Mientras que en el Perú seguimos en una intensa confrontación política y con rumbo difuso, el pasado 28 de octubre el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile emitió su primera política nacional sobre inteligencia artificial (IA) y el plan de acción que, según el anuncio, impulsará su adopción en beneficio de las personas y el desarrollo sostenible.
Efectivamente este tema, como hemos señalado en artículos anteriores, tendría en nuestras economías un balance neto probablemente más negativo que positivo. Chile en una visión optimista quiere impulsar todo lo positivo. Ellos han observado que la IA tendría un impacto relevante en el futuro del país, en su cultura y su economía y que, frente a ello, deben contar con una estrategia nacional para anticiparse a sus efectos. Ojalá que nosotros despertemos, comencemos a pensar y actuar.
Antecedentes
La intención de desarrollar esta política surgió tanto de una propuesta al presidente de Chile en 2019 como la derivada del segundo eje de la primera política nacional de ciencia, conocimiento, tecnología e innovación donde dispuso aprovechar el conocimiento, la tecnología y la innovación para anticiparse, priorizar, construir nuevas y diversas formas de valor, ancladas fundamentalmente en desafíos y singularidades del país.
La política propone el objetivo de aprovechar y fomentar las capacidades del país para posesionarse por sobre el promedio OCDE y como el país más avanzado en IA en América Latina y el Caribe (ALC) al 2031, inserto en la vanguardia global, especialmente en la formación y atracción de talento, uso de datos, desarrollo y adopción, y en su apropiación por la ciudadanía acorde a principios transversales de oportunidad y responsabilidad.
Proceso de elaboración
Su elaboración estuvo a cargo de un grupo interdisciplinario y diverso de 12 expertos de la academia, sector productivo y sociedad civil, y se impulsó un proceso de coordinación del sector público mediante un comité interministerial.
En conjunto, se habilitó un diálogo nacional convocando de forma amplia y abierta a más de 1,300 personas que participaron en talleres, a 400 personas que participaron en encuentros en cada una de las regiones del país, y a más de 5,300 personas que asistieron a 15 encuentros en los que se abordó la IA desde múltiples perspectivas y disciplinas.
Todo lo anterior se sintetizó en un borrador del presente documento que fue sometido a un proceso de consulta pública, en la cual participaron más de 200 personas naturales y jurídicas. Los insumos recibidos durante aquel proceso fueron sistematizados, analizados y consolidados junto con las discusiones ministeriales y con expertos, teniendo como resultado el documento oficial que ahora se expone.
Contenido general
La política de inteligencia artificial se fundamenta en cuatro principios transversales: IA con centro en el bienestar de las personas, respeto a los derechos humanos y la seguridad; IA para el desarrollo sostenible; IA inclusiva; e IA globalizada.
También es estructurada en tres ejes: el primer eje, factores habilitantes, se refiere a los elementos estructurales que posibilitan la existencia y el despliegue de la IA, como lo son el desarrollo de talentos, infraestructura tecnológica, y datos; el segundo eje, desarrollo y adopción, comprende el espacio donde se crea y despliega la IA, es decir, quienes generan, proveen y demandan sus diferentes aplicaciones y técnicas, que incluyen a la Academia, el Estado, el sector productivo y la sociedad civil.
El último eje, ética, aspectos normativos, e impactos socioeconómicos aborda las nuevas discusiones que han surgido a propósito de la interacción humano-máquina y el sistema socio técnico que configura. El plan de acción detallado se presenta en forma separada a la Política.
Definición IA
Se entienda la IA como el conjunto de técnicas informáticas que permiten a una máquina (por ejemplo, un ordenador, un teléfono) realizar tareas que, por lo común, requieren inteligencia tales como el razonamiento o el aprendizaje.
Para la OCDE se trata de un sistema computacional que puede, para un determinado conjunto de objetivos definidos por humanos, hacer predicciones y recomendaciones o tomar decisiones que influyen en entornos reales o virtuales. Los sistemas de IA están diseñados para operar con distintos niveles de autonomía.
Impactos futuros
La IA está teniendo un gran impacto en la economía global y es probable que sea cada vez mayor. Sin embargo, el potencial impacto de la IA, cuando se analiza en los países emergentes, se reduce dramáticamente. En esta línea, la región presenta importantes desafíos y exhibe menor desarrollo que los países líderes.
Por otra parte, diversas aplicaciones de IA están también transformando los servicios que prestan los gobiernos, facilitando evaluaciones para programas sociales y creando nuevos canales de atención ciudadana, complementando acciones de prevención del delito con algoritmos que detectan fraudes, contribuyendo a mitigar riesgos en las ciudades, o ayudando a la salud pública con sistemas que mejoran la precisión de los diagnósticos o ayudando a prevenir la propagación de enfermedades, entre muchos otros.
Los países de ALC también han tenido una baja participación en la discusión y elaboración del uso responsable, la gobernanza y los principios éticos que deben guiar la IA. Es urgente que los países emergentes se hagan presentes en las instancias internacionales de deliberación a la vez que se avanza en principios y gobernanzas locales.
Objetivo principal
Insertar a Chile en la vanguardia y colaboración global relacionada con IA, con un ecosistema de investigación, desarrollo e innovación en IA que cree nuevas capacidades en los sectores productivos, académicos y estatales, y que orientadas acorde a principios transversales de oportunidad y responsabilidad, contribuyan al desarrollo sustentable y mejoren su calidad de vida.
La IA debe contribuir al bienestar integral de las personas. La IA tiene un gran potencial para que los países emergentes, como Chile, puedan diversificar su matriz económica y hacer más productivas sus industrias, así como fomentar su ecosistema de investigación, tecnología, innovación y las aplicaciones comerciales derivadas de éste.
La IA no debe discriminar en base a categorías protegidas ni ser utilizada en perjuicio de ningún grupo. En particular, es de especial importancia que la IA se desarrolle con perspectiva de género y diversidad, inclusiva a grupos históricamente relegados como los pueblos originarios, las personas con capacidades especiales, o los sectores más vulnerables de nuestra economía, para convertirse en un instrumento útil para las personas, velando por disminuir y cerrar brechas.
En Chile se prevé que el crecimiento económico futuro del país depende de la IA al punto que la tasa de crecimiento de Chile podría incrementarse por esta tecnología en 1 punto porcentual por cada 3 puntos de crecimiento al 2035.
Factores habilitantes
Son los elementos que posibilitan la existencia y el despliegue de la IA. Es decir, aquellos componentes sin los cuales el uso y desarrollo de esta tecnología se hace imposible. Se incluyen en este eje el desarrollo de talentos, infraestructura tecnológica, y datos.
Tanto el uso como el desarrollo de IA, tiene como primer requisito la presencia de personas con adecuada formación, experiencia y comprensión en materia de datos, estadística, matemáticas, ingenierías, procesamiento de señales, programación, entre otras, para lo cual debemos orientar esfuerzos para proveer, fomentar y facilitar la formación de talentos en estas materias.
La infraestructura tecnológica es una necesidad para mejorar la productividad y el desarrollo del país, integrándose en forma respetuosa, segura y de calidad en la realidad de cada territorio. El desarrollo y uso de la IA tiene como requisito una adecuada conectividad, plataformas accesibles de manera ubicua (como la nube), centros de almacenamiento de datos, entre otros.
Para que exista un despliegue efectivo de IA en Chile es necesario un ecosistema donde existan repositorios abiertos y de alta calidad, pero que también sean seguros y resguarden los derechos de las personas, por esto es relevante promover modelos que fortalezcan la confianza y las condiciones para propiciar que múltiples organizaciones y/o empresas compartan datos en favor del bien común.
Desarrollo y adopción
Comprende el espacio donde se desarrolla y despliega la IA. Este espacio contiene a los actores que crean, proveen y demandan sus diferentes aplicaciones y técnicas, como la academia, el Estado, el sector privado y la sociedad civil.
En este eje se incluye el apoyo a la investigación básica y aplicada, transferencia tecnológica, innovación, emprendimiento, mejoramiento de servicios públicos, desarrollo económico basado en tecnología, entre otros.
Ética, normas y efectos
Si bien la IA ofrece oportunidades y beneficios a la sociedad, existen usos de esta tecnología que presentan riesgos asociados a derechos fundamentales como la dignidad, la privacidad, la libertad de expresión y la no discriminación arbitraria.
Es imprescindible que el desarrollo de la IA considere reflexiones respecto de los problemas culturales y éticos que puede generar, y acciones de mitigación de riesgos para implementar la IA de manera responsable. Debido a su rápida evolución, y su incorporación creciente en la vida cotidiana, estos análisis van más allá de la legalidad, y motivan un debate social: qué usos son beneficiosos y cuáles no para los individuos, comunidades y/o la sociedad en general; la interacción humano-máquina plantea oportunidades de colaboración, pero al mismo tiempo nuevas preguntas e impactos.
Algunos de los temas que se relevan en este ámbito son la presencia o amplificación de sesgos no deseados en algoritmos y las bases de datos que alimentan los sistemas de IA; el desarrollo de sistemas de vigilancia basados en reconocimiento biométrico, los cuales al ser mal usados podrían poner en jaque nuestra personalidad en el mundo digital; el adecuado balance entre privacidad con eficiencia y eficacia de modo de no comprometer el derecho a la privacidad en desmedro de ciertos grupos de la sociedad.
La necesidad de consensos en aplicaciones como vehículos autónomos, desde los dilemas morales en accidentes fatales hasta los ciberataques a estas tecnologías; el impacto de la automatización en el área laboral, en las cuales existirán riesgos asociados a pérdida de puestos de empleo en tareas que pueden ser realizadas por una máquina, pero -en la visión optimista de la política chilena- se generarán a la vez muchos más nuevos roles, entre muchos otros temas.
Plan de Acción
La focalización presentada para promover el uso y desarrollo de la IA reúne 70 acciones prioritarias y 185 iniciativas con impacto en ámbitos sociales, económicos y en la formación de talentos, contemplando así una inversión pública de 26 mil millones de pesos chilenos (US$ 32 millones).
En el área de trabajo, por ejemplo, se buscará adaptar y potenciar instrumentos de certificación o calificación para habilidades relacionadas a IA; el fomento de emprendimientos de base científico-tecnológica, y la promoción de cursos de capacitación en esta tecnología gracias al trabajo conjunto con el Ministerio del Trabajo, el Ministerio de Economía y la Corfo.
Por otro lado, el Plan de Acción contempla la focalización de Becas Chile de Doctorado en el extranjero para programas vinculados a IA; iniciativas de colaboración en I+D entre universidades y el sector productivo, y la generación de incentivos y acuerdos público-privados para la inserción de profesionales con grado de doctor/a en empresas de tecnología.
Asimismo, se fomentará la transformación de Chile en un Hub global del hemisferio sur en cuanto a infraestructura tecnológica, contribuyendo a la aceleración del despliegue del Sistema de Conectividad Nacional 5G y al aumento de la capacidad de almacenamiento y procesamiento en Chile.
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