Cuando diseñamos workshops de metodologías ágiles y mindset innovador para líderes de organizaciones, muchas veces nos pasa que tenemos que convencerlos a ellos, quienes nos contratan, de participar. “El equipo que lo va a ejecutar lo necesita más que yo” o “no quiero intimidar al resto con mi presencia” son excusas que nos hemos acostumbrado a ‘torear’ para lograr el objetivo de establecer una cultura realmente abierta e innovadora.
Y sí, a todos nos da nervios exponernos por primera vez para descubrir cómo performamos en términos de creatividad porque pensamos que es una plaza reservada para quienes fueron a algún ‘pipirisnais’ School of Art and Design.
Líderes de hoy conectan con su creatividad para mirar al futuro.
Crédito: Archivo personal
Retrocediendo un poco en el tiempo, vemos que la mayoría de personas que hoy lideran empresas y el estado fueron al colegio alrededor de la década de los 80s. Y aparte de las colecciones de discos de vinilo o las fotos vergonzosas con peinados inflados, les quedan las secuelas de un sistema educativo diseñado para una economía industrial. Un sistema que se enfocaba en formar futuros trabajadores que puedan producir en serie: disciplinados, respetuosos de la autoridad, que sepan seguir instrucciones y desarrollados en las materias “importantes” como matemáticas o ciencias.
Puede que no recordemos con exactitud en qué momento decidimos que no éramos creativos, pero es muy probable que haya sido en una clase de arte o situación similar donde nos salimos de la línea, es decir, nos salió diferente el trabajo porque no seguimos ‘bien’ las instrucciones y la profe nos dijo que lo estábamos haciendo mal.
¿Lo estábamos haciendo mal?
De la mano con la evolución de una economía industrial a una economía de conexión, la definición de arte ha cambiado muchísimo. Artista ya no es el maestro que logra dominar la técnica de pintura o escultura perfectamente, artista es quien hace algo por primera vez, produce algo original y se hace vulnerable en el proceso. Artistas son los profesores que encuentran maneras novedosas de enganchar a sus alumnos, líderes que proponen nuevas formas de trabajo colaborativo, electricistas que usan materiales inesperados para aislar mejor sus empalmes, madres que se las ingenian para hackear un proceso en la cocina para que funcione mejor, y sí, artistas también pueden ser los pintores, pero solo los que realmente nos traigan una propuesta que los haga vulnerables por lo original de esta.
Seth Godin, marketero y autor, da nombre al concepto de economía de conexión.
Crédito: The Great Discontent
La confianza creativa se puede desaprender y, lamentablemente, el sistema educativo tradicional se ha encargado de hacer esto realidad para muchos. Pero ya que sabemos qué nos pasó, tenemos el 50% del terreno ganado. Resucitar nuestro niño creativo interior nos permitirá hacer arte, y solo los verdaderos artistas son verdaderos líderes. Busquemos ser líderes diseñadores del futuro, originales y vulnerables, no expertos en técnica que lo mejor que pueden hacer es replicar buenas prácticas y pintar trillados bodegones.
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