La humanidad ha estado siempre en un constante proceso de evolución tecnológica. Grandes hitos como la invención de la tinta o el motor a vapor marcaron un antes y un después para nuestra historia. Hoy, sin embargo, nos encontramos en una nueva era: la de los saltos exponenciales.
Las nuevas tecnologías emergen agresivamente y arrasan a su paso con fuerzas económicas que por muchos años reinaron en sus mercados. La velocidad con la que se transforma el mundo dificulta cada vez más la habilidad de las industrias de proyectar su evolución en el tiempo.
Esto supone un gran reto para las empresas, las mismas que han visto caer su expectativa de vida de 67 a 15 años en el último siglo. La Universidad de Yale pronostica que para el año 2022, más del 50% de las compañías que compondrán el S&P500 aún no ha visto la luz. Disrupciones tecnológicas fortalecen al ecosistema emprendedor y a su paso destruyen estructuras que por mucho tiempo parecieron muy sólidas. Kodak y Blockbuster jamás pensaron que un shock podría dejarlos tan pronto fuera de carrera.
¿Cómo reaccionar ante la era de los saltos exponenciales? Si el futuro de pronto se ha vuelto más impredecible, ¿Cómo podremos planificar y diseñar estrategias ganadoras? “Concéntrate en aquello que sepas que no va a cambiar” es el consejo que nos da Jeff Bezos, CEO de Amazon. Puesto diferente: enfoquémonos en nuestros clientes. Conozcamos sus preferencias y sus intereses. Rediseñemos nuestras estructuras y reinventemos nuestra cultura para ponerlos al centro de nuestra operación.
La innovación no es un hobby. La innovación no se trata de side projects que ilustren a nuestro directorio que podemos hacer algunas cosas diferentes. La innovación de verdad emerge de la capacidad de construir nosotros mismos las disrupciones que nos destruyan antes de que alguien más lo haga por nosotros. La innovación nace de la valentía de enamorarte de un propósito y se materializa cuando reinventas lo que haces para lograrlo.
Hoy más que nunca es momento de transformarnos o morir.
COMENTARIOS
La constitución de empresas formales tienen un proyecto de sostenibilidad, naturalmente no pueden ir a la par de las TIC, mas todavía en plena globalización la inversión y la innovación no puede mantenerse aislada, el desarrollo corporativo debe ser la respuesta para seguir creciendo, como también debe considerarse a las empresas startup como una opción que agilice e innove sus mercados ahora desde luego cuando se logra innovaciones creativas de bienes o servicios podrá sorprender a sus usuarios pero la magnitud y la sostenibilidad del mismo debe estar engarzado dentro de una visión globalizada inevitablemente.
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