Escribe: Paulo Betancourt, Vicepresidente de Trading Renta Variable de Credicorp Capital.
Luego de semanas de incertidumbre, los mercados financieros del mundo se han visto sacudidos recientemente por la imposición de nuevos aranceles por parte de EE. UU. sobre sus principales socios comerciales. Esta medida no solo tiene efectos directos en el comercio internacional, sino que también genera repercusiones en los mercados bursátiles. Y aunque la disputa parece un enfrentamiento lejano entre gigantes, sus efectos ya se sienten con fuerza en el mercado local, especialmente, en la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Ante esta situación, la pregunta más recurrente que he recibido en los últimos días es: ¿cómo estas políticas podrían afectar el mercado de acciones global y, en particular, a la BVL? Además, de cómo se pueden identificar oportunidades estratégicas para los inversionistas peruanos.
La respuesta a estas preguntas no parece tan obvia porque la introducción de barreras comerciales como los aranceles genera un efecto dominó en la economía global, sobre todo, en el corto plazo, donde incrementan los niveles de aversión al riesgo de los inversionistas y la posibilidad de una recesión global. De hecho, los aranceles no solo encarecen productos y limitan el comercio, sino que también enfrían las expectativas de crecimiento global, golpeando los precios de commodities como el cobre, el zinc y el oro. Para una bolsa como la peruana, donde las mineras son protagonistas, este es un golpe directo.
En el caso del mercado bursátil de acciones, considero tres consecuencias clave que debemos tomar en cuenta:
- La mayor volatilidad e incertidumbre: los inversionistas reaccionan de inmediato a cualquier señal de riesgo, lo que provoca fluctuaciones bruscas en los índices bursátiles. La incertidumbre sobre el impacto de los aranceles en sectores clave puede generar ventas masivas de acciones, afectando la estabilidad del mercado.
- La desaceleración del crecimiento económico: el encarecimiento del comercio internacional afecta la demanda de bienes y servicios, lo que impacta la producción y, por ende, los resultados financieros de muchas empresas. Esto repercute en sus valoraciones en bolsa, disminuyendo el atractivo de ciertos sectores para los inversionistas.
- La redirección de flujos de inversión: los inversionistas buscan estabilidad en tiempos de incertidumbre, lo que podría significar un movimiento de capitales desde mercados emergentes hacia activos considerados más seguros, como los bonos del Tesoro de EE. UU. o el oro.
Pero ¿esto qué significa esto para la BVL? Sabemos que la BVL es altamente dependiente de sectores exportadores como la minería y la agroindustria, pero los efectos pueden ser mixtos. Por un lado, dada la alta exposición a commodities, el encarecimiento del comercio podría afectar la demanda de materias primas, presionando a la baja los precios de las acciones mineras. Por otro, las oportunidades emergentes del comercio en el mercado global podrían beneficiar a ciertos sectores peruanos.
El cobre, el zinc y el oro, tres de los principales productos de exportación de Perú, podrían ver una demanda fluctuante dependiendo de cómo los aranceles afecten el comercio global. Si China, uno de los mayores compradores de cobre peruano, reduce su demanda, las empresas mineras listadas en la BVL podrían experimentar caídas en sus cotizaciones. Adicionalmente, la incertidumbre económica tiende a fortalecer el dólar, lo que encarece la deuda en moneda extranjera para las empresas peruanas. Igualmente, la búsqueda de activos refugio podría llevar a una salida de capitales de la BVL, reduciendo aún más la liquidez del mercado, lo cual afecta directamente al precio de las acciones.
Aunque el panorama puede parecer desafiante, los momentos de incertidumbre también pueden traer consigo oportunidades estratégicas para los inversionistas. Por eso, lejos de representar solo una amenaza, estas correcciones abren espacios para quienes saben esperar y buscan valor. O como dice Warren Buffet, “El mercado es un dispositivo para transferir dinero de los impacientes a los pacientes”.
Por eso, considero que una estrategia para un inversionista peruano en estos momentos debe tener una mirada de largo plazo. Debe incluir una diversificación global, es decir, no depender exclusivamente del mercado local ni de las mineras. Además, debe aprovechar la volatilidad, dado que las caídas generalizadas son una oportunidad para adquirir activos con descuento. Y debe considerar una protección cambiaria o, dicho de otra manera, debe tomar en cuenta instrumentos tanto en soles como en dólares que cubran la exposición a las fluctuaciones del tipo de cambio.
Por otro lado, para hacer la selección de los activos creo que hay que mirar cada sector por separado. Para el sector agroexportador, el encarecimiento de los productos agrícolas provenientes de otros países debido a los aranceles podría abrir nuevas oportunidades para las agroexportaciones peruanas, particularmente en mercados donde los competidores tradicionales enfrenten barreras comerciales más altas.
Ante un posible freno en las exportaciones, sectores orientados al consumo interno, como el retail, la construcción y los servicios financieros, pueden captar mayor interés de los inversionistas. La diversificación hacia empresas con un fuerte posicionamiento en el mercado local podría ser una estrategia defensiva rentable.
Las tensiones comerciales pueden llevar a una reconfiguración de las cadenas de suministro globales. Empresas peruanas con capacidad de abastecer mercados cercanos sin verse afectadas por aranceles pueden posicionarse como actores clave en esta transición.
Por último, si la Reserva Federal de EE. UU. responde a la incertidumbre global con una política monetaria más flexible, la reducción en las tasas de interés podría estimular la inversión en mercados emergentes como el peruano. Esto abriría oportunidades en sectores como infraestructura, bienes raíces y financiamiento corporativo.
La imposición de nuevos aranceles por parte de EE. UU. genera una serie de desafíos para el mercado global y la BVL, pero también abre oportunidades para los inversionistas peruanos. La clave estará en la capacidad de adaptación y en la identificación de sectores que puedan beneficiarse de la nueva dinámica comercial. En un entorno de constante cambio, una estrategia bien fundamentada puede marcar la diferencia entre la incertidumbre y el crecimiento del capital invertido. La clave es tener claro que estos episodios de volatilidad son parte del ciclo natural del mercado. Prepararse, informarse y actuar con cabeza fría puede marcar la diferencia entre sufrir pérdidas o capitalizar oportunidades.
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