No podemos decir que el año termina mejor, porque aún siendo cierto, sería insensible frente a miles de peruanos que aún la pasan mal: hemos sufrido muertes, heridos, pérdidas económicas, angustia, violencia, y toda la responsabilidad de esto cae sobre grupos minoritarios movidos públicamente por líderes políticos muy irresponsables.
Pero aún así, hace dos semanas estábamos peor. El 6 de diciembre seguía siendo presidente un personaje que no logró gobernar ni un solo día con la mirada en lo esencial ni pensando en ese pueblo que decía representar.
Ese mismo personaje acumulaba no solo 7 carpetas fiscales, sino decenas de escándalos y otros tantos eventos vergonzosos a su alrededor. Además, lo cual era peor, había metido al aparato estatal con nuestro dinero, a una cantidad exagerada de individuos sospechosos, incapaces y tenebrosos.
Hoy tenemos a la primera presidenta del Perú, Dina Boluarte, esto es historia y nadie lo está valorando. Las izquierdas que tanto se preocupan por la dignidad de la mujer, nulo soporte le han brindado. Y más allá de las críticas que se le puedan hacer a sus primeras acciones, Boluarte no solo ha sabido poner orden gradualmente, sino también dar mensajes consistentes y responsables.
La población ha demostrado sensatez y el 80% de ella piensa que es correcto que las fuerzas del orden protejan la propiedad pública y privada. Además, el 62% quiere que el adelanto de elecciones incluya previamente reformas políticas para tener un mejor orden institucional. Ojalá todo esto funcione.
El dólar cae y aunque sea un dato “frío” no es nada irrelevante. Si el dólar baja, bajan los precios y los más pequeños gastan menos. Ni bien asumió la presidencia Boluarte, varias empresas recuperaron el optimismo y decidieron empujar operaciones que tenían paradas. Así con las cosas. Teníamos al peor presidente de la historia del Perú, hoy tenemos a una mujer presidenta y se llama Dina Boluarte.
¿El orden y la estabilidad pueden cantar victoria? En el Perú, nunca se sabe. Pero hay una base, hay un consenso, un sentimiento popular: necesitamos volver al centro y dejar los extremos. Por eso, ni Bermejos, Bellidos, Chávez o Noblecillas, fueron capaces de movilizar “masas”. Porque el pueblo está entendiendo la importancia de los límites y el equilibrio. Y por eso también aquellos grupos minoritarios tuvieron que ser mas violentos, y cuánto nos ha costado. Queda una semana para cerrar el año pero esperemos que la paz y la estabilidad se mantengan en espacios públicos y hogares.
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