Nos encontramos ante una coyuntura complicada. La situación política, social y económica que atraviesa nuestro país es una preocupación constante para las compañías, que deben entender cómo proteger sus principales activos para garantizar el logro de los objetivos de desempeño. Como parte de este compromiso, las organizaciones suelen tener un amplio rango de requisitos de cumplimiento por satisfacer, a fin de que el negocio mire siempre hacia adelante.
A dichas premisas podemos incluir el aumento de los entornos operativos globales, la velocidad del cambio y el entorno normativo en constante crecimiento, así como toda una serie de factores que elevan los desafíos.
En ese orden de ideas, los mandatos de cumplimiento tienen su origen en diversas fuentes:
- La calidad y la reputación son componentes significativos de la marca de una organización.
- La complejidad de los entornos normativos continúa aumentando.
- La globalización ha creado numerosos entornos empresariales con diferentes reglas normativas.
- Las fusiones, las adquisiciones y los modelos empresariales alternativos crean riesgos y oportunidades.
- Las regulaciones específicas de la industria y el aumento en la implementación requieren una experiencia particular.
- Los cambios y ampliaciones de productos, servicios y modelos de negocios generan nuevos requisitos regulatorios.
- La confianza en un amplio rango de terceros aumenta los desafíos en términos de riesgo y cumplimiento.
- La ética corporativa continúa siendo un desafío en todos los sectores.
- El aumento del escrutinio gubernamental ha dado lugar a mayores riesgos.
Entonces, ¿cómo se puede hacer frente a estos retos de cumplimiento? Sin duda existen varias formas, aunque la más efectiva es hacerlo desde la óptica de un Programa de Buen Gobierno Corporativo, puesto que:
- Aprovecha la tecnología en toda la organización para reducir los riesgos de cumplimiento y racionalizar los recursos.
- Ayuda a abrirse camino entre reglas y normas complejas y cambiantes.
- Habilita una cultura ética en la organización y que crece gradualmente en la misma.
Por lo expuesto, los beneficios del cumplimiento por la implementación de un programa permitirán:
- Proteger el valor y reputación de la marca.
- Cumplir las demandas y expectativas de los inversionistas, legisladores, reguladores, clientes, empleados, consumidores y otros stakeholders claves.
- Generar valor y ejecutar, de manera eficiente, la administración de riesgos empresariales.
- Remediar las crisis defendiendo a la organización, los ejecutivos, y los miembros de la dirección contra la aplicación de la ley, así como el impacto creciente por multas, sanciones e interrupciones del negocio.
En definitiva, un Programa de Buen Gobierno Corporativo establece las reglas, controles y prácticas que aseguran la imparcialidad, orden y transparencia normativa dentro de las compañías, permitiendo así lograr una adecuada gestión de riesgos de cumplimiento. De igual forma, propicia una certeza jurídica para superar incertidumbres y satisfacer expectativas de las partes interesadas, pues como ya lo dijo Montesquieu: “La ley es como la muerte, no exceptúa a nadie”.
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