Kisagotami era una joven mujer y su primer hijo murió cuando cumplió un año de edad. Desesperada y por el amor que le tenía a su hijo, Kisagotami acudió a sus vecinos, visitando casa tras casa con su hijo muerto en brazos, solicitando medicina para salvarlo. La mayoría de vecinos consideró que Kisagotami había perdido la cordura en vista de que su hijo estaba muerto y no había nada que se pudiera hacer para salvarlo; sin embargo un hombre, viendo la inhabilidad de esta mujer por aceptar la muerte de su hijo la dirigió hacia Buda, diciéndole que solo él tiene la medicina que salvaría a su hijo. Kisagotami fue dónde Buda y le rogó que le brindará un poco de esa medicina. Buda, en vista de ello, le dijo: “yo sé cómo hacer un poco, pero necesito que me traigas un puñado de semillas de mostaza de una casa donde ningún hijo/a, esposo/a, padre, madre o sirviente haya muerto.” Kisagotami salió con desesperación para conseguir las semillas.
Progresivamente, Kisagotami se dio cuenta que su predicamento no era único y que la muerte acechaba a todas las casas donde buscaba. Con dolor, Kisagotami se resignó y posó el cuerpo del infante en el bosque dónde solía jugar. Regresó dónde Buda y le dijo: “No he conseguido las semillas. La gente del pueblo me ha dicho que los vivos son pocos y los muertos muchos.” A esto Buda respondió: “Tu creías que solo tú habías perdido a alguien importante; la ley de la muerte aplica a todos los seres vivos, no existe la permanencia.”
Historia de la tradición Budista.
Esta historia, aunque triste, nos invita a la reflexión. En muchas ocasiones pensamos que las situaciones por las que atravesamos de algún modo solo nos afectan a nosotros. Convertimos a las situaciones en algo privado; ciegos a lo que pueda estar ocurriendo alrededor. Esta visión de túnel es descrita en varios estudios sobre la felicidad. Cada segundo nuestro cerebro está expuesto a 11 millones de bits de información de los cuales solo podemos procesar 40 bits/segundo. La brecha entre nuestra capacidad de procesamiento y el flujo de información al que estamos expuestos es enorme. Tristemente los 40 bits que si podemos procesar usualmente lo enfocamos a lo negativo. Según Peter Diamandis, los humanos estamos predispuestos a ser pesimistas. Nuestra amígdala, parte de nuestro cerebro primitivo o profundo, es la encargada de detectar amenazas para poder sobrevivir. Este mecanismo funciona muy bien. Como consecuencia, el ser humano por naturaleza enfoca su capacidad de procesamiento hacia todo aquello que nos pueda causar daño (malas noticias, enfermedades, guerras, problemas, dolor, muerte.)
Para poder incrementar nuestros niveles de felicidad es importante aprender a enfocar esa corta capacidad de procesamiento hacia las cosas positivas en nuestras vidas. Tenemos que aprender a escoger el vaso lleno antes que el vacío; y de estar vació llenarlo con algo. Pero, ¿cómo hacerlo? Varios se han preguntado lo mismo, especialmente pacientes que han sufrido un trauma, una perdida, un accidente o una depresión. Según Mark Epstein, autor y psicoterapeuta reconocido, lo positivo y lo negativo son partes inseparables de la misma moneda. Según él, el ser humano buscará instintivamente eliminar las emociones negativas para ser feliz. Lamentablemente, el mundo interferirá con seguridad y nos hará sentir tristeza, miedo o ira. De igual forma, y en una misma magnitud, el mundo nos puede llevar a sentir alegría, satisfacción y placer. Epstein cree que la felicidad no se obtiene a través de la eliminación sistemática de emociones negativas sino por el contrario, enfrentándolas, acogiéndolas y confiando que al final lo positivo llegará como consecuencia. Epstein también enfatiza en el hecho de que el ser humano está acostumbrado a buscar la felicidad en lugares incorrectos. Usualmente buscamos la felicidad en lo material, en los placeres de la vida, tratamos de manipular lo externo para lograr ser felices. Contrariamente, nos olvidamos de trabajar en nuestro yo interior.
Mark Epstein, en vista de la necesidad de trabajar en el yo interior, recomienda aislar los sentimientos que emergen cada vez que sentimos como si fuéramos el centro del universo para luego poder descartarlos. Frecuentemente pensamos que somos el protagonista principal de la vida y que todo lo que sucede gira en torno a nosotros. ¿Alguna vez han estado en la cola para usar un cajero automático e inmediatamente sienten que las personas se están demorando con el único propósito de causarnos un malestar y molestarnos? Para Epstein, es de suma importancia lograr a través de métodos como la meditación, ubicar, aislar y descartar estos pensamientos ya que a pesar de no tener ningún fundamento concreto, nos causan emociones negativas de gran impacto. En otras palabras, la proporción que le damos a un sentimiento, generado por un pensamiento sin ningún sustento, afecta nuestro humor y también nuestra paz interior. Recordemos, ¿Han percibido pequeños gestos en el resto de personas que parecen tener la intención de querer agredirles, afectarlos o rechazarlos? ¿Están seguros que esos gestos tenían esa intención? Epstein ilustra mejor esta situación a través de una anécdota de uno de sus pacientes:
Una pareja que se llevaba muy bien había estado separada debido a que la novia había realizado una maestría de un año en el extranjero. En el aeropuerto, el día en que la novia regresaba para reunirse con su novio, él se ofreció para llevar su maleta. Ante esto, la novia, sutilmente le dijo que no; que ella podía sola. Preguntas como ¿Me está escondiendo algo? ¿Ha cambiado algo en ella? ¿Hará algún anuncio incómodo cuando lleguemos a casa? ¿Ya no me querrá? plagaron su mente. Fue tal el aturdimiento que causó ese pequeño gesto que al llegar a casa tuvieron una gran pelea. Ella reclamaba que él no parecía contento de verla y él reclamaba que ella le escondía algo, que lo rechazó.
Les invito a la reflexión; ¿Era necesario actuar ante ese pequeño gesto? ¿Qué les habría servido para aislar los sentimientos generados por el gesto de la novia? ¿Qué tipo de comunicación es necesaria para evitar que nos plaguen preguntas sin fundamento? ¿Cómo se hubiera podido evitar una pelea?
Basados en los estudios de Shawn Achor, Mark Epstein y Peter Diamandis.
Redacción: Emmanuel Lepoutre
COMENTARIOS
muy bueno para afrontar de manera más optimista la vida diaria a pesar de acontecimientos infelices que nos acompañan.
QUE BUEN ARTICULO NOS HACE RECAPACITAR DE NO DEJARNOS LLEVAR POR LO QUE VEMOS Y DEBEMOS ACTUAR DE MANERA OBJETIVA Y NO LLEVARNOS POR NUESTRAS EMOCIONES
Que bárbaro, que parecido a la realidad. es cierto que muchas vece sentimientos negativos acuden a nuestra mente, poner las cosas en perspectiva definitivamente ayudarán a mejorar internamente para ser una buena buena persona y luego un mejor ciudadano.
Excelente artículo!
Es que los pensamientos negativos se apropian mas en el cerebro de las personas y nublan la mente
Que buen articulo, e incluso es muy fácil ver lo negativo en las personas que los aspectos positivos.
Muchas gracias Jaime por el comentario!
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