La frase que da título a este artículo es una de las más repetidas cuando sale a la luz alguna irregularidad, generalmente en el ámbito gubernamental. Ejemplos de ello sobran. El caso del exasesor presidencial, el caso del incendio del almacén del Minsa, etcétera. Pareciera, que hoy por hoy, todo se investiga.
Si bien dentro de la estructura del Estado existen órganos autorizados para realizar investigaciones como la Fiscalía, la Policía Nacional o la Contraloría; cualquier entidad está facultada para investigar en su interior aquellas conductas irregulares a nivel muy preliminar para, por ejemplo, sancionar administrativamente a un mal colaborador, despedirle o verificar si existen pruebas para denunciarle por un delito o demandarle. Cualquier entidad está facultada para eso, incluso la empresa (pública o privada).
Lo más recomendable –para iniciar– es que la investigación sea independiente. Es decir, que no sea realizada dentro de la misma entidad. Con esa regla se evitan las afinidades que podrían distorsionar la objetividad del resultado. Es mejor que las investigaciones sean realizadas por otra entidad consultora técnica, independiente y ajena del ámbito interno.
Una segunda recomendación es el cuidado al desarrollar la investigación. Cuidado en dos vías: 1) cuidar la prueba para que esta no sea maltratada y sirva para una acción legal posterior; y 2) cuidado de evitar “boomerangs” legales que pongan a la entidad contratante en peligro, pues muchas veces la torta se puede voltear y el acusado pasar a ser acusador.
Un tercer tema obedece a una cuestión formal, pero con posibles repercusiones en el resultado. Habrá preguntas como ¿quién manejará la información que se vaya obteniendo?, ¿cuáles serán canales de comunicación entre el investigador y la entidad contratante? o ¿cuál será el plazo de la investigación? Será vital que todas ellas sean respondidas previamente.
Finalmente, la estrategia. No es correcto “ir de pesca”, careciendo de un norte. Es muy importante tener una hipótesis previa que debe ser comprobada (por ejemplo, sospechamos que “X” está llevándose clientes a una empresa de la competencia). Esto definirá el orden de las actuaciones en la investigación (en el ejemplo, “X” debería ser el último en ser interrogado).
Las investigaciones son valiosas herramientas del compliance. Nos permiten conocer panoramas previos y tomar decisiones con algo de suficiencia. Sin embargo, algunos puntos como los que detallados anteriormente definirán una verdadera investigación de otra frase tipo cliché.
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