegos Panamericanos de la historia” (Neven Ilic), la histórica cosecha de medallas durante estos juegos ha marcado un punto de inflexión en el deporte peruano. Quizá el punto más resaltante de la organización fue la construcción de infraestructura deportiva en un tiempo récord, muestra de una excelente labor de gestión y administración de los recursos públicos por parte del Comité Organizador (Copal).
Por otro lado, hace algunas semanas se conmemoraron doce años del terremoto de Pisco. Con una intensidad de 7.9 grados en la escala de Richter, el sismo remeció las regiones de Ica, Lima y Huancavelica dejando alrededor de 700 mil personas damnificadas y 190 700 viviendas afectadas (INEI,2007). Sin embargo, hasta ahora la reconstrucción de Pisco no concluye. El mismo panorama se puede apreciar en el norte del país tras el fenómeno del Niño Costero 2017, dicho evento afectó a 141 000 personas y dejó miles de casas destruidas en las regiones de Lima, Ancash, La Libertad, Piura y Tumbes.
Las comparaciones suelen ser odiosas, pero a veces es necesario hacerlas para no volver a cometer los mismos errores y aprender de las experiencias exitosas. Para el caso de Pisco, según la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Ica, actualmente el proceso de reconstrucción se encuentra en un 80%. Por otro lado, en el norte el avance de la reconstrucción bordea un 40% con una ejecución del presupuesto de un 19% en el 2017, 33% en el 2018 y lo que va del 2019 un 25% (Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, 2019). Sin embargo, en la construcción de la infraestructura para los Panamericanos se logró que en el 2017 se ejecute el 93% del presupuesto, en el 2018 el 99% y en el 2019 el 71%. En este contexto surge la interrogante de cómo hizo la Copal para lograr resultados exitosos en tan poco tiempo.
El modelo aplicado para los Panamericanos fue el Project Management Office (PMO) de la mano del NEC (New Enginnering Contract). El primero de ellos consiste en la contratación de un tercero (puede ser un país o un privado) con experiencia comprobada para que brinde asistencia técnica en la gestión de las inversiones. Dicha oficina vela por el cumplimiento de los lineamientos de gastos, legalidad y transparencia, liderando todos los procesos del proyecto desde la selección de empresas, el diseño hasta la construcción de las obras mediante sistemas que garanticen una rendición de cuentas. El segundo mecanismo utilizado fue el NEC, el cual consiste en simplificar el lenguaje técnico y jurídico para darle mayor flexibilidad al proyecto. Se basa en utilizar un plan inicial de la obra como referencia, el cual puede y debe ser modificado durante la construcción sin la necesidad de adendas. Es decir, el diseño y la ejecución avanzan paralelamente.
Si comparamos este modelo con los procesos manejados por el gobierno, podemos encontrar grandes diferencias. Por ejemplo, días después del terremoto del 2007 se creó el Forsur (Fondo para la Reconstrucción del Sur) encargado de la rehabilitación de las zonas afectadas. Sin embargo, no pudo ejecutar los recursos asignados hasta febrero del 2008, por lo que para abril de ese año solo el 16% de los proyectos presupuestados estaban en marcha. Esto debido a los largos procedimientos legales para solicitar recursos al Ministerio de Economía. Asimismo, existió una falta de coordinación entre las distintas autoridades en los tres niveles de gobierno. De este modo, las autoridades nacionales entraron en conflicto con las autoridades regionales, provinciales y distritales debido a las competencias y participación de cada uno con respecto a la rehabilitación y reconstrucción.
Una situación similar se aprecia con la reconstrucción del norte. Se creó la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios para liderar la planificación de las intervenciones y monitorear que se ejecuten conforme la programación establecida. Sin embargo, las entidades encargadas de ejecutar las obras son los ministerios de Vivienda, Transportes, Agricultura, Educación y Salud, así como los gobiernos regionales y locales. De este modo, se ha evidenciado un ineficiente manejo de los recursos en intervenciones aisladas por parte de los gobiernos regionales y una falta de coordinación con el gobierno central para establecer un plan conjunto.
En síntesis, esta es una oportunidad para explorar nuevas opciones de desarrollo de infraestructura en el país. Lamentablemente, en el Perú hay un problema de gestión pública, la construcción de carreteras, colegios u hospitales suelen demorar años debido a la burocracia, casos de corrupción o inexperiencia de las autoridades. El modelo aplicado para los Panamericanos, nos muestran que sí se pueden construir infraestructura de una manera rápida y transparente.
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