Bodega Caro
Catena y Domaines Barons de Rothschild (Lafite)
“La unión de dos culturas, dos familias y dos cepas”
Barón Eric de Rothschild
El Grand Vin de Château Lafite Rothschild no necesita presentación. Ya en 1815, Abraham Lawton lo había elevado a la cima de su clasificación: “Lo he calificado como aquel de mayor elegancia, delicadeza y fina esencia de los tres [premiers crus]” una calificación posteriormente confirmada en 1855. Para caracterizarlo más allá de las cosechas, presentamos las palabras de un aficionado inspirado: “…suceda lo que suceda, ¡todos los vinos de Château Lafite huelen a almendras y violetas!”
Los orígenes y la familia Ségur
Si bien la primera referencia conocida de Lafite se remonta al año 1234 con un tal Gombaud de Lafite, abad del Monasterio de Vertheuil situado al norte de Pauillac, la existencia de Lafite como Propiedad Medieval se encuentra documentada desde el siglo XIV. El nombre Lafite proviene de “la hite”, voz que en idioma gascón quiere decir “la colina”. Probablemente por aquel entonces ya existían viñedos en la propiedad, pero fue gracias a los Ségur, en el siglo XVII, que el viñedo se estructuró, afianzando la reputación de Lafite como gran propiedad vitícola. Jacques de Ségur inició la plantación del viñedo Lafite alrededor de 1670 y a principios de la década siguiente. En 1695, el hijo heredero de Jacques de Ségur tomó por esposa a la heredera del Château Latour, quien dio a luz a Nicolas-Alexandre de Ségur. Así se unieron las dos propiedades señoriales de Lafite y Latour, dando inicio a una historia vitivinícola común.
Yo cuando comencé en la somellería era muy niño, tenía 18 años y no sabía la diferencia entre un tinto y un blanco. Mientras pasaba el tiempo probando, recibiendo cursos, aprendiendo de todo lo que me rodeaba, me di cuenta que el oficio en el cual estaba ingresando era un trabajo muy antiguo. Que ya mucho había sucedido en este rubro y que pocos lo sabían. Así que decidí continuar, con fe, sin miedos, más que todo adrenalina, pura y de mucha sabiduría.
Así que cada vino que probaba era un inicio, una historia, una familia, un legado que había que comprender para luego traspasar este información de generación en generación como lo estaban haciendo conmigo. Es ahí donde conocí al vino Chateau Lafite Rotschild, monumental, magnífico, uno de los 5 o 6 vinos más importantes del mundo. Una bodega universal y que marcó muchos hitos en la producción vitivinícola. Todos la quieren copiar, una marca registrada de excelencia en vinos franceses de Bordeaux. Vino de enciclopedia.
Cuando lo probé, primero fue una cosecha normal, medianamente exitosa y por supuesto me sentí alucinado, estaba inmediatamente en una colina, me trasladó a un lugar hermoso, lleno de una naturaleza indómita y especial. Una sensación de libertad, los aromas eran de tierra fértil, a vida, a campo abierto. Y sí que era carísimo. Pero es como cuando subes a un Porsche, un Aston Martin, es un nivel de clase sobrehumana, todo te llena el espíritu.
Amancaya
Así nace este super vino, lo encontré por el nombre interesante y cuando me enteré que la casa francesa se habían unido con la Bodega Catena ( que me encanta ) para hacer este vino, no lo dudé compré varias botellas. A lo seguro.
Un vino único a partir de la unión de dos culturas, francesa y argentina, dos cepas, Malbec y Cabernet Sauvignon, y de la mano experta de ambas casas. Qué más se puede pedir?
La cosecha de AMANCAYA se realiza en forma manual y los racimos se escogen en la mesa de selección antes del despalillado. La vinificación se lleva a cabo de manera tradicional, con remontajes moderados seguidos de un periodo de maceración de duración variable según la cepa y el año. Cada cosecha envejece en toneles de roble durante 12 meses para Amancaya. El Malbec es una cepa muy frutal, exuberante y potente que se beneficia de la estructura y la elegancia aportadas por el Cabernet. El ensamblaje de dos cepas es complementario y se torna más complejo con la riqueza de los terroirs ubicados en altura, produciendo vinos de gran complejidad y longevidad. Solo se realizan 30000 cajas por año, es un best Buy, buscado por muchos y esperado por otros.
Color rojo rubí profundo. En nariz se aprecian aromas de frutos rojos, café y pimienta negra. En el paladar destacan aromas de ciruela, una acidez equilibrada y un final persistente.
Un ensamblaje de Malbec y Cabernet Sauvignon elegante y de excelente complejidad que combina con armonía aromas de frutas y especias.
La familia Catena, con ya 3 generaciones dedicadas a la vinicultura, recurrió a sus conocimientos de los terroirs en altura de Mendoza y también a su pasión por la cepa Malbec para encontrar los mejores viñedos. Por su parte, DBR (Lafite) aportó su manejo más que centenario del Cabernet Sauvignon, además del arte de producir grandes vinos mediante el ensamblaje de diversas cepas.
El “Espíritu Lafite” se nutre de la riqueza de un pasado y de una tradición que nacen de las raíces de la tierra bordelesa, de la transmisión de conocimientos ancestrales de hombres y mujeres y de la excelencia y la sofisticación de los vinos que ese legado ayuda a producir. Asimismo, refleja el espíritu pionero que ha llevado al Grupo a abrirse al mundo y echar raíces en nuevos terroirs fuera de Francia para producir vinos de calidad.
“He descubierto en el vino del Château Lafite un licor generoso y delicioso solo comparable a la ambrosía de los Dioses del Olimpo”
Mariscal de Richelieu (1755)
Gracias don Victor de la Vega, luego de 20 años sigue trayendo vinos de competencia, mil gracias. vdelavega@dolfisac.com
Bebamos!
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