En nuestro blog pasado hablábamos de la importancia de la interoperabilidad en los puntos de pago (POS). Finalizando el año 2018, en Perú los comercios todavía se ven obligados a contratar con dos proveedores de servicio para poder aceptar todas las tarjetas, y asumir los costos que conllevan el uso y mantenimiento de dos terminales.
Eso genera un sinnúmero de ineficiencias, costos innecesarios, mala experiencia de pago para consumidores y comercios, incrementa los riesgos del sistema de pago y dificulta una de las metas estratégicas más importantes hoy en día para una economía, como es la menor dependencia del efectivo. La interoperabilidad de POS es un tema que en la gran mayoría de países ya ha resuelto hace años, y en Perú debe darse una solución a la brevedad.
Ahora bien, siempre hay una ventaja de ser el último en dar un paso, y es que se puede aprender de las lecciones que han dejado otros. Evidentemente, si Perú se ha demorado tanto en resolver el tema de interoperabilidad, por lo menos debe considerar las opciones que están en la mesa, para implementar la solución que más convenga.
Colombia es un buen ejemplo de referencia sobre uno de los modelos. Allí, los dos “adquirentes”, como se conoce a los operadores que vinculan a los comercios y proveen los POS, realizaron hace años un acuerdo para prestarse mutuamente el servicio de recibir y canalizar la data de una transacción de pago, y pasársela al otro. De esa manera, un adquirente A, que proveía solamente la aceptación de la marca de pagos X, se conectó con el otro adquirente B para enviarle las transacciones de la marca de pagos Y y Z. De esta manera se logró que un adquirente pudiera aceptar “todas las tarjetas”.
Esta fue una solución efectiva en su momento que cumplió con el propósito de una manera pronta y sin mayor impacto y discusiones en el mercado. Los colombianos empezaron a disfrutar de un modelo de pagos con una mejor experiencia, en la cual un sólo POS era capaz de aceptar pagos de todas las marcas de tarjeta. Eso fue bueno para los consumidores y para la economía y por eso podría pensarse que es una posible solución para el Perú.
No obstante, está visto que ese modelo es una opción sub-optima, por utilizar un adjetivo generoso. La solución de acuerdo inter-redes tiene impactos no obvios pero graves para los consumidores.
En primer lugar, costo. El modelo inter-redes lleva a que los mensajes de datos que hacen posible una transacción de pago tengan que pasar por muchos más jugadores de los necesarios. En lugar de buscar un camino corto en el cuál cada adquirente se comunique de la manera más fácil y directa con cada marca (X,Y,Z), se añaden nodos innecesarios al proceso, alargando el camino de cada transacción. Eso naturalmente genera costos adicionales, que no tienen una justificación económica. Naturalmente, cualquier costo que paguen los consumidores y que podría ser obviado, es un obstáculo para avanzar en inclusión financiera y mayor uso de medio electrónicos de pago.
En segundo lugar, riesgo. Una de las condiciones esenciales de un sistema de pagos es que esté siempre disponible, sin excusas. Es inaceptable en sistemas de pago moderno el cuento de que “la transacción no pasa” o “el sistema está caído”. Los consumidores y comercios dependen del sistema de pagos y su falla, así sea transitoria, genera un impacto enorme en la economía. El modelo inter-redes hace que todas las entidades participen en todas las transacciones, haciendo que todos los pagos tengan que pasar por todos los nodos. Esto naturalmente hace más vulnerable el sistema, ya que si sólo una participante falla, va fallar todo el sistema. Más participantes en la cadena, significan mayor riesgo de caídas. En otros modelos, un evento de caída que inevitablemente puede llegar a darse, pero tendrá un impacto mucho más limitado pues va a afectar sólo a una limitada parte de los comercios.
Tercero, competencia. El acuerdo inter-redes implica que se crea una gran red de aceptación con un poder enorme de mercado que en realidad no sería necesario. Esto genera sin quererlo, un profundo desincentivo para que lleguen nuevos jugadores a competir en el mercado de adquirencia. En la práctica y de manera inadvertida, se cierra el mercado, lo cual no es bueno para la innovación, especialmente en el mundo de pago, que precisamente vivirá en los próximos años una profunda transformación de la mano de la tecnología.
La otra opción que existe en el mundo es la que conoce como la adquirencia “multi-marca”, la cual consiste básicamente en que todos los adquirentes ofrezcan directamente todas las marcas. Algo parecido a lo que ocurre con los cable-operadores en este sentido: los consumidores esperamos que todos los cable-operadores ofrezcan una opción con el canal más popular de deportes y de noticias, sería raro que no fuera así. En el mismo sentido, tenemos que trabajar desde la industria para ofrecer a los comercios un servicio completo de aceptación de todas las marcas o de “una parada”: es decir, un mundo en el que un solo proveedor pueda ofrecer la aceptación de todas las marcas y esté conectado directamente con ellas. Este fue el camino que tomó Brasil y que le permitió pasar de contar con sólo 2 adquirentes, a tener 13 hoy en día. Esa mayor oferta es una muy buena noticia para los comercios.
Como ven, esta es una discusión un tanto técnica y por eso estamos seguros que no es material interesante para los instragrameros y youtubers más populares, pero es un tema con profundo impacto en el día a día. La llegada de nuevas tecnologías para que los consumidores puedan hacer sus pagos diarios con confianza, no tener que llevar efectivo para su seguridad y por si acaso “el sistema se cae”, lograr que los peajes se paguen “sin que nos demos cuenta” y sin causar congestiones enormes, pagar fácilmente el bus o metro con tu misma tarjeta de banco, reducir el riesgo de que me roben mi dinero mediante un ataque de hackers, son todos temas fundamentales para la gente y la economía, y dependen de que el país tome la decisión correcta.
Perú tiene una sola y gran ventaja por estar retrasado en este tema, y es el de dar un gran salto y ahorrarse el tiempo que se han tomado otros países en su desarrollo. En términos telefónicos, ya no tiene que pasar por la época de los celulares “sapito” sino que puede pasar de una al smartphone. ¿Por qué no hacerlo?
Ahora bien, lo que debe hacerse no es fácil, es necesario el trabajo conjunto entre autoridades y jugadores del mercado con una clara visión sobre el tipo de estructura que queremos tener. Adicionalmente, no es algo que pueda ajustarse de la noche a la mañana. Debe establecerse un horizonte de tiempo con una fecha clara, de tal manera que se dé un tiempo adecuado para el ajuste, pero también con el claro compromiso de que el mercado debe estar listo dentro del plazo establecido.
Perú tienen una oportunidad de oro para modernizar su sistema de pagos, porque puede ver lo que ha funcionado bien y mail en otros países. Acudiendo a la sabiduría popular, es imprescindible aplicar aquello de que es bueno aprender de los errores propios, pero mejor aún es aprender de los ajenos[1].
[1] El hombre inteligente aprende de sus propios errores, el sabio aprende de los errores de los demás. Arturo Adasme Vasquez
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