“La forma en que un hombre trata el dinero es la prueba más decisiva de su carácter; cómo lo hace y cómo lo gasta”.
James Moffatt.
El buen Nicomedes sentía que ya estaba cerca la hora de jubilarse y
pasar la administración de sus negocios a alguno de sus adolescentes
hijos, ninguno de los cuales todavía se había involucrado en las
actividades empresariales familiares. Para tomar la decisión,
Nicomedes llamó a sus hijos, Arturo, Hernán y Edmundo y les dio 500
soles a cada uno, indicándoles que hagan el mejor uso del mismo. El
tema quedo ahí por un buen tiempo y la crisis económica hizo que se
atiendan otras emergencias; como por ejemplo lidiar con las menores
ventas y una inflación que supero 4 % cada año.
Pasados tres años, cuando el mayor de sus hijos se acercaba a la
mayoría de edad, los volvió a convocar y les preguntó a cada uno, que
hicieron con el dinero que les había dado. Arturo le dijo que invitó a
sus amigos a pasar un buen fin de semana en una playa y que lo
disfrutaron. Hernán, le explicó que el estaba tranquilo porque había
guardado el dinero en su caja fuerte para poder usarlo durante sus
estudios universitarios que estaba por comenzar. En cambio, Edmundo le
mencionó que ahora tenía más de 615 soles pues lo había invertido
habiendo ganado intereses durante todo este tiempo.
¿Qué han aprendido hijos?, inquirió Nicomedes y agregó ¿Cuánto vale el
dinero?. “El dinero vale lo que puede comprar” respondió decididamente
Edmundo. Nicomedes sabía ahora quién le podría tomar la posta.
Mientras Arturo prefirió el consumo inmediato, y hoy no tiene más de
ese dinero para atender otras necesidades. Hernán buscó seguridad que
le permita poder tener su dinero a la mano; pero ello provocó que su
dinero ahora compre menos pues la inflación le había quitado poder de
compra. En efecto cada año el dinero de Hernán podía comprar 4 %
menos, y en el acumulado de los tres años había perdido no menos del 12
% de su valor. Es decir que Hernán tenía ahora el equivalente de 440
soles del momento que recibió la propina (esto es, tiene 12 % menos en
valor). La inflación, que es entendida como el aumento general de los
precios de un país, le había quitado parte su poder de compra a Hernán,
exactamente como sí se tratase de un impuesto.
Edmundo, en cambio, creía que la plata es para trabajarla y no puede
estar ociosa. Se había preocupado de buscar buenas tasas de interés por
sus depósitos a plazo. La cantidad de dinero acumulada por Edmundo
tiene ahora mayor capacidad adquisitiva que la tenía tres años hace; y
ello se explica porque la tasa de interés o rendimiento obtenido es
mayor que la inflación (La inflación de 4 % anual hubiese estado
compensada sí se acumulaba 562 soles; cifra que fue superada por
Edmundo).
¿Qué lecciones sacan de esto?, insistió Nicomedes con sus hijos. “Que
hay que guardar pan para mayo” respondió, Arturo. En efecto, al
gastarse todo su dinero, Arturo no supo prever sus necesidades de
periodos futuros.
Por su parte Hernán, pensaba que la lección aprendida era que “la
seguridad no era suficiente y que más bien las inversiones debían tener
rendimientos no menores a la inflación”
Edmundo opinaba que el dinero debe ser asignado a su mejor uso posible.
Consideraba que sino invertía el dinero dejaba de ganar intereses, esto
es sacrificaba lo que se conoce como costo de oportunidad.
¿Nos hemos encontrado en alguna ocasión en la necesidad de tomar
decisiones como las de los jóvenes de la historia?, ¿Cuál de las
aptitudes hemos adoptado?, ¿Siempre decidíamos igual?. Se sorprenderían
de saber que hay muchos Arturo o Hernán no protegen adecuadamente el
valor del dinero. Por ejemplo hay todavía miles de personas que
mantienen, cuentas corrientes, cuentas de ahorro e incluso cuentas a
plazo que les pagan poca o ninguna tasa de interés, y que por tanto
pierden valor continuamente por el efecto de la inflación. Sí en
nuestro ejemplo el dinero perdió hasta 12 % de su valor en tres años,
consideren ¿Cuánto perderían en 5 años?, o ¿en 10 años?. Será de mucho
valor el que sepamos mover nuestro dinero hacia donde nos proteja
financieramente mejor (no únicamente en el sentido de seguridad que
razonaba Hernán). Decisiones muy simples podrían cambiar
sustantivamente nuestra realidad financiera. ¿Qué cree usted?
COMENTARIOS
Muy buena lección maestro; por eso, ahora tomo cuando me invitan.
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