Bruno André Herrera C., alumno de Economía de la Universidad del Pacífico.
La segunda ola del Covid-19 que hoy afronta el mundo nos recuerda una vez más que, sin importar las diferencias a nivel individual, todos somos vulnerables a la enfermedad. Sin embargo, ¿será verdad que la pandemia afecta a todas las personas por igual? Las circunstancias económicas de la mujer demuestran lo contrario. A nivel mundial, son ellas quienes se han llevado la peor parte de la crisis y es muy probable que sean quienes más obstáculos encuentren para recuperarse después. ¿Qué factores explican esta diferenciación y cuál es su impacto sobre la vida de la mujer?
Desempleo, cuestión de género
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en su más reciente informe sobre la situación del mercado laboral en Lima Metropolitana, la tasa de desempleo aumentó en 147% con respecto al mismo trimestre móvil durante el 2019. En el mismo reporte se determina que la tasa de desempleo femenino superó en 1.2 puntos porcentuales a su contraparte masculina. Si bien esta diferencia es relativamente estrecha, debe contrastarse con los cambios en la Población Económicamente Activa (PEA), los cuales indican una caída común, pero más pronunciada en las mujeres y con una distancia de 10.7 puntos porcentuales con respecto a los hombres[1]. Esta brecha da cuenta de que muchas mujeres no solo perdieron su empleo, sino que decidieron abandonar la búsqueda de trabajo, ya sea a la espera de la mejora de las condiciones del mercado (desempleo oculto) o porque tuvieron que asumir nuevas responsabilidades en el hogar[2].
Entre las que lograron permanecer ocupadas, muchas transitaron al subempleo al reducirse sus horas de trabajo o verse obligadas a trabajar en condiciones más precarias. En esta cuestión, el descenso también manifestó una diferenciación de género. ¿Qué explica que las mujeres hayan sido más afectadas que los varones en el sector formal? Una investigación[3] llevada a cabo por Tali Kristal y Meir Yaish, y publicada en la revista Research in Social Stratification and Mobility, abordó la aparición de brechas similares en el mercado laboral israelí después de decretarse estrictas medidas de confinamiento social. Según el estudio, las mujeres encabezaron las listas de despidos y recortes salariales de los empleadores según criterios que poco tenían que ver con la meritocracia. Asimismo, la concentración femenina en sectores caracterizados por una laxa legislación laboral, incrementó la vulnerabilidad de sus puestos e ingresos, los cuales ya tenían que soportar la cuasi omnipresencia del sexismo laboral.
Otro de los factores que influyeron decisivamente en el desplome del empleo femenino fue, precisamente, el conjunto de restricciones que muchos países, incluido el nuestro, adoptaron para frenar el avance del virus. El confinamiento obligatorio y el cese de las actividades no esenciales supusieron una abrupta interrupción para sectores de la economía tradicionalmente feminizados (ventas, servicios, entre otros). En muchos casos, la suspensión laboral fue definitiva, puesto que se trataba de ocupaciones que no contemplaban un traslado inmediato al teletrabajo o este sencillamente no era una opción. En ese sentido, el empleo informal, en el que se encuentra el 75% de las mujeres ocupadas[4], fue drásticamente perjudicado. En contraste, los trabajos de tipo gerencial, en los cuales la presencia masculina continúa siendo hegemónica, no tuvieron mayores complicaciones para adaptarse a esta nueva modalidad[5].
Aún con la progresiva reactivación de la economía, el orden de retorno de las actividades económicas ha beneficiado primero a aquellas labores típicamente desempeñadas por varones (construcción y minería, por ejemplo). Mientras tanto, se han realizado diversas persecuciones mediáticas al comercio ambulatorio, en el cual la participación femenina oscila cerca del 70%, según la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO)[6]. La mayoría de estas campañas no contemplaron que dicha actividad era, muchas veces, la única fuente de ingresos de esas mujeres (y sus familias), ni plantearon soluciones realistas a su situación.
Más trabajo, menos remuneración
Si bien los datos laborales denotan una disminución de las horas de trabajo remuneradas, esta no implica una disminución global del tiempo dedicado al trabajo. Muchas mujeres se han visto obligadas a asumir la responsabilidad de las tareas domésticas, el cuidado de los hijos y la atención de personas dependientes. Así pues, en una sociedad conservadora como la peruana, la distribución de los roles resulta aún más abrumadora para la mujer, de modo que el complejo problema del doble turno femenino se ha generalizado aún más, al punto que, ahora, muchas se dedican exclusivamente a las tareas del hogar. Además, la atención requerida por los hijos, en especial durante su infancia temprana, supone un compromiso parental que, actualmente, ni las escuelas ni los servicios de cuidado infantil pueden asistir. De esta manera, un gran número de madres peruanas tienen que arreglárselas solas, siendo su esfuerzo (muchas veces) no reconocido ni por otros miembros del hogar ni por la sociedad en su conjunto. ¿El fin de la pandemia será también el fin de este problema?
Karen Sibert, profesora asociada de la Universidad de California en Los Ángeles, estima que al menos 40% de los centros de cuidado infantil estadounidenses cerrarán sus puertas definitivamente a causa de la falta de ingresos[7]. De materializarse un escenario similar en el Perú, muchas mujeres podrían tener serias dificultades para encontrar este tipo de servicios y, por ende, desenvolverse satisfactoriamente en su vida laboral, incluso después de superada la emergencia sanitaria.
Ni pesimismo, ni resignación
Kristal y Yaish concluyen que la crisis general provocada por la pandemia, además de la creciente brecha laboral que se abre entre hombres y mujeres, genera un enorme pesimismo entre las jóvenes, quienes fueron las más golpeadas. Pese a esto, reconocen que las mujeres en grupos etarios superiores quienes han vivido al menos una crisis económica previamente, comprenden el carácter inminente de las brechas en un contexto semejante[8]. No obstante, esta perspectiva es problemática por cuanto interioriza la creencia de que este proceso sigue un curso determinado y determinante. Por esta razón, resulta imperativo para el sector público y privado, el diseño de estrategias enfocadas a reducir tanto la brecha preexistente a la pandemia como la extensión originada por su causa. La necesidad de esta iniciativa no solo radica en el alivio del problema inmediato que supone el desempleo y el subempleo, sino la superación del paradigma heteropatriarcal que aún rige en nuestra sociedad y vulnera la integridad (económica y, por supuesto, física) de las mujeres. Solo cuando se hayan cerrado dichas brechas o al menos exista una pauta específica para hacerlo, podremos hablar de una pandemia que afecta a todas las personas sin distinción…A menos que no se hayan atendido todas las demás desigualdades.
Bibliografía:
Caminos, J. (2020). Algunos interrogantes surgidos a raíz del teletrabajo producto de la pandemia COVID-19. Derecho Laboral y Derecho Procesal Laboral, 2, 59–70. Recuperado de: https://revistas.ubp.edu.ar/index.php/derecho-laboral/article/download/207/180
Cerda, R., Domínguez, C., Lafortune, J., Muñoz, N., & Reyes, J. (2020). Empleo femenino y Covid-19 : diagnóstico y propuestas. Temas de La Agenda Públicas, (130).
Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI] (2020). Situación del Mercado Laboral en Lima Metropolitana (10). Recuperado de: https://www.inei.gob.pe/biblioteca-virtual/boletines/informe-de-empleo/1/
INEI (2019). Encuesta Nacional de Hogares sobre condiciones de vida y pobreza 2018. Recuperado de: https://webinei.inei.gob.pe/anda_inei/index.php/ddibrowser/672/export/?format=pdf&generate=yes
Kristal, T., & Yaish, M. (2020). Does the coronavirus pandemic level the gender inequality curve? (It doesn’t). Research in Social Stratification and Mobility, 68(May), 100520. https://doi.org/10.1016/j.rssm.2020.100520
Sibert, K. (2020). Will Women’s Careers Survive COVID-19? ASA Monitor, 84(9), 20–21. https://doi.org/10.1097/01.asm.0000716964.40386.73
[1] (Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI], 2020).
[2] Cerda y otros también advierten la importancia de un análisis intuitivo de los datos, aunque se enfocan en aquellas trabajadoras que se acogieron al régimen de suspensión perfecta y se hallan virtualmente desempleadas pese a permanecer en planilla. (Cerda et al., 2020).
[3] (Kristal y Yaish, 2020).
[4] (INEI, 2019).
[5] Caminos realiza un desarrollo algo más extenso de las jerarquías del teletrabajo para el contexto de Argentina (Caminos, 2020).
[6] (Ibíd., 2019).
[7] (Sibert, 2020)
[8] (Kristal y Yaish, 2020)
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