Se viene desarrollando la Conferencia Anual de Ejecutivos 2018 (CADE). Los temas suenan interesantes: integridad, sostenibilidad y competitividad. Quizás faltaría una palabra adicional: equidad. También fue positivo que el presidente del comité responsable de la conferencia señale que se necesita una visión de largo plazo. Sin embargo, a la hora que se precisan los contenidos insisten naturalmente en los problemas de infraestructura y en el repetitivo tema laboral con el desafortunado sesgo que imponen los gremios empresariales. Jugando en pared con el MEF y PRODUCE pretenderían, al parecer, flexibilizar los despidos recurriendo al falaz argumento de enfrentar la informalidad.
La lista de invitados internacionales incluye personalidades interesantes en los temas de corrupción, sostenibilidad y los desafíos de la transformación global. Llamó la atención de que el expresidente Uribe de Colombia hable sobre competitividad (contrario a los acuerdos de paz). En los temas de infraestructura y salud resaltó una exclusiva perspectiva para promover asociaciones público privadas. Es lamentable que en la propuesta del Perú al 2050 solo participen empresas consultoras del sector privado. ¿Dónde quedó el CEPLAN? El viernes se presenta la propuesta del MEF y del sector privado sobre competitividad. ¿Dónde quedó la estrategia de diversificación productiva y el PRODUCE? Ni los académicos, ni las organizaciones no gubernamentales que representan la sociedad civil están invitadas a plantear sus perspectivas sobre estos temas.
Es importante que se esclarezca a que definición de competitividad apunta la CADE. Una se refiere simplemente a una mayor cuota o participación en los mercados, entenderíamos en los internacionales. Sin embargo, esta nos plantearía que lo único relevante es el acceso a estos mercados. Se olvidan que eso sería complejo en una coyuntura de mayores barreras y conflictos comerciales, ajustes al alza de las tasas de interés internacionales, mercados financieros sobrevalorados y otros elementos negativos reseñados recientemente por Roubini y Rosa (2018). Otra definición al extremo es la noción de la competitividad espuria que se obtiene con base a reducir los costos, en particular los laborales y por ende de las condiciones de vida de los trabajadores. ¿Eso buscan?, ¿acaso con el mayor acceso a los mercados externos se mejoran siempre las condiciones de vida de los peruanos?
Tanto el Foro Económico Mundial como el IMD de Suiza plantean que es la capacidad de los países de generar prosperidad (también crecimiento) en su nación al usar todos los recursos y competencias de su economía. La competitividad sin desarrollo o prosperidad para todos es insuficiente. Las estrategias de arrastre o goteo no conducen a buen puerto.
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