Como sabemos, el networking no solo se basa en la cantidad de personas que conocemos, sino en la calidad de las relaciones que construimos. Una mesa de networking bien diseñada, puede fortalecer nuestras conexiones. Para lograrlo, plantéate estas preguntas que son fundamentales:
1. ¿Cuál es el objetivo de la convocatoria? Definir un propósito es esencial. ¿Buscas afianzar relaciones, posicionarte mejor en el segmento empresarial o simplemente ampliar tu red de contactos? Tener un propósito claro, te permitirá seleccionar a los participantes y el formato adecuado.
2. ¿Quiénes son las personas clave que tienen que estar en la mesa y por qué? Piensa estratégicamente en los perfiles que harán de tu mesa un grupo diverso, enriquecedor y que generen valor. Busca equilibrio entre sectores, niveles de experiencia e intereses comunes.
3. ¿Qué dinámicas facilitarán la interacción? Las actividades que elijas pueden marcar la diferencia. Considera incorporaciones como presentaciones breves o debates específicos que incentiven la participación activa y el intercambio de ideas.
Y una última pregunta (pero no menos importante), ¿Cómo puedo crear un ambiente acogedor? El entorno juega un papel esencial. Asegúrate que el espacio sea atractivo y estimulante, donde los asistentes se sientan valorados y motivados a asistir y compartir.
Estas reflexiones nos permitirán que la conversación fluya, se aprovechen mejor las oportunidades, nos ayude a nuestro crecimiento empresarial y se construyan relaciones a largo plazo.
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