En un país donde quien viene de fuera suele decir que está todo por hacer, muchas veces se asume esa tarea tan grande o pesada que paraliza y nadie se anima a avanzar.
Con tasas de informalidad sobre 70% en algunas actividades económicas o niveles de productividad en la agricultura que son 4.3 veces menor que el resto de sectores productivos, ¿quién se anima a afrontar esos problemas y darles batalla?
La respuesta pasa muchas veces por mirar los detalles. Veamos un caso que puede ser enriquecedor de lo que sí se puede hacer.
En el sector de madera y muebles, donde a pesar de ser un país forestal, nuestras exportaciones de muebles se han ido en picada y el refugio para este segmento ha sido proyectarse al mercado interno que en su mayor porcentaje es de precio y poco sofisticado, el tema de la calidad no está en el primer plano.
Hay muebles que se hinchan, parquet que se levanta, puertas que se descuadran, cajones que se contraen, mesas que se hunden y otras muchas imperfecciones de las que los consumidores son testigos y frente a las cuales se resignan a que por tratarse de muebles o piezas de acabado de bajo costo, la calidad sea baja. Sin embargo, desconocen que es posible que los muebles que se compran no tengan estos problemas si se aplica la tecnología adecuada.
Muchos de estos problemas ocurren porque la madera es un material higroscópico que contiene agua, en la medida que el tronco tiene como función el transporte del agua de la raíz hasta las hojas.
Si bien no se necesita ser el más experimentado de los carpinteros para advertir que el problema de las anomalías que se presentan cuando se usa la madera es la humedad, lo cierto es que pocos saben que hay cosas que se pueden regular en el proceso de secado de la madera para evitar que esto ocurra y poder tratarla de acuerdo a las condiciones de clima y humedad del lugar donde va a ser destinado el mueble o donde se va a instalar la pieza de madera.
Hasta la fecha nadie se había preocupado de crear una escala con parámetros para trabajar o secar la madera en función de la humedad relativa de cada ciudad en nuestro país, y la temperatura promedio que hay en la misma.
Y es que una vez que se corta el árbol, el agua debe ser extraída a través del secado de acuerdo a las condiciones que se le darán de uso. Este proceso se realiza a través del secado técnico de la madera, para lo cual resulta además importante conocer las características de la madera con la que se va a trabajar, la funcionalidad estructural que va a cumplir, el proceso de transporte que se seguirá para llevarla a su destino, el ambiente de instalación si es en exterior o interior, los agentes destructores a los que estará expuesta, el acabado que se le dará, entre otros.
Para evitar que la humedad y la temperatura afecte la calidad de los productos de madera que se fabrican en los países, lo que hacen es determinar en tablas, el Contenido de Humedad de Equilibrio (CHE) según zonas de uso o adaptación, y a partir de ello, que se formulen soluciones posibles para calibrar el proceso de secado que normalmente tiene en cuenta la humedad del aire, la altitud, la temperatura media, entre otros.
Mientras países como Colombia, Argentina o Chile ya tienen estas tablas, en el Perú aun no las teníamos y eso explica los problemas que algunos muebles o piezas han tenido cuando se han introducido en el mercado.
Por eso, es tan importante y destacable el lanzamiento del proyecto que ha hecho CiteMadera como entidad ejecutora en alianza con el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAHMI) y el Laboratorio Forestal de los Estados Unidos (FPL) como entidades asociadas, y la Universidad Agraria La Molina como entidad de transferencia, para la “Determinación del Contenido de Humedad de Equilibrio (CHE) de la Madera a Nivel Nacional hacia el Aseguramiento y Competitividad de los Productos Maderables Peruanos”.
La determinación de humedad de equilibrio permitirá que los productores puedan lograr controlar técnicamente el contenido de humedad de la madera, con el fin de asegurar las propiedades mecánicas, aislantes y térmicas más apropiadas en el secado de cada madera.
Esta tabla de temperaturas y humedad relativa que se espera sea por ciudades y que va a resultar de este proyecto, beneficiará a todos los actores de la cadena sin importar su tamaño, quienes accederán a este conocimiento que les permitirá mejorar la preparación de la madera durante su secado con el fin de obtener los mejores resultados en la elaboración de sus productos.
En esto consiste la importancia y la bondad del trabajo de los Centros de Innovación Productiva y Transferencia Tecnológica-CITE que pueden impulsar estas iniciativas que parecen pequeñas por su naturaleza, pero que son aportes gigantes a la mejora de la productividad del sector maderable.
A este mérito de CiteMadera se suma que los recursos que permitirán este trabajo provienen de los fondos concursables que ofrece INNOVATEPERU, y a los cuales CITEMadera aplicó conjuntamente con quienes serán sus entidades asociadas como podrían hacer otras entidades similares.
Este es un buen ejemplo de que algo que parece ser un paso pequeño puede convertirse en uno que permita dar un salto hacia la mejora de la productividad, al permitir avanzar en el aseguramiento, confiabilidad y garantía en la calidad de los productos maderables peruanos.
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