Mientras que en el Perú seguimos inmersos en el corto plazo, en la economía internacional aparecen nuevos temas que la tornan más inestable. Aquí muchos piensan y actúan como si nada estuviera ocurriendo. Se insiste en el casi secreto Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA), en más TLC y en una nueva versión modificada del TPP, los cuales se pondrían en salmuera bajo un nuevo escenario externo. Todavía no asimilan los retos de hace cinco décadas atrás, menos los eventos del último lustro. ¿Dónde están nuestros planes alternativos o de contingencia?
Se pueden distinguir al menos cuatro oleadas de acontecimientos internacionales. La primera identificada por el Club de Roma, hace 50 años, donde se destacó la importancia del equilibrio del hombre con la naturaleza: cambio climático, destrucción de la biodiversidad, reto demográfico y crisis energética. Luego, se sumó el impacto de las transformaciones tecnológicas, el menor crecimiento y la elevada desigualdad en los ingresos y las riquezas. A partir de 2013 sentimos el golpe del deterioro de los términos de intercambio externos como resultado de la insuficiencia de demanda, el menor crecimiento de la China y la sobreoferta de nuestras materias primas. Todavía hay muchos analistas locales que omiten este último factor para explicar la desaceleración económica interna.
En el último lustro hemos sido sacudidos por los movimientos extremistas y sus secuelas: migraciones involuntarias masivas, la profunda inestabilidad y la polarización social. También destaca la difusión de diversos documentos sobre los efectos negativos de la robotización en el empleo de aquí a 20 años. Se estima que la OCDE perdería en promedio el 57% de los puestos de trabajo. El último año fuimos sorprendidos por el Brexit y la victoria de Trump, herederos de este capitalismo neoliberal que ha generado más desempleo y elevada desigualdad. Para suerte de todos, el primer proceso camina lentamente y el segundo está siendo frenado por sus propios errores, las instituciones internas y numerosas fuerzas sociales y políticas.
Frente a este panorama la respuesta parece obvia; sin embargo, está fuera del radar de muchos. Se necesita fortalecer los Estados nacionales, construyendo proyectos nacionales incluyentes y democráticos. Se trata de mirar más hacia adentro e intrarregionalmente. Es imprescindible pensar cómo incrementar los recursos fiscales y elevar la capacidad de gestión del gobierno. Debemos planear cómo mejorar eficaz y eficientemente las capacidades redistributivas del Estado. Es imprescindible intensificar esfuerzos con relación a la diversificación productiva bajo una perspectiva multisectorial. Hay que diseñar estrategias para enfrentar los nuevos retos de la robotización y la financiarización.
COMENTARIOS
Muy buena columna mi estimado German, muchas de las políticas macroeconomícas piensan que el crecimiento es de afuera hacia adentro, con esto desbaratamos los antiguos paradigmas, y estoy muy de acuerdo que ha que resideñar las estrategias y las políticas que sean de adentro hacia fuera, mas inclusivas y redistributivas. Las regiones de nuestro país tienen un inmenso potencial sobre todo en la selva, y hasta ahora no se a mirado la gran industria de la madera, podemos seguir enumerando, otras actividades como la minería y energías renovables…… la cuestión es???…..tomar la decisión Política de ver al interior.
Estimado Carlos: muchas gracias por el comentario. Coincido contigo hay que partir viendo afuera pero actuando desde adentro a la luz de lo que ocurre y puede ocurrir afuera (análisis prospectivo). En el Perú estamos mus ensimismados mirándonos nuestro propio ombligo. Esta revisión de lo que hacemos (análisis de benchmarking) hay que hacerla en todo orden de cosas. Por ejemplo, en el caso del BCRP donde estamos atrás respecto del Banco Central de Chile. Saludos cordiales, G.A.
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