Esta es la primera vez que tengo un blog, y, como todo lo nuevo que abordo en mi vida, lo tomo con mente abierta y una pizca de incomodidad sana, pues sé que este espacio me permitirá crecer personal, intelectual y profesionalmente. No esperen un blog convencional con información genérica de reportes y tendencias “del mundo de la innovación”. Les compartiré información, reflexiones y aprendizajes a mi manera, tomando como punto de referencia la experiencia tan rica que tengo en mi vida laboral.
Voy a “confiar en el proceso”, los invito a hacer lo mismo a ustedes. Tengo un framework (un marco de trabajo o estructura base que permite abordar temas complejos de manera estructurada) bastante simple que utilizo desde hace varios años para crear productos y/o testear nuevos conceptos, y que también utilizaré aquí, en la creación de este blog: iré de menos a más, aprendiendo e iterando en el camino, obteniendo cada vez mayor claridad sobre lo que debo hacer. Este primer post es mi MVP (Producto Mínimo Viable, por sus siglas en inglés). Con cada nuevo artículo aprenderé qué sirve y qué no gracias a la retroalimentación que reciba de ustedes (mi audiencia), del medio y de mi ecosistema. Iré entendiendo qué genera valor e iré construyendo hacia eso.
Zona de disconfort es un espacio donde buscaré argumentar que, para innovar, para crear valor, para marcar una diferencia en este mundo, la principal materia prima que se necesita es tener la mentalidad correcta. Hay que estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort en tres grandes aspectos: 1) hacia lo desconocido (zona fuera de tu conocimiento), 2) hacia batallas que otros no están dispuestos a pelear (zona fuera de tu “descripción de rol”), y 3) hacia metas mucho más grandes de las que te crees capaz de lograr (zona fuera de tu visión).
También argumentaré que necesitamos mucho más que la materia prima para hacer que un sistema de innovación funcione: buen storytelling, estructura y procesos, ciclos de iteración, las métricas correctas, un equipo potente, cultura abierta al riesgo, buenos aliados, entre otros, pero, como mencioné en el párrafo anterior, sin la mentalidad correcta nada de esto otro importa. Es como querer preparar lomo saltado sin lomo: tendrás un plato que se ve bonito y probablemente sepa bien, pero no tendrá contundencia ni generará un impacto real en saciar el hambre de tus comensales.
Cuéntenme sus impresiones sobre esta primera entrada de blog y los temas que les interesan aquí.
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